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‘Tyrant’ 2x05 Review: En Abuddin o matas, o te matan

Por Betty M. Martínez

Empieza la acción. Después de unos capítulos en los que los personajes han ido tomando posiciones y donde la atención se ha concentrado básicamente en la situación familiar, llegamos a un punto donde todas las piezas están colocadas en el punto justo sobre el tablero. Veamos cómo empiezan a moverse.

¡CUIDADO SPOILERS!

El ejército del Califato

Lo descubrimos la semana pasada y ya intuimos que no nos iba a gustar. Abu Omar y su ejército del Califato se han convertido en una pieza clave de la situación política en Abuddin. No son el grupo de insurgentes que lideraba Ihab Rashid que buscaban echar a los Al Fayeed del poder. El Califato quiere a los Al Fayeed lejos de Abuddin, pero también pretende un país basado en las leyes de Alá y harán todo lo que esté en su mano para conseguirlo. Y, lo que es peor, tienen los medios y la sangre fría para llevarlo a cabo.

Cuando los soldados del Califato encañonan a Daliyah, Ahmos le dice al pequeño Ghani que cierre los ojos, se tape los oídos y empiece a contar. Ojalá nosotros hubiéramos seguido ese sabio consejo. La escena del patíbulo ha sido una de las más fuertes que se han visto en toda la serie. Ha sido tan sumamente realista que se te forma un nudo en la garganta que ni siquiera la “indulgencia” posterior consigue borrar.

A nosotros se nos corta la respiración, pero, sin embargo, Ihab, el que hablaba de barbarie la semana pasada, ni se inmuta cuando ve el reguero de muertos. Por un momento, parece que recupera un ápice de la humanidad que tenía su padre y que iba a censurar las celebraciones de los supervivientes ante los cadáveres de sus compañeros, pero Abu Omar se está destapando, además de como un asesino, como un encantador de serpientes. Ya no hay dudas ni cuestionamientos. Ihab ha encontrado el “camino”.

Se le llena la boca diciendo que vienen a liberar Abuddin del tirano, pero no se ha dado cuenta de que está allanándole el camino a otro tipo de tiranía.

Objetivo: Ma’an

El tío Tariq tenía uno de sus planes perfectos. Le aseguró a su sobrino que los invasores no saldrían de Tal Jiza, pero ya van rumbo a Ma’an y a Jamal tiene casi tiene que hiperventilar para no estallar en cólera. Es la primera vez, y esto es bueno, que Jamal cuestiona a su tío y también es la primera vez que el viejo general parece no tener muy claro cómo solucionar el problema. Una cosa es gasear a ciudadanos de a pie y otra muy distinta el combatir con un ejército bien armado y altamente motivado.

Algo empieza a cambiar en Abuddin. El todopoderoso general ha sido sorprendido en su propio terreno. Es comprensible que no se esperara la traición de Bassam, pero que todo un ejército cruce la frontera de su adorado Abuddin y él no sea capaz de pararlos era bastante improbable… hasta ahora.

Y ese ejército va camino de Ma’an y eso preocupa a Jamal. No porque sea una de las ciudades más importantes del país, sino porque allí están el petróleo y los chinos. Jamal tiene el don de desconcertarnos. Hay momentos en los que parece un presidente de verdad, pero en otros parece un simple aprendiz al que todos manejan a su antojo.

¿Cómo es posible que no conociera la amenaza del Califato? ¿Por qué se sorprende de su alianza con Ihab Rashid? ¿Cómo es posible que tenga preparado en horas un plan para evacuar a los chinos de Ma’an y no organice la defensa de sus propios conciudadanos? El poblado de Tal Jiza ha quedado destruido, sus habitantes han vivido una pesadilla, han perdido a todos los hombres entre 15 y 50 años al ser reclutados por el Califato, pero Jamal solo tiene tiempo para pensar en el petróleo, perdón, y en los chinos.

Lo más sensato que ha dicho Jamal en este capítulo es eso de “Bassam tenía razón y debería haberlo escuchado”. Por cierto, es la primera vez que Leila no tiene nada que replicar a su marido.

Matar o que te maten

Y hablando de Bassam. Cuando el Califato llega a Tal Jiza, toda su atención se centra en Daliyah, pero pronto cambian sus preocupaciones. Cuando ve a Ihab Rashid, su expresión cambia. Ya no le inquieta la situación del poblado (que seguro que también), sino que su prioridad pasa a ser su propia seguridad. ¿Por qué?

Porque sabe que Ihab es el único en varios quilómetros a la redonda que puede reconocerlo. Si Ihab fuera el de antes, tal vez lo reconociera como el interlocutor de su padre, el hombre que intentó liberar Abuddin de su propio hermano, y consiguiese salvar su vida. Pero Ihab ha cambiado. Se ha radicalizado hasta tal punto que Bassam asume que cualquier “simpatía” que tuviese hacia él ya ha desaparecido. Y eso que Ihab no sabe el secreto que Barry guarda desde la temporada pasada.

Por otro lado, si el Califato descubre su verdadera identidad, lo único que verán delante será a un Al Fayeed, a un tirano como Jamal, y esta vez no podrá escapar a su cita con la muerte. El propio Bassam lo dice: es enemigo del Estado, pero también es enemigo del Califato.

Ante este panorama de enemigo de todos ¿qué hace? Huir. Regresó a Abuddin para hacer algo bueno, pero los acontecimientos han podido con él y decide poner tierra de por medio. Al hacerlo vuelve a mostrarnos la mejor y la peor de sus caras. La mejor, ayudar a quien lo necesita. La peor, convertirse en un asesino. De nuevo. O matas o te matan, dice, y Barry ha asumido claramente que prefiere estar en el primer grupo.

En este capítulo se ha manchado las manos de sangre en, podríamos decir, defensa propia. Bassam asegura que matar no era su intención y nos lo creemos. Esta vez ha hecho lo necesario, pero no podemos olvidar que en otras ocasiones ha tenido menos consideración. Si Jamal nos desconcierta, el lado oscuro de Bassam es inquietante. Jamal es transparente, es lo que es, lo que vemos es lo que hay; pero Barry es distinto. Bassam tiene demasiadas capas, matices, aristas… Creo que aún no hemos conseguido descubrir verdaderamente quién es.

Aunque, eso sí, hay cosas que sí están claras. Bassam Al Fayeed quiere ser el héroe de esta historia y ha decidido actuar en consecuencia.

Y para acabar, y por si todo esto no fuera suficiente, James, Sammy y Molly aterrizan en Abuddin.

Ahora sí. Empieza la acción.

Por Betty M. Martínez

Empieza la acción. Después de unos capítulos en los que los personajes han ido tomando posiciones y donde la atención se ha concentrado básicamente en la situación familiar, llegamos a un punto donde todas las piezas están colocadas en el punto justo sobre el tablero. Veamos cómo empiezan a moverse.