Pablo Chiapella muestra su “otra cara” como presentador en RTVE: “Me interesa que la gente vea que Amador no existe”
Conocido mediáticamente por su papel de Amador Rivas en La que se avecina, Pablo Chiapella se ha embarcado en una nueva aventura televisiva muy diferente. El actor y humorista ha aterrizado en La 1 de RTVE como presentador de ¿Algo que declarar?, un innovador programa de citas que se estrenó el pasado miércoles 23 de julio. En esta ocasión, el intérprete se transforma en el comandante de un peculiar aeropuerto, acompañado por una tripulación de baile, para recibir a solteros cargados -literalmente- con maletas llenas de personalidad.
En cada entrega, Chiapella recibe a tres candidatos en busca del amor y a nueve pretendientes que, además de ilusión, llevan en sus maletas secretos que no tardan en salir a la luz. Como un auténtico 'comandante del amor', el presentador destensa el ambiente con su humor característico, algo que le permite cambiar de aires tras presentar hace años en la pública otro formato como El Paisano.
“Soy intérprete sobre todas las cosas y eso hay que entenderlo, pero esto es un regalo. No a todos los actores les llega una cosa como esta y yo lo vi como una oportunidad para encontrar otro lugar en mí, para descubrirme a mí mismo y para ponerme otra meta. Sinceramente, tenía claro que quería investigar este terreno”, señala en una entrevista con verTele y más medios, realizada en el marco de la presentación del formato en su plató.
El actor, que lleva más de 18 años dando vida en la ficción a Amador Rivas, afirma que quiere que el público conozca su verdadera cara y que sepa que el personaje de La que se avecina es solo una extensión de sí mismo, y no él en realidad. “Otro motivo por el que me interesa este formato también es para mostrar otra cara y para que la gente vea que Amador no existe”, declara.
La mecánica de ¿Algo que declarar? es sencilla: tres personas buscan el amor, cada una con tres pretendientes y todas ellas con secretos ocultos que van saliendo a la luz. Una dinámica que seduce a su propio presentador: “El programa tiene un punto que puede ser muy cómico, sin dejar a nadie en evidencia y sin hacer sentir a nadie incómodo, pero hay una delgada línea del humor porque hay secretos que dices '¿en serio?'”, indica.
¿Qué tal se te da eso de hacer de 'comandante del amor'?
Bien, estoy disfrutando mucho. Estoy sorprendido con las ganas que tiene la gente de encontrar el amor real y de lo atrevidos que son. Hay cosas de las que a lo mejor no te enterarías al estar con una pareja por sí sola o lo descubrirías a lo largo de los años, pero aquí tienes el valor de entrar y decirlo a la primera, de decir 'hago esto o me gusta esto otro'. Y eso está generando un punto de partida muy sincero a la hora de encontrarse entre ellos, y a largo plazo eso va a facilitar mucho la relación entre ellos.
¿Crees que hoy en día se miente más a la hora de encontrar el amor por el uso de las aplicaciones?
Las redes tienden a idealizar la vida de todos, y hay mucha mentira. También depende de las generaciones. En mi caso, y por mi relación con las tecnologías, no he usado ningún tipo de aplicaciones de esas, pero sí que sé que la gente las usa mucho y miente más. Aquí en el programa vamos de cara, con la sinceridad por delante.
¿Qué crees que motiva a la gente para plantarse en un plató y sacar sus secretos a la luz?
Creo que hay un perfil de gente a la que le gusta divertirse, le gusta el show, le gusta la televisión y le gusta vivir la experiencia de estar en un plató y que luego le digan 'oye, te he visto en la tele'. Con eso se divierten y me parece estupendo. Luego hay gente que necesita ese empujoncito para afianzar y creer en sí mismo, y con toda España viéndolo pues igual dicen 'voy a apostar por el amor'.
¿Cuál crees que es la receta del amor?
Creo que la sinceridad es esencial y, desde mi punto de vista, es fundamental el sentido del humor. Ya no ser mega divertido, pero sí que los dos conectéis en un lugar donde os riais de algo en común. Eso me parece que es súper importante, sumado a la sinceridad y también a la paciencia. Para que el amor dure, desde mi experiencia ya de largos años, hay que ser muy paciente y aceptar mucho al otro.
Si fueses un personaje anónimo, ¿serías capaz de participar en el programa?
No, yo prefiero ir contando mis perlitas poco a poco (ríe).
¿Cómo era ligar en Albacete, donde has vivido gran parte de tu vida?
En mi época era la calle, el hablar mucho, el encontrarse... y en mi caso siempre ha ido relacionado con intentar divertirme o divertir a la otra persona. Esa siempre ha sido mi herramienta para conquistar.
¿Cuál es tu secreto para tus 18 años de relación?
En nuestro caso tenemos a Valentina, nuestra hija. Intentamos compartir en común el máximo tiempo posible y que conozca por qué está aquí. No a la mínima separarnos y que nos conozca aparte, sino apostar por lo que generó su existencia. Luego puede ser que la cosa se tuerza y no haya más remedio que separarse, pues también hay que ser valiente y decir 'hasta aquí hemos llegado' por más amor que haya.
Vi el programa como una oportunidad para encontrar otro lugar en mí, para descubrirme a mí mismo y ponerme otra meta
¿Te ha sorprendido más trabajar con los jóvenes o con las personas mayores?
De momento, no he hecho ningún caso con personas mayores en ¿Algo que declarar?, porque llevamos muy poquito tiempo. El otro día íbamos a empezar con los casos de personas más maduras, pero por tiempo no lo pudimos hacer y lo estoy deseando, porque la gente mayor está en ese punto de no rubor y de decir 'ya que estoy aquí, voy adelante con todo'. Seguro que nos van a sorprender.
¿Te costó aceptar este proyecto?
En parte no, porque tenía ganas de volver a RTVE desde que hice El Paisano. Y además, tenía también ganas de cambiar de aires. Soy intérprete sobre todas las cosas y eso hay que entenderlo, pero esto es un regalo. No a todos los actores les llega una cosa como esta y yo lo vi como una oportunidad para encontrar otro lugar en mí, para descubrirme a mí mismo y para ponerme otra meta. Sinceramente, tenía claro que quería investigar este terreno, así que no me costó porque tenía muchas ganas de hacerlo y aquí estoy. Por el momento voy a tope.
¿Cómo fue el momento en el que te proponen este formato, que no es muy común, y luego contarlo a la familia?
Me dijeron '¿en serio? ¿comandante del amor? Estás lleno de motes entre el Capitán Salami y ahora el comandante del amor' (ríe). Yo lo que valoré de este programa es que el trato de la persona iba a ser cercano, iba a ser de escuchar, y eso me interesa. Ver cómo piensa la gente, la gente de la calle, cómo se relacionan y ver hasta dónde pueden llegar a la hora de abrirse el canal y contar sus secretos me parecía interesante. También tiene un punto que puede ser muy cómico, sin dejar a nadie en evidencia y sin hacer sentir a nadie incómodo, pero hay una delgada línea del humor porque hay secretos que dices '¿en serio?'.
¿Has notado el cariño de la gente después de estar en una serie tan querida y seguida como 'La que se avecina'?
Sí, la verdad es que tengo suerte. Noto que la gente me tiene cariño y lo agradezco. Y agradezco mucho también que hayan entendido que Amador es una extensión y, sobre todo, es una parodia de un tipo de personaje, aunque en la calle todavía me confunden un poco (ríe).
¿Te ha llegado a sobrepasar la fama en alguna ocasión?
Ya no. He pasado por todas las fases, ya que son 18 años, y también he vivido el pico de cuando La que se avecina se hizo global y todo el mundo empezó a reconocerme. Ya lo viví, lo pasé. Lo tengo bastante asumido todo y lo llevo bastante bien. Sé que hay cosas que, si no me quiero enfrentar a ellas, no debo ir yo a según qué sitios. La gran mayoría de la gente es educada y cada vez más, por suerte, noto que la gente se dirige a mí tal y como soy, que es otro motivo por el que me interesa este formato también: para presentar otra cara y para que la gente vea que Amador no existe, básicamente.
Después de hacer series y películas, aquí pueden ver al verdadero Pablo. ¿Qué rol asumes en el programa?
Voy a poder hacer bromas. Siempre te pones en un lugar, porque al final incluso aunque tengas que tener una conducción desde la cercanía, uno cuando se enfrenta a unas circunstancias nuevas, todos nos ponemos un cierto personaje. Ese personaje yo también lo tengo que encontrar, pero es desde mí, no es un personaje [de ficción], no hay interpretación, no hago de un comandante que está en un aeropuerto. Otra cosa es que todo el atrezo apunte hacia ahí, pero yo soy yo e intento ser lo más fiel posible a cómo yo soy.
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