La quinta edición de Drag Race España ha arrancado en Atresplayer coincidiendo con el inicio de la temporada televisiva, erigiéndose de nuevo como un espacio para reivindicar la diversidad. El complemento perfecto al show es Sí lo digo, que regresó a la plataforma con Samantha Ballentines como anfitriona. Con una trayectoria en el drag de más de dos décadas, la anfitriona aprovecha esta oportunidad para visibilizar el valor de este arte. También hace un ejercicio de memoria histórica sobre los derechos LGTBIQ+ y sobre el auge de la ultraderecha.
En una entrevista con verTele y otros medios durante la celebración del FesTVal de Vitoria, Ballentines se pronuncia sobre todas estas cuestiones. El trabajo que hay detrás de cada espectáculo conlleva muchos sacrificios, y por este motivo envía un mensaje a la profesión: “Esto es vocacional, cariño: si no tienes vocación, retírate”. Tampoco se olvida del camino hecho por tantas compañeras, quienes lucharon para que hoy pueda emitirse un programa como Drag Race en España.
“En los años 60 y 70… las travestis actuaban con un vaquero debajo del vestido”, recuerda Ballentines. Con esta premisa de partida, la gaditana analiza cómo las fuerzas más reaccionarias se han instaurado en las entrañas de la política: “A mí me han amenazado. Pero ¿qué hago, me callo? [...] Nos ha costado la puta vida llegar a esta normalidad, entre comillas, y todavía nos pueden pegar una paliza. Y yo no quiero retroceder nada”. Además, hace un llamamiento para que la población reflexione antes de votar.
¿Qué esperas de la quinta temporada de Drag Race?
Pues espero sorprenderme, siempre sorprende. Hay gente que conozco, hay madres drag que tenían que haber entrado hace tiempo y han entrado por fin. Mi corazón está con alguna compañera. Hay gente que conocía y gente que no conocía, de hecho dije: ¿Qué coño va a hacer esta mujer ahí dentro? Se viene fuerte, a la gente le va a encantar.
Este año hay personas más adultas en el casting, también está bien que se les dé la oportunidad...
Hombre, es que las dos que hay, precisamente una de ellas es amiga mía, fue de las primeras travestis que vi en mi vida. Y la otra la vi al día siguiente. O sea, lo digo todo. Entonces, verlas ahí después de tantos años, que cuando yo empecé era una baby-drag cutrísima, y ya ellas eran buenas. Es como: Guau, ya te ha llegado por fin la oportunidad; por fin has entrado y puedes demostrar lo que eres.
Tienen el respeto de muchas travestis de este país y estamos deseando verlas. Y además, hay muchas amigas de redes o con las que he coincidido alguna vez. También es verdad que ya les tocaba. ¡Y sorpresas, porque hay gente que nadie conocía!
¿Es un privilegio que sigan confiando en ti, teniendo en cuenta todas las reinas que han pasado por Drag Race?
Pues lo he dicho antes, que este año me ha llamado mi jefa suprema, mi Oompa Loompa suprema, y me ha dicho: “Es que eso ya es tuyo, es que lo has hecho tuyo con tus expresiones, con los Oompa Loompa, con el 'gente guapa', con todos tus chascarrillos... Tú lo has hecho tuyo y por ahora eso va a ser para ti”. La idea de eso en principio era que cada programa lo presentasen concursantes de las anteriores ediciones...
Yo de pequeña no tenía referentes, yo no veía ninguna travesti en televisión
¿Qué hiciste para que te volviesen a dar luz verde?
Cuidarlo mucho, hacerlo con mucho cariño, seguir el consejo que me estaba dando mi jefa, mi gente, y luego, como han confiado en mí, pues he seguido mi intuición y me he dejado llevar, como siempre hago. Lo que más me gusta hacer es improvisar. Entonces, improvisando, al final se ha hecho como un guion, una estructura, entre ellos y yo, y se ha quedado un programa chulísimo.
¿Te habías imaginado alguna vez asumiendo ese rol de conductora? ¿Cómo lo estás gestionando?
Cuando te dan algo así, es un regalazo. Yo llevo 20 años actuando, yo tengo 39 y empecé a los 20. Me he comido mucha mierda. No mierda física, me refiero a muchos coches, carreteras, mal pagada, antros, pintarme en un zulo... Y después de tantos años ir subiendo escalones hasta tener tu propio programa en Atresplayer, por tu personalidad, porque han confiado en ti... pues es un regalazo. Y encima que vean que tú lo mimas, lo cuidas, tanto en redes como en persona, te dejas la piel, te dejas la cabeza... pues muy bonito.
Yo de pequeña no tenía referentes, yo no veía ninguna travesti en televisión. El RuPaul de Drag Race no existía, ¿sabes? RuPaul cantaba con Elton John, tenía una cover con Diana Ross, para quien la conozca, pero en la televisión nada más que estaba Boris Izaguirre, en Crónicas Marcianas. Gracias, Boris. El personaje de Alejo Sauras en Al salir de clase con su novio, Mauri en Aquí no hay quien viva... pero, ¿travestis es en la tele? De repente aparecía La Prohibida, aparecía alguna parecida en alguna película, ¿pero lo que hay ahora? Ver a Supremme de repente que va a Pasapalabra, compañeras que tienen teatro, la gira del Gran Hotel de las Reinas, Sharonne en el Benidorm Fest... ¡Ya era hora!
Lo siento por los actores y por la gente que ha estudiado, pero es que una travesti es 360. Aprendemos a interpretar, aprendemos a presentar, a cantar y a bailar. Nos partimos literalmente el cuerpo y nos hacemos daño con los corsés; todo por estar guapos para que la gente disfrute de nuestro show, os riáis, penséis, cantéis y bailéis. Esto es vocacional: si no tienes vocación, cariño, retírate, no entres en Drag Race para ser famoso.
Esto es vocacional: si no tienes vocación, cariño, retírate, no entres en 'Drag Race' para ser famoso
¿Consideras que la escena drag, igual que ocurre con los derechos LGTBI, corre el riesgo de volver atrás y perder todo lo conseguido?
Siempre me gusta recordar que en los años 60 y 70, que eso fue hace nada, había que llamar para entrar en los locales LGTBIQ+. Te ponías delante de una mirilla y entrabas o no entrabas solo si te veían apto. Ese era el nivel. Las travestis actuaban con un vaquero debajo del vestido y, si entraba la Policía, había que quitarse el vestido corriendo y quedarse con el pantalón. Había que decir: “No, que somos actores”, o que eras el mariquita, ¿sabes?, con gracia, porque si no...
Eso no tiene que volver. Yo quiero ir por la calle, como he salido de aquí del teatro, montada. Me refiero a maquillada, para quien no sepa el concepto. Yo he cogido el metro, autobuses... y quiero seguir así, porque yo voy a trabajar. No voy a ser una delincuente, ni soy un pederasta como dice gentuza, ni soy una mala persona. A por nosotros no tienen que ir, cariño, porque nos ha costado la puta vida llegar a esta normalidad, entre comillas, y todavía nos pueden pegar una paliza. Y yo no quiero retroceder nada.
¿Puede haber un punto de no retorno teniendo en cuenta el auge de la ultraderecha y que ya están en las entrañas de la política española?
No, es que parece que les da igual, están orgullosos. Yo siempre digo en mi show, que yo soy muy cañera, muy sinvergüenza, y hablo de muchas barbaridades y obscenidades, pero me gusta poner un punto crítico. Siempre digo: “Mariquitas, a los guapos estos de gimnasio, ¿vosotros creéis que no os va a tocar? Que siempre nos toca a las mismas, a las travestis, porque encima son homófobos, y siempre van a lo femenino. Van a por la mujer trans, a la mujer cis, que si aborto, que si divorcio. ¡A todo lo que tenga una connotación femenina! Van siempre a por eso, como si fuésemos los más débiles. Y luego ya van a por el mariquita de clase media... ¡Que nos va a tocar a todas! Por favor, poneos las pilas.
Hay que votar. Vota a quien quieras, pero vota con cabeza. Infórmate bien, por favor. Quién te compensa y quién no te compensa, de verdad. Porque hay gente que dice: “No, es que este partido no dice eso”. ¡Sí lo dice, cojones! Es que hay gente que entra en redes sociales... ¡Los votantes de Vox, la cantidad de bots que tienen sin foto y que te insultan! A mí me han amenazado. Me he enfrentado más de una vez. Y hay que responderles, o directamente bloquearles y a tomar por culo. No vale la pena. Yo pongo mi agenda de fechas y a lo mejor podrían venir a pegarme la paliza. Pero, ¿qué hago, me callo? No, porque también pienso que tengo una barbaridad de seguidores. La gente me conoce. Puedo hacer ruido. Utilizo mis seguidores, mis redes y mi voz para reivindicar y para no callarme.
¿Pero qué hacemos? Que no hay que callarse. ¡No hay que callarse! Tenemos que utilizar nuestro arte drag para reivindicar. Utilizo los Orgullos, que he ido a muchos, utilizo mis shows... Yo me tomo mi cubata, pero luego digo: “Maricones, hay que hacer esto, ¿eh? Y con la cabeza bien alta”. Gracias, Drag Race, por existir. Porque sirve para contar realidades, para reivindicar y para hacer saber a la gente que somos personas. Aquí hay gente que viene de padres que no les han aceptado, gente con VIH señalada por su entorno, gente que lo ha pasado mal... Hay que ir a mejor, tenemos que poner una barrera y que esa gentuza no entre.
Hay que ir a mejor, tenemos que poner una barrera y que esa gentuza no entre
¿Te gustaría que toda esa reivindicación, esa visibilidad, superase por fin la barrera del pago? Que siempre es una de las críticas más repetidas entre los seguidores de Drag Race...
Claro, pero ¿sabes qué pasa? Es que en todo el mundo entero es así. Pero igual que otras series de otras plataformas. ¿Qué hacemos? Debería ser abierto porque tiene esa connotación reivindicativa, social, por eso debería ser abierto. Pero yo no puedo decir nada. ¿Crees que no lo hablamos en privado entre nosotras? Esto también es un negocio, por desgracia. Los fans me dicen: “Tía, ¿por qué no en abierto?” Yo digo: “Amore, de verdad, si lo puedes pagar... si no, busca la manera para verlo”. Pero hay que agradecer que lo tenemos porque el día que lo quiten es otra cosa que podemos perder y que no nos dará visibilidad.
.