Lalachus aún no se lo cree: “Hace 4 años estaba de recepcionista haciendo fotocopias, y ahora estoy en el Grand Prix”

“Recuerdo mi época de recepcionista, todavía estoy pensando que hace cuatro años estaba haciendo fotocopias y ahora estoy en el Grand Prix”. Lalachus vive en una nube desde que Ramón García hincó rodilla en La Revuelta, el programa que le ha lanzado al estrellato televisivo y permitido presentar las Campanadas de RTVE, y le “pidió” que presentase junto a él el Grand Prix, el formato que marcó su infancia y su vida.

La cómica sólo tiene palabras elogiosas (“es una persona súper generosa y te quita mucha presión”) para 'Ramontxu', que reconoció que fue decisión suya, tras ver el amor de Lalachus por el formato, ficharla. Y cumplido ese sueño explica cuál es su papel, que ya empezó a verse en el estreno del lunes pasado con buena recepción de la audiencia: “Intento descubrir lo que quiere ver el espectador. Yo me cuelo por todos lados, e intentaré ponerme disfraces. Me han dado libertad”. Eso sí, no se animará tanto con las pruebas: “Dan un miedo que flipas”, bromea en una entrevista con verTele, y más medios, en el marco de la presentación.

Lalachus se toma su fama con el mismo buen humor: “Hace poco estaba con una amiga paseando por El Retiro y no entendía por qué me miraba la gente”, ejemplifica, haciendo ver lo “extraño” que le resulta, y agradeciendo al Grand Prix que pueda valorarlo como merece: “No hay programa que me ponga más en perspectiva de lo que me está pasando que el Grand Prix”, razona.

La parte negativa la ha vivido incluso a nivel judicial con las denuncias de asociaciones ultras por mostrar la ya famosa estampita con la Vaquilla, un episodio que ahora reconoce que “fue jodido”. Pero también con los insultos, que ella ha logrado desdramatizar: “No es que me insulten por ser gorda, es que me insultan a mí y a todo el que tenga un poco de foco”, apunta, aunque reconoce que le preocupa por sus padres. “Hay gente que dice que me han puesto ahí por la cuota de la gorda. Me parece absolutamente ridículo, siento que vamos para atrás”, lamenta, prefiriendo celebrar su gran momento como una más: “No abandero nada, solo estoy gorda y hago cosas, como el resto de la gente”.

¿Cómo tomarse que haya sido directamente Ramón García el que diga que quiere que tú presentes el Grand Prix?

Es una fantasía. Y lo que dijo en la rueda de prensa me tendría que haber avisado, que sino no me pinto la raya del ojo [ríe]. Es increíble. No hay programa que me ponga más en perspectiva de lo que me está pasando que el Grand Prix, que es como la televisión que recuerdo de cuando era pequeña. Que siga estando aquí y que llamen es un sueño.

¿Has podido probar algunas pruebas?

He pedido meterme en todos los muñecos posibles. Las pruebas dan un miedo que flipas [ríe].

¿Cuál era tu prueba favorita cuando eras pequeña?

Me hacía mucha gracia cuando se tenían que poner los de los pueblos a pegar patadas para arriba y estaban enjabonados [Los Aguadores], y el de las Manos Musicales me encantaba. Pero yo soy muy torpe, me caigo estando quieta.

No me insultan por ser gorda, me insultan a mí y a todo el que tenga un poco de foco

Ramón ha alzado la voz para defenderte de todas las críticas, ¿cómo las llevas tú?

Ya he aprendido bastante a meterme en una balsa de aceite. Al principio no deja de sorprenderte, porque yo siempre he sido un perfil bastante blanco en redes sociales, que no ha habido nada que haya dicho como tal. Me estoy dando cuenta de que no es una cuestión de que me insulten por ser gorda, es una cuestión de que me insultan a mí y a todo el que tenga un poco de foco. Ahora no me afecta, pero te sorprende. Te sorprende que una señora te esté insultando desde su casa.

Y eso antes de que empezase a emitirse el programa...

Yo no sé qué se piensa la gente que voy a hacer, si este programa es sota, caballo y rey. Tampoco puedes hacer otra cosa, porque no es lo que digamos nosotros, lo importante son los pueblos.

¿Te imaginabas, cuando empezabas a hacer vídeos para redes, de copresentadora del Grand Prix?

Nunca. Estar en La Revuelta, que funcionase como ha funcionado, y todas las cosas que han ido de avanzadilla; jamás en la vida. Podría decir que era mi sueño de pequeña, pero no me lo planteaba nunca. Mi abuela dice que en una vida hay muchas vidas. Yo recuerdo mi época de recepcionista, todavía estoy pensando que hace cuatro años estaba haciendo fotocopias y ahora estoy en el Grand Prix... es como muy raro. La gente que trabajaba antes conmigo me pregunta que qué hago [ríe]. Yo solo hago cosas para poder contar cuando sea viejita. Esto es muy fuerte, nunca me lo podría plantear.

¿Este año podrías repetir Campanadas, pero con Ramón García?

Estaría bonito de ver, yo con una capa doble.

David Broncano no quería repetir.

Yo siempre digo que ya no más, pero luego me entra el gusanillo. No lo sé, no voy a decir ni que sí ni que no.

¿Qué ha sido más fuerte: presentar las Campanadas, o copresentar con Ramón García?

Están a la par. O sea, presentar las Campanadas es muy fuerte. Cuando estaba con David pensaba que cómo habíamos llegado hasta ahí. En el Grand Prix yo estuve de madrina y ya había podido sentir esa energía, es verdad que no venía de nuevas, pero no deja nunca de sorprenderme en este universo paralelo.

Cuando viste a Ramón García hincar rodilla en La Revuelta para que fueras con él...

Es que es muy fuerte. Cuando lo vi en mi casa, me puse a llorar.

¿No sabías nada de que lo iban a ofrecer?

Todo estaba en el aire, pero oficialmente fue ahí, y no me lo esperaba en absoluto. Cuando vi esa oficialidad fue increíble.

No mentiré, fue jodido, sobre todo porque me preguntaba el porqué

¿Cómo viviste el tema de la polémica por la estampita?

Fue una situación difícil. Las Campanadas era un momento de mucha tensión, hubo mucha conversación previa, mucha historia… y cuando pensabas que ya estaba, ¡sorpresa! No mentiré, fue jodido, sobre todo porque me preguntaba el porqué. Nunca hubo una intención de hablar más allá que de la televisión, porque estamos hechos de televisión, y hablar del Grand Prix. Al final, por una cosa o por otra, a lo que hemos llegado... pero nunca fue con intención de a ver si me cogían. Honestamente, estoy muy contenta porque fue una de cal y una de arena.

En esos momentos en que lo pasaste mal, ¿te dijo algo David Broncano?

Sí que estuvo, y me tranquilizó mucho, porque yo estaba de nuevas en la televisión y Broncano tiene un temple y unas cosas como de que está todo 'ok'. Sí que me ayudó porque hubo momentos en los que me asustaba, y momentos en los que no sabía si pronunciarme o no. Me aconsejaron bastante bien y estoy muy agradecida, porque me llamaban mucho para ver cómo iba, cómo estaba. Cuando se archivó, fue el primero que me avisó, o sea que estaba atento.

Tu pareja habrá sido clave para ayudarte también.

Todo mi entorno realmente, mi familia. Tengo un entorno muy normal y muy natural.

¿Ellos no flipan contigo?

Es muy raro, es muy extraño [ríe]. Hace poco estaba con una amiga paseando por El Retiro y no entendía por qué me miraba la gente. Me decía que no se acostumbra a que sea famosa. En mi grupo de amigos de Fuenlabrada ni hablamos del tema. Si te empiezas a juntar con gente del entorno, igual hay momentos que se te va la olla.

¿Temes que te pase eso?

No, yo creo que no. Si no se me ha ido la olla ya, es muy complicado. Yo, al final, me lo tomo como un trabajo, como cuando estaba antes en una recepción. Estoy aquí y es una cosa alucinante, pero no lo considero más.

¿Tu familia sufre con los haters?

Sí claro, por supuesto. Para mí el sufrimiento mas fuerte no es lo que me pase a mí, porque yo lo puedo llevar: paso y no leo, o bloqueo. Pero yo no puedo controlar lo que hacen mis padres; y mi padre sí es una persona que busca en redes, lee, comenta... Y lógicamente, que estén diciendo barbaridades a tu hija, es duro. Lo he pasado peor por esa situación que por lo que me pudieran decir a mí.

No quiero meterme en más jaleos, nunca fue una cosa intencionada

¿Te planteas volver a sacar la estampita ahora que estás en el programa?

Yo ya no me meto, cero estampitas. No quiero meterme en más jaleos, nunca fue una cosa intencionada. Me han propuesto hacer cosas de redes y chistes, pero no.

¿No te has planteado usarla para la invitación de boda?

[Ríe] De todo, para mi cumpleaños también… esa imagen ya es muy fuerte. No se donde está la estampita.

Ahora la gente se interesa por tu boda.

Es una cosa muy rara, considero que tengo cero interés porque tengo una vida cotidiana y normal, y mi pareja es una persona anónima. Es un poco extraño, pero entiendo que, al final, pasan esas cosas. De repente veo en las revistas a mis padres en bata. Mi madre me regaña y me dice que le podía haber avisado, pero yo le digo: “¡Y qué voy a saber yo que te van a sacar ahí en bata!”.

¿Te han ofrecido dar muchos pregones en los pueblos?

Un montón. En Fuenlabrada ya di un pregón por Carnavales, y yo creo que ya no quieren [ríe]. Me lo dieron en mi pueblo, y fue fuerte.

¿Qué faceta vamos a descubrir tuya en el programa?

Lo que hago es intentar descubrir lo que quiere ver el espectador, por ejemplo, dónde guardan los muñecos. Yo me cuelo por todos los lados, intentaré ponerme disfraces. Me han dado libertad.

¿Qué estás aprendiendo de Ramón?

Me vuelve loca que lo controla todo para bien. Es una persona súper generosa y te quita mucha presión. Porque ves a mucha gente de la televisión, y luego no sabes cómo va a ser cuando la conoces en persona.

¿Se te han caído muchos mitos?

Realmente la gente que he conocido han dado la cara mas positiva hacia mí. Y luego me rodeo de gente que sé cómo son de verdad.

Cuando estudiabas la carrera de Comunicación Audiovisual, ¿cuál era tu sueño? ¿Te veías delante de la cámara como ahora?

Yo siempre he sido muy de escribir guiones. Delante de la cámara no, pero los derroteros de la vida… El mundo de la ficción me gusta muchísimo.

No abandero la gordofobia, simplemente soy una gorda haciendo televisión como lo está haciendo otra persona

¿Por qué crees que hay tanto debate público sobre el cuerpo de la mujer?

Hay gente que dice que me han puesto ahí por la cuota de la gorda. Me parece ridículo, absolutamente ridículo, porque siento que vamos para atrás. Al salir en Televisión Española, que es un público más general, no entiendo lo que le pasa a la gente. Creo que se ha cogido una tendencia de hacer risa, y la gente que tiene dos dedos de frente lo ve desde fuera. Pero creo que se debería empezar a mover que haya un control o un límite. Es un poco agotador, sobre todo porque ya no es que lo leas tú y pases, es que lo lee una chica más joven, y está en un momento que no está bien con su cuerpo, y te pueden hundir.

En ese sentido, ¿perfiles como el tuyo dan visibilidad y normalidad?

Al final lo que creo que es importante es que se vean cuerpos de otras formas haciendo cosas. No es una cuestión de que vaya yo de abanderada de la gordofobia, es que simplemente soy una gorda haciendo televisión como lo está haciendo otra persona, o haciendo redes sociales, o yendo a la playa. No abandero nada, solo estoy gorda y hago cosas, como el resto de la gente. Yo no le estoy diciendo a la gente que coma muchísimo para estar como yo, simplemente estoy haciendo un trabajo. Es necesario que se vea gente enseñando sus brazos y sus chichas, o gente muy delgada. Todos los cuerpos y las formas.

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