'The Americans' 3x01 Review: ¡La guerra Fría ha vuelto!
Busquen en los recónditos sitios de sus casas todo ese atrezzo que guardan para momentos especiales, desempolven las pelucas y prepárense porque la Guerra Fría ha vuelto, y con ella también han vuelto los Jennings.La tercera temporada de 'The Americans' ya está entre nosotros, y cierto es que no me ha convencido mucho el inicio de la serie creada por Joe Weisberg. Un capítulo soso y descafeinado, situando en el mapa a todos y cada uno de los personajes de la serie, que cada vez es más coral. Es cierto que hay trazos de hacia dónde se va a dirigir la trama principal de la temporada: los papeles de la CIA con nombres de agentes de campo, Afganistán como foco de la confrontación ruso-americana, el ISI y Yousaf, y la introducción de una nueva agente/espía del instituto USA-Canadá, van a ser el telón de fondo de la nueva temporada.
Pero no olvidemos que, en el fondo, 'The Americans' versa sobre la familia, los problemas que surgen en los matrimonios, la relación con nuestros vecinos, y ver crecer a nuestros hijos y protegerlos de todo aquello que no nos gusta. Es en esta parte de la trama familiar, con la inclusión, o no, de Paige en el programa de entrenamiento, con los quebraderos y altibajos en la relación de los espías Philip y Elisabeth (ya de por sí tortuosa durante las dos temporadas anteriores), y con la “amistad” con el agente Beeman, donde vamos a disfrutar de la historia que nos ofrece la serie.
(¡Cuidado Spoilers!)
El salto de fe
Elisabeth Jennings (Keri Russell) ha sido desde el minuto cero la más pro-rusa de la pareja, y pese a que intenta convencerse a sí misma de querer proteger a Paige, está deseando ver a su hija en las filas del KGB. La metáfora en el inicio del episodio no es que sea muy sutil. En un flashback, y mientras Elisabeth se está bañando, vemos como ésta arroja a la piscina a Paige, quien tiene miedo al agua en la que parece ser su primera clase de natación. Creo que las intenciones de la Russell quedan claras, si ya lo hizo en su momento, ¿no podrá volver a hacerlo?
Jugando con fuego
Elisabeth mantiene un encuentro (no sin mi peluca) con una veterana agente de la CIA, Charlotte, y claro, la conversación “madres e hijas” aparece en su vertiente “quiero alistarme en la CIA”. Charlotte, cansada de currar y currar para ver cómo los méritos que deberían pertenecerle a ella se los acaban llevando hombres, va a traicionar a la Agencia haciéndole entrega a Elisabeth de una lista con los nombres de agentes de campo en Afganistán. Peeero el sentimiento de culpabilidad aparece, y en una breve llamada de camino al baño, Charlotte avisa a la CIA. Desde ese momento Elisabeth huele la sangre y abandona el lugar lo más rápido posible.
Si en las anteriores temporadas estuvo cerca del fuego esta vez se quema un poco. Dos agentes la detienen por la calle, uno de ellos es el agente Frank Gaad, jefe de Beeman, y comienza las lucha al estilo Bourne, dejando a Gaad con la nariz a lo Chinatown y a Elisabeth huyendo con la mandíbula y el hombro destrozados y sin la lista desaparecida en la confrontación.
Los Est Men
Me ha hecho mucha gracia ver algunas traducciones del título del episodio como “Los hombres del este”. Bien es cierto que puede ser un juego de palabras, pero a lo que hace referencia es al EST, grupo de autoayuda, coaching o secta, vaya usted a saber, al que van Stan Beeman (Noah Emmerich) y Philip Jennings (Matthew Rhys). ¿Por qué? Porque Beeman está jodido sin Nina, a la que tras devolver a la URSS van a ejecutar por traición y espionaje, y sin Sandra, su exmujer, a la que le parece tarde que Stan vaya ahora a los cursos del gurú del amor.
Tengo la sensación de que Stan va a ser el personaje más clave de la serie cuando se quite el velo de ignorante que lleva. Manda bemoles que ni siquiera sospeche de la pinta que luce Elisabeth tras la paliza una vez que llegan a casa después de la charla del EST. Además, desde la anterior temporada se está acercando demasiado a Martha, en este episodio vemos que le enseña a disparar y parecen muy íntimos. Tal vez esta cercanía no sea muy del agrado de Philip, quien disfruta cada vez más con su esposa ficticia, como vemos en el momento Kama Sutra del capítulo.
Gabriel
Sin duda una de las escenas claves del episodio es la inserción de uno de los nuevos personajes de la serie, Gabriel, interpretado por Frank Langella. Previamente hemos visto como Elisabeth acompaña a Paige a la iglesia y le ayuda en sus tareas de protesta antinuclear y actos realizados los domingos, algo que no les gusta demasiado a Philip, sobre todo porque cree que Elisabeth está haciendo un seguimiento a su hija y evaluándola como posible agente.
Volviendo a Gabriel, los Jennings van a comer a casa de éste, antiguo amigo y protector de la pareja que parece ser que sustituirá a Claudia (Margo Martindale) en la función de intermediario con la Central. Los pocos minutos que aparece en pantalla Langella sirven para levantar todas las ampollas que hay entre Elisabeth y Philip, pues les recuerda que La Central quiere a Paige para el programa, y pese a las amenazas de Philip de dejar de “trabajar”, Elisabeth accede a que poco a poco Paige vaya conociendo la verdad. Realidad o estrategia, habrá que ver cómo se desarrolla.
Gabriel es de la vieja guardia y sabe de qué manera actuar. Le entrega un sobre a Elisabeth con una cinta, y como podremos ver más tarde mientras ella la escucha en casa, es una grabación en ruso de su madre, quien se está muriendo. Un jurado diría que esto es coacción.
Afganistán, el nuevo Vietnam
Gabriel utiliza esta frase, sacada de boca del presidente Ronald Reagan, para describir la situación en la que se encuentra la Guerra Fría en ese momento.
La Embajada rusa anda muy preocupada por los sucesos y noticias que reciben desde Oriente Medio, más aún cuando en una reunión informativa ven el vídeo de la ejecución de un compatriota. La situación no es muy propicia y toca de lleno a Oleg Burov, quien tiene un hermano allí y no duda en hacer públicas sus opiniones respecto a Afganistán para abandonar el país. Estas declaraciones no gustan demasiado a Arkady Ivanovich, pues le previene de la figura de Tatiana Evgenyevna (¿la nueva analista?) y de que aún no la conocen demasiado como para expresar sus opiniones en voz alta.
Por su parte el FBI se está preparando para la llegada de una agente/espía del Instituto USA-Canadá a quién deberán proteger incluso en suelo americano. Tendremos que esperar al siguiente episodio para saber qué es ese instituto.
Durante todo el episodio Philip Jennings ha estado prácticamente como un observador y compañero de escenas. Su momento llega hacia el final cuando está realizando una escucha a Yousaf Rana, jefe de acciones encubiertas del ISI, a quien Philip colocó ahí tras los hechos que vimos en la segunda temporada. Annelise, infiltrada por Philip en el caso, se va de la lengua mientras está practicando sexo con Yousaf quien inmediatamente, aterrado por saber que le han estado escuchando y vislumbrando el peligro que ello conllevaría, ahoga a Annelise hasta la muerte. Es en ese momento en el que Philip entra en la habitación y le ofrece su ayuda a Yousaf Rana para deshacerse del cuerpo y el problema. Ya lo tiene atado en corto.
¡EXTRA! ¡EXTRA!
Mientras Paige hace zapping vemos en la televisión una noticia, el presidente soviético Leonid Brezhnev ha fallecido, suceso que puede cambiar el curso de la política en La Central. Aunque lo que más sorprende es ver a Elisabeth entrenando a un joven durante un seguimiento en coche. ¿Estará metida ya en el programa de los ilegales de segunda generación? ¿Es por eso por lo que está monitorizando a Paige?
Respuestas las próximas semanas...
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