Eurovisión 2024

Un ejecutivo de Eurovisión dice que el festival “no es el escenario para resolver los problemas del mundo”

La resaca eurovisiva está siendo especialmente intensa este año por todas las consecuencias que ha tenido la polémica participación de Israel. Pero Bakel Walden, presidente del Grupo de Referencia de Eurovisión (comité encargado de controlar y dirigir el concurso), parece tener claro que el festival de la canción “no es el escenario en el que resolver todos los problemas del mundo”.

Entrevistado por el periódico suizo 20 Minuten, Walden coincide con Nemo (ganador de Eurovisión 2024) en que el festival necesita “un poco de arreglo”. Esa es una de las conclusiones que ha extraído de esta edición del certamen, salpicada por la presencia israelí.

Que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) no excluyera a Israel como hizo con Rusia, a pesar de que la ofensiva sobre Gaza deja más de 35.000 muertos, la mayoría civiles, despertó un fuerte rechazo entre el público y también algunos roces entre los participantes.

“La polarización se notaba desde hacía semanas in situ y entre las delegaciones”, asegura Walden, para quien “es importante que todos puedan expresar sus opiniones libremente”. Esto es algo “importante cuando se juntan tantas nacionalidades”, subraya, pero recuerda que para Eurovisión es “igualmente importante que la música y la creatividad estén en primer plano”.

“Si el objetivo es reafirmar tu propia postura, lo único que queda es conflicto en lugar de creatividad”, y en esas circunstancias “ya no hay lugar para la idea original de unir a las personas en lugar de dividirlas”.

La descalificación del holandés Joost Klein fue “correcta”

Los organizadores han vuelto de Malmö (sede de Eurovisión 2024) con “deberes” y unas cuantas impresiones. “Hemos visto los desafíos de un evento de este tipo en tiempos de una polarización cada vez mayor. Esto es parte de la conclusión y también de la mirada hacia el futuro”, ha explicado al citado rotativo.

“No podemos aceptar el odio y las provocaciones verbales”, defiende Walden antes de insistir en una idea que, a su juicio, es “tan importante” como la anterior: “Eurovisión no es el escenario para resolver todos los problemas del mundo. También aquí tenemos que establecer límites claros”. Y en este sentido, el presidente del Grupo de Referencia avanza que, con vistas a las próximas ediciones, la organización de Eurovisión “entablará un diálogo constructivo con los países participantes, pero también con los artistas”.

Por otra parte, Walden ha defendido la descalificación de Joost Klein, representante de Países Bajos. “Créame que nos hubiera gustado evitar una crisis adicional”, responde a 20 Minuten, pero la decisión de eliminarle, que “fue intensamente discutida” por los diferentes comités, fue “correcta” porque “hubo un comportamiento inaceptable hacia una empleada de la producción”.

“Si en una producción hay más de 1.000 personas que quieren trabajar de forma segura, no solo deben existir normas de conducta clara sino que deben aplicarse de forma coherente. Y es lo que hicieron los responsables de la UER”, declara.