Las Navidades están plagadas de tradiciones, y una de ellas es el especial de José Mota. El humorista vuelve a ser el encargado de amenizar la cena desde las pantallas de RTVE con El juego del camelar, antes de la emisión de las clásicas Campanadas. Sin dudarlo, destaca la “plena libertad” política con la que siempre ha trabajado en La 1, y también condiciona su futuro tras ser protagonista durante 25 Nocheviejas. En esta ocasión, nuestros políticos se enfrentan a distintas pruebas inspiradas en la exitosa serie de Netflix El juego del calamar con un objetivo: conservar su posición.
En una entrevista con verTele y otros medios, el cómico se pronuncia sobre la inexistencia de líneas rojas. Los especiales que lleva 25 años protagonizando nunca han sufrido censura política: “Esté el Gobierno que esté, jamás he tenido un solo comentario”. De hecho, algunos dirigentes se llegaron a poner en contacto con él, como la exvicepresidenta del Ejecutivo María Teresa Fernández de la Vega. Con este punto de partida, Mota liga el futuro del formato a seguir divirtiéndose: “Es el motor”.
Incluso Felipe VI le manifestó su aprobación durante una recepción: “Me dijo que veía con mucho agrado el especial de fin de año. Él tiene un grandísimo sentido del humor, a mí me lo ha manifestado”. También recuerda que, en una ocasión, la reina Letizia abordó este asunto de conversación “siempre con comentarios muy agradables”. A continuación, reproducimos la entrevista íntegra con José Mota.
¿Alguna vez has tenido un alto volumen de trabajo y te has planteado parar para descansar como le ha ocurrido a Buenafuente?
Doy gracias porque, hasta ese nivel, todavía no me ha ocurrido. Pero él está sometido a un grandísimo estrés también: produce y está en primera línea de pantalla. Entiendo perfectamente que se quiera tomar un descanso y mirar primeramente por la salud.
En tu especial de Nochevieja vuelves a parodiar a los políticos, pero, ¿cómo consigues que la gente no se te eche encima teniendo en cuenta la enorme polarización de nuestros días?
Yo pongo en tela de juicio, sobre el mantel de la comedia, todo lo que tiene que ver con el desempeño público de un político. Pero la vida personal o privada jamás la cuestiono porque creo que no tengo derecho a hacerlo. Si un político es mal gestor, o considero que no está haciendo un trabajo adecuado, entonces sí retrato eso: lo profesional o la parte de prestación de servicios a la ciudadanía.
¿Cómo es el proceso de imitar a un ministro como Óscar Puente?
De la misma manera que cuando imité a Alfredo Pérez Rubalcaba. La verdad es que me ha pillado con el pie cambiado, en el sentido de que fue una incorporación de ultimísima hora. Teníamos más opciones y, por todo el asunto de trenes y demás, pensamos que podíamos hacer una pequeña parodia del personaje. Lo abordamos en un último momento.
Siempre intento, de alguna manera, coger esencias del personaje y no me ocupo tanto de la voz. Creo que es mucho más importante el contenido que el continente, y la voz forma parte del continente. ¿Que la voz la tienes? Pues maravilloso porque hay gente que imita superbién y hay verdaderos maestros de la imitación de voz. Yo intento retratar la línea argumental de lo que quiero contar del personaje. Aparte que Óscar Puente tiene una voz radiofónica y muy bonita. No es parodiable en sí misma.
¿Crees que va a encajar bien la parodia?
¡Por qué no! No es algo en lo que yo piense. Ya te digo que jamás me adentro en cuestiones personales de ningún tipo. Hacemos una parodia acerca de lo que consideramos que tenemos que contar, no me considero alguien que haga imitaciones sangrantes.
¿Te ha contactado alguna vez un político en días posteriores a la emisión de un especial?
Históricamente, sí. María Teresa Fernández de la Vega contactó conmigo por una parodia que hacía suya. Sé por el entorno cercano que Alfredo Pérez Rubalcaba también. Y algún otro hace tiempo. Que yo sepa, no he tenido ningún desencuentro con ningún personaje. Por lo menos de puertas para afuera. Mi amigo Santiago Segura dice que a nadie le gusta que le imiten. De cara a la galería, pues, muestras esa mueca de sonrisa. Yo creo que depende de cómo trates lo que estés haciendo.
¿Y te ha llegado lo que piensan en Moncloa o en Casa Real?
Siempre que me he encontrado con Felipe VI ha sido superagradable conmigo. Además, en una ocasión me dijo que, cuando sus hijas eran chiquititas, veía con mucho agrado el especial de Fin de Año. Él tiene un grandísimo sentido del humor. A mí me lo ha manifestado. Me ha saludado y nos hemos sentido supercómodos. Incluso la reina Letizia también me lo ha comentado. Siempre han tenido conmigo comentarios muy agradables.
Felipe VI veía con mucho agrado el especial de Fin de Año
¿Impone conocer la reacción de estas instituciones?
No lo pienso, porque siempre que hago una parodia a un personaje trato de hacerla desde ese lado y siempre de manera constructiva. La comedia es una semilla que donde cae… algo positivo florece. De verdad que lo pienso. No estoy dándole vueltas porque lo hago desde ese lado. Esa es la premisa con la que yo trabajo siempre. Si yo lo viera, ¿a mí me agradaría ver esto? Bueno, no me incomoda, voy a hacerlo.
¿Cómo decidís qué personajes van a estar en el especial? ¿A quiénes se deja fuera?
Bueno, tampoco es una cosa que tengamos un corte directo. Nosotros planteamos siempre en cada Fin de Año alrededor de 80 sketches y no llegan a 20. Quiero decir que tiramos un montón. Al final, vamos a lo que navega entre la crítica social, el humor e intentar también hacer crítica social sin olvidar el humor. Que produzca una mueca de sonrisa porque si no entras en una cosa agria. La comedia lo que te permite es fotografiar la realidad y conseguir una complicidad de sonrisa de quien lo esté viendo. Eso siempre es curativo y sanador.
¿Y la cadena pone líneas rojas? ¿Alguna vez te ha pasado?
No. Y además lo tengo que decir bien alto. Esté el Gobierno que esté, jamás he tenido un solo comentario de: “Oye, José, quita esto”. Nunca. A veces el especial ha podido gustar más y otras veces menos, porque no siempre estás en la misma regularidad. Es que es muy complicado hacer 25 especiales de Nochevieja. He trabajado, de verdad, con plena libertad en RTVE.
¿Y en algún momento piensas cuál será tu último especial?
En el primer momento en el que sienta que no estoy divirtiéndome o jugando, porque es el motor de este desempeño. Si terminas siendo mercenario de esto, mal vamos. No me ha ocurrido todavía. Es verdad que estoy alternando mis trabajos de comedia con un proyecto que acabo de terminar. Es el más bonito y más grande de mi vida: mi película, que se llama Arriba Tutto. Se estrenará, si Dios quiere, en 2026. Todavía no tenemos la fecha. Es un proyecto donde he contado con Karra Elejalde, Olivia Molina, Diego Anido y Pablo Cabello, que es un niño de 7 años que es un absoluto descubrimiento. Una de las premisas que planteé a la directora de casting, Natalia Rodríguez, es que necesitaba a un niño que transmita mucha emoción. Hicimos más de 30 pruebas buenísimas, pero Pablo es algo excepcional.
La historia presenta a una troupe de cómicos en 1910, que van con carromatos de madera por todos los sitios de España. La filosofía del padre, que en vez de llevar lanza prefiere la comedia como herramienta para unir a la gente, se la transmite al niño. Hay una relación paternofilial preciosa. El descubrimiento del amor por parte del niño, porque conoce a una niña de siete años de la que se enamora, y cómo esa historia le persigue. Es una historia muy bonita. Me siento hiperfeliz. Ya la tengo montada. El otro día en Bratislava tocaron todas las piezas que compone la banda sonora de la película. Estamos ultimando sonido. Me tengo que ir a Cinecittà, porque lo hemos aplazado, para hacer las mezclas, finales de sonido, porque es una coproducción italoespañola. He hecho un proyecto, el proyecto que quería. Superfeliz, muy contento.
Mientras tú te cuelas en nuestros horarios en Nochevieja, ¿cómo es Nochevieja en la tuya?
Tranquila, la paso en familia con mis hijos, mi mujer. Es curioso. Incluso habiendo estado en montaje, siempre tienes la inquietud última de lo que se está emitiendo. Esa tensión. Es absurdo, ¿no? Pero el hecho de que tú sepas que eso está vivo y que la gente en ese momento lo está viendo, le otorga esa adrenalina que aporta muchísima emoción y tiene parte de temor.
Pero bueno, forma parte de este invento. Mi familia lo ve siempre, y más este año que no ha participado nadie. Quiero que los niños sean anónimos. Pero claro, me chantajean emocionalmente y me dicen: “Papá, no voy a hacer ningún sketch…”. Y navegas entre esas dos cosas, porque a mí me gusta mantenerlos en el off absoluto. Si alguna vez hicieron algo es porque han disfrutado mucho y han sido superfelices. Pero no quiero.