Crítica / Crónica

'Los Teloneros' comenzó “con Mediaset en medio todo el rato” y Piqueras cómplice: “Me gustaría hacer algo de humor”

Comienzo de 'Los Teloneros' en Cuatro

Lorenzo Ayuso

Los Teloneros ha debutado este lunes 13 de septiembre en Cuatro con una premisa clara: plantear un informativo en clave satírica que sirviera como un anticipo, al menos en tono, a Todo es mentira. Lo que no se esperaba tanto, quizás, es que fuera un formato tan enraizado también en el universo de tramas y contenidos de Mediaset.

Porque sí, a primera vista estamos ante una parodia de los noticiarios prototípicos, pero conforme pasaban los minutos se desvelaba como un cajón de sastre de los contenidos incombustibles y omnipresentes de Telecinco. Dicho de otro modo: la intervención de Pedro Piqueras como padrino puede haber sido el reclamo utilizado para llamar la atención, y sin duda ha sido el punto álgido de la primera emisión, por la llaneza del presentador; sin embargo, han sido los contenidos de Sálvame y los reality shows los que han dominado el grueso de la escaleta, hasta perderse el sentido del programa.

Eso no quiere decir que no haya habido risas, ni que no funcione la pareja de presentadores. Lo que nos presenta el programa, desde un primer momento, es a Antonio Castelo y Miguel Lago sin filtro, como es habitual, pero también sin tener que agarrarse para no interrumpir con sus bromas más de la cuenta el orden que impone Risto Mejide. Los chistes son continuados, pasando de lo absurdo (el gallego improvisándose una imitación de Benito, el personaje de Manos a la obra, en mitad del programa) a lo más corrosivo: “Está calentando la banda para entrar al cementerio de La Almudena”, decía Castelo al hablar de la reciente visita del Papa a Hungría, por el Congreso Eucarístico Internacional, y de la senectud del pontífice. Y su química, evidente.

Así ha sido “la vuelta de los informativos de Cuatro”

¿Cómo encaja todo esto en Los Teloneros? Como decíamos, su presentación se adecúa a las bases de un informativo, pero dando ya desde el sumario un tono ácido. “Esta es la gran noticia del día: la vuelta de los informativos de Cuatro”, decía Castelo al poco de comenzar, marcando una premisa para este espacio: “Hay cosas que las noticias no te quieren contar, y lo mismo llevaban razón”.

El programa seguía un territorio conocido por otros formatos en la misma línea que ya se han realizado con éxito desigual en el pasado, desde El Intermedio, que acaba de iniciar su decimosexta temporada en laSexta, a otros experimentos efímeros como Las noticias de las dos. La principal diferencia estriba en el humor de los dos cómicos y, sobre todo, en su encaje en una hora donde estamos acostumbrados a una mayor seriedad. No en vano, Los teloneros compite en la franja de laSexta Noticias 14h, con lo que ese tono procaz resultará si cabe más llamativo.

El principal hándicap es, como decimos, su dependencia sobre otros programas de Mediaset. Una dependencia sobre la que el grupo ha construido las bases de su éxito, esa llamada transversalidad. Tras cerca de 15 minutos dedicados a comentar temas que se ajustaban a un resumen de la actualidad diaria, desde el incendio de Sierra Bermeja, en Málaga; a la Diada del 11 de septiembre en Catalunya (o “La Liada”, como se han referido a ella); pasando por la factura de la luz (“Einstein predijo que nada podía más rápido que la velocidad de la luz. Pues, listo, ¡en tu puta cara!”, exclamaba Lago sobre la subida continuada de la tarifa), se daba paso a German González, uno de los habituales de La Fábrica de la Tele, que dedicaba un bloque de 15 minutos al comentario de lo ocurrido en los programas de crónica social y telerrealidad de Telecinco.

Castelo y Lago procuraban ametrallar a comentarios a González, sin perder oportunidad. Y aunque el porcentaje de acierto se puede decir que era elevado, la importancia dada a este colaborador, que llevaba la batuta durante este tramo, y sobre todo a los contenidos no informativos hacía que la propuesta de Los Teloneros se desdibujase inevitablemente. Más aún cuando, después de una sección más reducida de lo esperado dedicada a la información internacional (“InternacionMal”), entraba en escena César Toral, alias Escaleto, para dedicar otro segmento tan largo como ese a avanzar contenidos de Sálvame para la tarde.

La bienvenida entrada de Piqueras

Me estresan más las movidas de Mediaset que lo de Afganistán”, reconocía Castelo antes de dar paso a Pedro Piqueras, una visita anunciada desde el inicio del programa en rótulos, al más puro estilo de La Fábrica de la Tele. Ahí, en ese encuentro entre los tres, se ha visto el potencial de la propuesta, sobre todo por verse al periodista hablando relajado e incluso cómplice con Castelo -que ya había repetido durante la presentación del programa su amistad con el responsable de Informativos Telecinco, de quien es vecino-

“Os he visto bien, mejor de lo que pensaba. Venía con muy malas perspectivas”, les decía el invitado en su síntesis de lo visto hasta el momento. Ante él, Castelo explicitaba lo que ya habíamos comentado: “Estamos con Mediaset en medio todo el rato”. Piqueras, eso sí, se mostraba conciliador y a favor de empresa: “Hay que hacer campaña”. En el fondo, la entrevista era parte de esa campaña, solo que la rareza de ver a un presentador de su talla en un ambiente tan informal, comentando sus ataques de risa o las extravagantes transiciones entre Sálvame e Informativos Telecinco 21:00h, aportaba un contenido más valioso y de interés, frente al zapeo en que parecía sumirse del programa.

Por ejemplo, era interesante oírle hablar por vez primera de alguno de esos pasos de Sálvame Tomate a su informativo, que dan pie a imágenes difíciles de explicar por el contraste de contenidos: “Ahí es más complicado porque no sabes qué cara poner. Lo que hago es quedarme con la cara que tengo en ese momento”, explicaba. “Poneos en mi lugar”, añadía sobre la dificultad de un trabajo así, que también se refleja en la escaleta de su espacio, cuando alterna “malas noticias” con otras más ligeras: “En la televisión, no hay páginas, tienes que ir de una cosa a otra”.

Sobre otras cosas también había tiempo, poco, para hablar con él: “Me gustaría hacer algo de humor un día, pero estoy encasillado”, dijo al final de su intervención, cuando el programa cortaba a una pausa publicitaria tras una primera hora del tirón. Esta frase, que no es del todo nueva -“ya dijo hace algo un año algo parecido a Santiago Segura, durante una entrevista en Informativos Telecinco-, pero sirvió para culminar la mejor parte de Los Teloneros.

Despedida y pulla de Risto Mejide

Por lo demás, el programa hacía la imprescindible conexión con Todo es mentira, que también dejaba paso a varios chistes de sus compañeros Risto y Marta Flich: “Me parece indecente, falta menos de una hora para que empiece y no sabéis nada del en que vais a estar vosotros”, les reñía Mejide, antes justo de pasar Castelo y Lago a intercambiar exabruptos (sobre todo el segundo) con Manu Carreño, en la transición de Deportes Cuatro, a cuenta de la derrota del Celta de Vigo ante el Real Madrid.

“Ahora vamos al otro curro que tenemos, el de verdad”, prometían en su despedida estos Teloneros, que agradecían a Mediaset su apuesta por la comedia. Lo que falta, quizás, en esta apuesta es algo más de confianza por contenidos que sus dos estrellas puedan crear. Todo sea por lograr que su marcada identidad se refleje en el programa, y no que acaben sepultados bajo lo de siempre.

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