'Masters of Sex' 3x12 Season Finale: el sabor amargo de la derrota
Por Juan Carlos López SáezJuan Carlos López Sáez
Llegados al último episodio de la actual temporada, vemos cómo se colocan todas las piezas presentadas a lo largo de estos doce episodios, que han llevado al castillo de naipes a derrumbarse. En una situación límite y llena de tensión, 'Masters of Sex' se despide desmoronándose, y dando pie a una cuarta temporada que promete ser por lo menos, muy diferente a lo que ha sido hasta ahora la serie.
A pesar de su irregularidad, la serie ha sabido corregirse y no perder el rumbo, en su mayor parte porque la pareja protagonista ha dejado tiempo de lucimiento a los secundarios, que son los otorgan las mejores historias y por esas escenas que aún pareciendo de relleno y sin importancia, han resultado ser decisivas para el desenlace.
Tras el inesperado y deprimente final, los guionistas se han asegurado tener por lo menos nuestra curiosidad por comprobar por donde irán los tiros a partir de ahora, ya que es imposible volver a la normalidad, una jugada muy arriesgada que relanzará o enterrará la serie.
Pero llegados a la sensación de estancamiento que se dio en la segunda temporada, este riesgo es el último as en la manga que quedaba para captar la atención de un espectador que bostezaba demasiadas veces estos dos años.
(¡Cuidado SPOILERS!)
Bill ha llegado a la recta final con múltiples frentes abiertos ante él, y su incapacidad por salir indemne de todos. Su libertad, su amor, su felicidad y su prestigio penden de un hilo que se romperá en cualquier momento.
El demonio con cara de ángel
Nora se destapa por fin como una infiltrada que quiere mostrar al mundo los pecados que comete Bill en la clínica, y le tiende una trampa para que el oficial de policía sea testigo de como Masters da dinero a Nora (aunque sea para ayudarla con el alquiler).
La joven consigue su objetivo. y en los preparativos de la gran presentación que se dará por la noche en la clínica con motivo del nuevo libro, Bill y Virginia son detenidos por regentar un negocio de prostitución.
Por si fuera poco, el mismo agente lleva las declaraciones que culpan al doctor de pedófilo al hablar sobre educación sexual a Dennis, compañero de colegio del hijo de Masters, Y cuyos padres extorsionan al protagonista para que pague para silenciarlos.
Virginia se ve arrastrada a la celda y encerrada en el calabozo por ser considerada cómplice de su compañero, cuando realmente estaba en contra del estudio con sustitutos y se comenzó sin su consentimiento.
El caballero salvando a la dama
Dan vuelve para demostrar a Virginia que se ha divorciado y que pretende casarse con ella, pero aclarando de que si lo rechaza no volverá a intentarlo. En medio de la declaración, Dan ve como su amada es detenida, y gracias a su solvente situación económica, paga la fianza para liberarla.
Virginia no puede ni mirar a Bill al ver el desastre que ha armado por culpa de su incompetencia. Primero por no querer pagar a los padres de Dennis por su silencio, y segundo por confiar en Nora. Aún así, se despide para pedirle que la deje irse.
Al salvarse, Johnson decide que ya ha dado suficiente por su trabajo, y es hora de poner su vida personal y su felicidad como principal prioridad, por lo que planea fugarse con Dan.
Quitándose las máscaras
Con Virginia fuera, Bill recurre a Libby para que pague su fianza, y no encuentra mejor ocasión para confesarle a su esposa la aventura que ha vivido durante años con su ayudante. Libby, que alucina por el inapropiado momento en el que su marido ha decidido confesar, no soporta la torpeza del doctor y el haber perdido sus posibilidades de ser feliz junto a hombres que si la valoraban, y por primera vez, hablan claramente y sin esconder nada.
Libby confiesa que sabía todo y que tenía un acuerdo con Virginia, algo que resulta un duro golpe para Masters que descubre que su amante y su esposa actuaban a sus espaldas. Por si fuera poco, Libby le prohíbe volver a casa, y sobretodo, no paga la fianza por lo que deja a Bill atrapado en comisaría.
El infierno de Betty
Betty tiene que lidiar con los preparativos de la presentación del nuevo libro a la prensa. Para eso, hay concertada una sesión de fotos y una gran cena, pero todo se tuerce cuando Bill y Virginia desaparecen, y Betty es la única que queda para dar la cara. Llegado el momento en el que es imposible distraer más al editor que amenaza con hacer público el arresto del doctor.
Betty es la heroína del episodio, primero ayuda al Dr Scully a afrontar su primera cita en público con un hombre, para más tarde interrumpirla para que Paul Scully pague la fianza de Masters. Mientras informa a Bill de que tiene media hora para salvarse y para salvar la clínica (el libro ya parece importar poco o nada), Betty sufre el engaño de Virginia que aparece para recoger sus cosas, dar un golpe con la caja a Nora, a la que deja tirada en el suelo de su despacho, y marcharse haciendo creer que volverá en breve para la cena.
El mejor personaje de la serie es la que verdaderamente vale la pena, Y se ve obligada a ver como se desvanece el trabajo que tanto ha costado realizar por culpa de la ineptitud de Masters.
Se acabó
Con Masters liberado y Virginia en el aeropuerto camino a lo que será su nueva e idílica vida junto a Dan, Bill debe decidir entre salvar su trabajo o perseguir su felicidad, y por primera vez, escoge lo segundo. Pero el tiempo se termina, y sin fuerzas por culpa de las últimas palabras que Virginia le dedica “Si me quieres deja que me vaya”, Masters se da por vencido y no intenta llegar a tiempo a la clínica, donde Betty aguarda para salvar lo poco que queda en pie.
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