Especial Vertele

El caso de Julen, un suceso convertido en reality show: “Es espectáculo, es morboso”

Cobertura en TV del rescate de Julen

Marcos Méndez

Los sucesos siempre atraen a la audiencia televisiva. Es una máxima real, demostrada en múltiples ocasiones, que provoca que cuando surge un caso especialmente mediático los programas obtengan sus mejores datos, pero que también reciban críticas por sus tratamientos de la información.

Durante los últimos días el dramático caso del pequeño Julen, el niño que cayó a un pozo en la localidad de Totalán (Málaga) el domingo 13 de enero, ha pasado de ser un suceso informativo a prácticamente un reality show que se ha seguido 24 horas al día.

Las coberturas arrancaban a primera hora de la mañana, con las novedades de la noche que acercaban los informativos matinales. Se han mantenido durante las mañanas, en los magacines, y llegaban a los informativos de mediodía. Por la tarde se repetía la cobertura en magacines y programas, que conectaban igualmente con los informativos de prime time, e incluso en el horario estelar se han programado especiales y era posible seguir las novedades en cadenas temáticas.

No es que todas las cadenas dediquen su parrilla al completo a cubrir sucesos o acontecimientos mediáticos como este. Pero sí que es posible estar todo el día viviendo un “minuto a minuto” de una situación tan trágica por televisión. ¿Y es necesario?

De Gabriel a Julen: casos distintos, coberturas parecidas

Que las televisiones, radios, periódicos y portales conviertan un suceso como el de Julen en el centro de la actualidad puede permitir que el caso tenga más visibilidad, que se aporten más recursos y que llegue incluso fuera de España, recabando apoyos de empresas extranjeras como las que colaboraron en el rescate u ofrecimientos de personas como el ingeniero que logró sacar a los mineros chilenos.

La televisión, como siempre, cumple una función social. Pero también suele excederse en su papel cuando aparecen estos casos, que disparan el interés del público y producen audiencias millonarias. Es así cuando, en demasiadas ocasiones, se dirigen directos a la línea que separa la información y el espectáculo hasta acabar superándola.

Uno de los últimos sucesos que, como en esta ocasión, conmocionó a España fue el de Gabriel. Sobre él preguntamos y reflexionamos en su momento con diferentes profesionales como Guillermo López (profesor titular de periodismo de la Universidad de Valencia), Mariola Cubells (periodista especialista y crítica televisiva de la Cadena SER), Ferrán Monegal (periodista y especialista en TV que colabora en 'laSexta Noche' y escribe en El Periódico) y Emelina Fernández (Presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, CAA).

Casi un año después, y con un suceso muy diferente como es el de Julen, las televisiones y programas parecen no haber aprendido, y el análisis podría volver a ser prácticamente el mismo.

“Seguimos buscando a los padres desesperados”

La propia Mariola Cubells ya ha resumido, en un hilo de Twitter, su opinión sobre la polémica cobertura mediática del rescate. “Provoca tristeza ver lo poco que avanzamos en estos asuntos”, lamenta la periodista, para recordar cómo se sigue cayendo en las mismas faltas de ética: “Han pasado 26 años de Alcasser y NADA. Seguimos buscando a los padres desesperados para preguntarles como llevan el drama vital”.

Tras reconocer que “ni yo ni ninguno de los compañeros que está siguiendo paso a paso el intento de rescate querría ser nadie que quisiera al niño de verdad”, Cubells proponía una idea a los periodistas: “A mí me parece bastante sencillo: Reporteros, cámaras, directores, realizadores... Qué grabaríais si fueran vuestros”. “Lo demás es inane. Absurdo. Obsceno. Cruel. El peor comportamiento, el más mezquino. Y si no lo veis así, id cargando el arsenal de razones para defender tantas horas televisivas ingratas”, zanjaba la periodista.

Emelina Fernández anticipa a Vertele que el CAA va a realizar un análisis de contenidos minucioso sobre el tratamiento informativo de este caso, y explica: “Mantenemos siempre el mismo principio: ante casos como estos que conmocionan a la sociedad, hay que tener sensibilidad al cubrirlo, y la obligación legal de respetar los derechos de las personas implicadas”.

Las palabras de ambas condensan lo ocurrido televisivamente en unos días en los que las cadenas se han volcado con el suceso hasta el punto de ofrecer durante más de siete horas un pequeño recuadro en pantalla con imágenes en directo desde Totalán, o levantar la parrilla completa para ofrecer un especial desde las 20:00 horas hasta la madrugada. La audiencia, y esto no es cosa de las cadenas, ha respondido dando récords incluso históricos a casi todos los programas de actualidad e informativos.

“Tienen derecho a la intimidad y a no declarar”

Esta semana se ha visto cómo los reporteros insistían en entrevistar a familiares de Julen, algo que para Emelina Fernández es contrario al buen ejercicio periodístico: “Tienen derecho a la intimidad y a no declarar si no quieren”.

La Presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía vuelve a lamentar “la espectacularización que se hace de la información para mantener la tensión informativa”, dejando claro que nuevamente se ha incurrido en prácticas “para alargar y rellenar horas de programación”, y reclama que no se contribuya a difundir noticias ni análisis falsos.

Nemesio Rodríguez, Presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), señala igualmente que “la exigencia de mantener el caso en pantalla a todas horas ha provocado un exceso de conexiones sin valor informativo alguno”. Una “reiteración de informaciones que no aportan nada” que por ejemplo impulsa a los programas a “un exceso del recurso a portavoces de todo tipo, a buscar a toda costa vecinos que hablen, y vale cualquier cosa que digan si bien son mejor recibidas las que expresan dolor y emoción”.

El programa La Ventana de la Cadena SER debatía este viernes precisamente sobre este tratamiento informativo en televisión, y su copresentador Isaías Lafuente le dedicaba su “Polémica del día” en una reflexión que ha titulado “¿Información o espectáculo?”. En el debate posterior participab Mariola Cubells, con la que también hemos hablado.

La periodista quiere desmentir la idea de las cadenas de que “todos los medios hacen lo mismo”, y dar un ejemplo de un análisis que a ella sí le interesaría y en el que no se ahonda para dar cabida a otros contenidos: “Que alguien asuma la responsabilidad de por qué había un pozo ahí. Cómo es posible que un niño haya podido caer. Quiero saber si eso se puede repetir, que alguien me contextualice esa realidad que ha provocado este suceso”.

Cubells se centra en los contenidos para dejar claro lo innecesario de muchos de ellos: “Me interesa cómo se ha producido el suceso, y evidentemente que tenga lugar el rescate. Pero lejos de todo eso, no hay nada más que necesite saber como ciudadana. Damos por sentado cómo están los padres, no necesito oír una declaración de los padres, tengo la sensibilidad y la empatía suficiente para saberlo. En verdad estaría todo contado en cinco minutos, si hiciéramos el ejercicio lo veríamos”.

Distintas opiniones sobre la cobertura técnica y social

El caso de Julen ha sido diferente a otros como el de Gabriel o Diana Quer por tratarse de un accidente, por no haber un culpable, y su cobertura ha sido igualmente distinta por ese motivo. Emelina Fernández valora positivamente que las televisiones hayan analizado y explicado los aspectos más técnicos del rescate, y que también hayan incidido en el valor de los profesionales que se han encargado del mismo y en la solidaridad de Totalán y desde muchos puntos de España: “En estos casos se ve lo mejor de la sociedad, y lamentablemente también lo peor, la utilización rechazable por parte de medios y personas”.

Mariola Cubells, sin embargo, no encuentra nada que salvar al respecto: “No le veo nada positivo. Lo siento, soy muy fatalista para todo esto. Es más de lo mismo, estamos en el punto de partida, no avanzamos. No hay ni siquiera una reflexión general para no ahondar o tratar así las cosas, que es lo único bueno que podrían tener estos casos”, lamenta.

Pese a alabar esa parte más técnica y social, y precisamente por el carácter especial del suceso, Emelina Fernández critica los recursos de los programas: “No es necesario banalizar. No es necesario que en algún programa se monte alguna mesa para especular cuánto tiempo puede sobrevivir un niño en una situación como esta. O que algún colaborador se vista de bombero para ver las dificultades que pueden tener. Eso es espectáculo, es morboso”, zanja.

La FAPE esta vez no se ha posicionado públicamente, como sí hizo en el caso de Gabriel. Su presidente, Nemesio Rodríguez, incide a Vertele en la diferenciación del suceso para explicar su postura: “Son dos casos distintos. Esta vez lo que aumenta la expectación es la prolongación en el tiempo de las operaciones de rescate y el no saber en qué estado se halla el niño, lo que garantiza horas y horas de cobertura informativa, en un marco de tremenda competencia por la audiencia”.

Las cadenas públicas, más comedidas que las privadas

También hay acuerdo en señalar que el tratamiento informativo de las cadenas públicas ha sido algo más comedido que el de las privadas. Emelina Fernández incide en que en todos los análisis del CAA “no hay ningún caso en que no se diferencien, favorablemente para las cadenas públicas”, mientras que Mariola Cubells destaca que en este caso nuevamente “TVE ha sido mucho más comedida, y no tiene nada que ver con las otras”, mientras que las privadas “cada una en su naturaleza apunta a donde apunta, y lo cubre como lo cubre”.

Estos días, TVE y las autonómicas también ha prestado mucha atención al rescate de Julen, como las cadenas privadas. Pero su tratamiento no ha sido el mismo, ni han incurrido en prácticas criticadas como “perseguir” a los familiares o modificar sus parrillas para cubrir la información de última hora cuando en realidad no hay nada nuevo que aportar o recoger.

Necesidad de una regulación para estas informaciones

¿Cómo controlarlo? ¿Cómo evitar que los medios incurran, cada vez que surge un suceso tan mediático, en estas prácticas tan cuestionadas que pese a todo acompaña la audiencia?

Nemesio Rodríguez recuerda el papel de la FAPE, que aunque no tiene potestad sí que mantiene un Código Deontológico en el que se especifica no incurrir en prácticas como las que se han visto estos días. Su Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo es un órgano de de autorregulación, y aunque dicho organismo ha hecho decenas de dictámenes sobre la vulneración del Código, lamenta que “el problema es que los medios no los publican porque no les interesa que les recriminen comportamientos deontológicos inadecuados”.

Pero para Emelina Fernández, la respuesta sigue siendo la creación de un Consejo audiovisual estatal, un organismo que España sigue sin crear pese a haberse comprometido. Un “déficit democrático” que en su defecto debería atender la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC): “Por ser medios privados no pueden hacer lo que les dé la gana. Son concesiones administrativas”, nos explica la Presidenta del CAA, remitiendo a una realidad legal y jurídica que ya analizó el profesor Guillermo López sobre el caso de Gabriel Cruz.

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