Eduardo Casanova ha presentado en el Festival de Locarno de Suiza su primera miniserie de televisión. La ficción, que lleva por nombre Silencio, llega como un retrato que alude a la fantasía y al mito de los vampiros para plantear una metáfora sobre el estigma y el mutismo que planean alrededor de pandemias como las de la peste negra o la de un sida con auge en los años 80.
El cineasta, que recientemente ha fichado como concursante de la primera edición de DecoMasters en RTVE, incluirá por primera vez en su filmografía a personajes queer para hablar de mujeres con VIH: “Son las personas más invisibilizadas en esta pandemia del VIH, que a día de hoy sigue en crecimiento”, dice Casanova en declaraciones a EFE en el marco del mencionado certamen suizo.
Hasta allí se ha desplazado Eduardo Casanova en compañía de algunas de las actrices protagonistas de la serie, como Leticia Dolera, María León, Lucía Díez y Mariola Fuentes. El reparto lo completan intérpretes como Ana Polvorosa, con la que compartió escenas en Aída (Telecinco), u Omar Ayuso. Para el director, un elenco “increíble” con el que acudirá también el próximo mes de octubre al festival de Sitges en Barcelona.
“La serie busca romper el silencio de las personas seropositivas”, apunta el madrileño. “Creo que mis tres primeras películas -Pieles’(2017), La piedad (2022) y Al margen (2024)- son duras, oscuras. Han sido muy valoradas, las amo, las adoro, son mis tres primeras hijas y para mí son muy importantes, pero creo que las necesitaba para hacer comedia y entretener al público desde otro lugar”, avanza el joven, que cree que “la mejor forma de hacer llegar los mensajes ahora mismo es la comedia”. “Estoy muy a favor de la comedia. Me apetece mucho reírme”, añade.
En Silencio, tal y como recoge EFE, Eduardo Casanova ha rodado fragmentos en 16 milímetros para reflejar “esa etapa del cine de terror de los 70 y los 80”, aunque cree que también “roza por momentos el cine quinqui de Eloy de la Iglesia” y, a ratos, presenta también una “imagen más sucia, más cercana al documental”.
Silencio se presenta, por tanto, como una tragicomedia fantástica que recorre, a través de las centurias, la historia de unas hermanas vampiras que, allá por el siglo XIV, hablan en lenguaje inclusivo y toman lorazepam para poder dormir, bocabajo, claro está, en las duras noches de una angustiosa época en la que escasea la comida, ya que la mayoría de la sangre humana está contaminada debido a la peste negra.
Eduardo Casanova “reinventa” al figura de las vampiras
Con ayuda de Óscar del Monte, su artista de maquillaje de efectos visuales de confianza -con el que trabaja desde Pieles- Casanova asegura que sintió “una necesidad muy grande” de “reinventar” la figura de las vampiras. “Sí que tenemos, creo, muy trillada la figura del hombre vampiro en el cine de terror y en el cine en general, pero el de la vampira, no”, apunta el cineasta, que quería crear vampiras “icónicas” y “reconocibles”.
Del Monte lo logró creando unas prótesis faciales de rasgos angulosos y muy marcados, con orejas puntiagudas, casi élficas, para alumbrar a unas vampiras un tanto alopécicas que, en vez de los clásicos colmillos, se valen de unos incisivos picudos y afilados para beber la sangre de sus víctimas.
“Creo que ha conseguido crear unas vampiras nuevas, hacer algo nuevo, y conseguir para los fans del terror un nuevo monstruo”, defiende Casanova, desvelando que las actrices se enfrentaban a un proceso de maquillaje que duraba hasta siete horas. “Que se hagan muchos muñecos de la serie”, desea el madrileño, que espera que la ficción, sin destino confirmado en cadenas o plataformas, tenga una buena acogida entre el público para poder hacer una segunda temporada.
Silencio está producida por Gamera Studios y coproducida por Antonio Abeledo S.L. y Apoyo Positivo, una ONG que defiende los derechos de las personas afectadas por el VIH y que está detrás de la web serie Indetectables.