'Better call Saul' 1x09 Review: un giro digno de 'Breaking Bad'
Por Silvia MartínezSilvia Martínez
‘Better Call Saul’ llega al fin de su primera temporada y eso se palpa en el ambiente. Como todo buen final de temporada de una serie que se precie, había tramas que tenían que explotar fuera como fuese y dar lugar a que se abran otras para la siguiente temporada.
Si bien podría haber seguido en la misma línea que el resto de capítulos y no habría decepcionado a su público, lo cierto es que un episodio como el que nos ocupa ha hecho que todavía admiremos más a Saul y estemos deseando saber cómo acaba la primera temporada de su serie propia.
¿Queréis saber lo que ha pasado? Vamos allá.
(¡Cuidado SPOILERS!)
Un pequeño paso para Jimmy, un gran paso para Saul
El capítulo de la semana pasada, un tanto de relleno aunque igualmente interesante, nos abrió paso al que todo apunta va a ser el gran caso de Jimmy McGill en el que además va a estar ayudado por su hermano Chuck: el fraude que está cometiendo la residencia de ancianos en la que habitan sus actuales clientes.
Tras un intento de Schweikart y Cokely, los abogados de Sandpiper, de restringirle el paso a la residencia a Jimmy, éste se hace con el favor del juez y consigue que desestimen dicha petición. Todo parece empezar a encaminarse hacia el éxito y por fin McGill va a enfrentarse a su gran caso. Pero no.
Y es que en cuanto llega a casa dispuesto a seguir trabajando con la alegría que supone haber conseguido una pequeña victoria, su hermano Chuck, quien ha recibido un montón de documentos de los SC que insinúan que el estado mental de los ancianos va a hacer que sus testimonios no sirvan para nada, sugiere que el caso tiene que ser pasado a un bufete más grande. Un bufete, cómo no, como Hamlin & McGill.
Renunciando al orgullo
A regañadientes, Goodman acepta concretar una reunión con Kim para presentarles el caso y encaminarse hacia su nueva aventura como abogado de Hamlin & McGill. Pero tampoco.
Una vez se presentan en los despachos de HHM, justo después de que Chuck – que, recordemos, ahora empieza a pisar la calle poquito a poquito – sea ovacionado como ni él mismo habría imaginado, las cosas empiezan a torcerse. Hamlin está dispuesto a pagarle 20000 dólares por haber sido quien entregara el caso pero está muy lejos de querer que Saul se instale en el bufete. Éste, por su parte, prefiere quemar los papeles si es necesario antes de entregar el caso a una persona que odia tanto como al hombre del azul hamlíndigo.
¿De verdad Howard prefiere perder un caso multimillonario antes que trabajar con Jimmy? Cierto es que sabemos que, ya en su día, cuando Saul se licenció, éste se negó en rotundo a aceptarlo como trabajador. Pero ahora las cosas han cambiado, Saul está demostrando su valía… ¿Qué ocurre entonces? Kim tampoco lo entiende, por eso se dirige después al despacho de Howard pidiendo unas explicaciones que éste parece no querer darle. Es más, se muestra bastante borde. Pero, finalmente, suelta prenda.
Criminales buenos, polis malos
No sabemos qué es lo que le han dicho a Kim, pero ésta, aunque la vemos defender con uñas y dientes a Saul – cosa que todos esperábamos y más tras las imágenes del pasado que vimos en el anterior episodio – , acaba diciéndole al propio Jimmy que tiene que aceptar el trato. Él, reacio y totalmente deprimido, la ataca alegando que no se esperaba que ella fuera a aconsejarle que se aparte del caso. Pero ella, lejos de gritarle o enfadarse por sus ataques, en una actuación que consigue empaparnos a nosotros mismos de honestidad, derrama lágrimas mientras sigue aconsejándole exactamente lo mismo.
¿Qué le habrá dicho Howard? No lo sabemos. Saul tampoco tiene ni idea, pero bastante tiene con lo suyo y con no saber por qué su móvil se le apaga solo.
Por otra parte, lo que sí sabemos es que Mike está de vuelta a la calle. O lo que es lo mismo: empieza a ser el Mike Ehrmantraut que conocemos y accede a proteger a un hombre. Pero sin armas, sólo con su sándwich de Pimento. Una vez más, Mike demuestra por qué lo quisimos tanto en ‘Breaking Bad’ y deja a los dos guardaespaldas de poca monta con la boca abierta al desarmar a uno de ellos como ya quisieran todos los policías de Estados Unidos poder hacer. Después, ejerciendo sólo él de guardaespaldas pues uno no está en condiciones tras el desarme y el otro ha huido, nos enteramos de que el hombre al que tiene que proteger es un ‘pringadillo’ que, bien lejos de saber lo que está haciendo, entabla negocios con nuestro amigo Nacho Varga, el narcotraficante. Pastillas robadas – no sabemos de qué, pero nada bueno, seguro –, concretamente.
Y es exactamente aquí cuando nos damos cuenta de que la madre de ‘Better Call Saul’ está muy presente. De que la conversación que tiene Mike con el pobre infeliz de las pastillas nos lleva al pasado – realmente futuro, pero ya me entendéis – trayéndonos las imágenes de los inicios del inexperto Walter White cuando hacía tratos con Tuco. Exactamente la misma esencia. Exactamente, todo lo que nos recuerda a ‘Breaking Bad’.
Cuando se acabe el combustible, se acabó
Volvamos a Saul y a su resaca de la mañana siguiente a su conversación con Kim, que le ha hecho recapacitar y pensar seriamente en aceptar el trato, algo que a su hermano le parece coherente si realmente es lo que Jimmy quiere. ‘Haber trabajado juntos sería lo mejor’, dice Chuck. Y claro, como todos habíamos pensado alguna vez, siendo Chuck socio mayoritario igual que Hamlin, ¿por qué no es él quien le propone que Saul trabaje ahí? O quien le obligue incluso.
Eso piensa Saul, a quien se le ocurre el plan perfecto para que Howard le acepte como parte de su bufete: Chuck tiene que amenazarle con que va a irse del bufete, y vista la ovación recibida, éste se asustará de tal manera que no tendrá más remedio que aceptar a Jimmy en las oficinas. El plan perfecto, ¿no?
O al menos lo habría sido si Saul no supiera de primeras que eso no iba a pasar. Si Saul no supiera que la verdadera razón por la que hace tiempo Hamlin no lo quiso en su bufete y tampoco ahora no es otra que su propio hermano Chuck. Gracias al apagón de su móvil y el deseo de Goodman de saber por qué, se entera de que hubo una llamada de madrugada emitida desde su móvil al propio Howard Hamlin que no podría haber sido emitida por otra persona que no fuera Chuck McGill. Y ahí ya, cuestión de atar cabos.
Cuando toda la trama parecía estar resuelta de forma amable, lejos de aburrir pero ciñéndose a la comedia que es y mostrándonos anécdotas de lo más variopintas, ‘Better Call Saul’ da un giro digno de su serie madre y cambia por completo la vida de su protagonista. Ahora se ha enterado de lo que de verdad opina su hermano de él y está dispuesto a acabar con la relación que les une. Se va de su casa para no volver ante la sorpresa de todos sus espectadores que llevamos más de quince minutos boquiabiertos y sufriendo tanto o más que el propio Goodman. Le apoyamos, sin duda. Sabemos que se merece algo más, sabemos que lo va a tener, pero queremos saber cómo y cuándo va a empezar su cambio. No nos perderíamos el último capítulo de ‘Better Call Saul’ por nada del mundo. Martes, vuelve ya.
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