'Tyrant' 2x03 Review: ¿una mentira repetida se convierte en verdad?

Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez

Al margen de lo que pasa capítulo a capítulo en ‘Tyrant’, lo que está claro es que a esta serie la definen palabras un tanto grandilocuentes: familia y política, democracia y dictadura, guerra y paz, amor y odio, pasión y traición, Oriente y Occidente. Casi todos esos términos han aparecido reflejados en todos los episodios que hemos visto hasta ahora. Pero falta una contraposición, la que define este capítulo: verdad y mentira.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Un médico desertor y arrogante

Finalmente Bassam ha conseguido salir de su particular travesía del desierto y parece que su ángel de la guarda ha regresado de sus vacaciones. Aunque todo apuntaba a que iba a ser entregado nuevamente al Ejército, Barry ha ido a encontrarse con un buen hombre, Ahmos, que aún respeta el principio de la hospitalidad.

Bassam le contó que se llamaba Khalil, que era médico y que había desertado (empezamos la sección mentiras de este capítulo) porque no estaba de acuerdo con el Gobierno (verdad) y había sido un “arrogante” que creyó que se saldría con la suya (parece que el paseo por el desierto le ha servido como cura de humildad).

La verdad es que Bassam ha sido muy ingenioso. Ha aderezado una mentira con toques reales para hacerla más creíble. El problema es que las mentiras tienen las patas cortas y Kassim descubrió que no constaba ningún fugado en los registros del ejército. Lo lógico, vista la situación del país, era que Ahmos o lo entregase o lo echase a patadas de su casa, pero es un buen hombre y le ofrece ayuda para huir del país o quedarse con su familia. ¿Qué hará Bassam?

Hasta aquí los hechos. Vayamos con las emociones. Bassam ha tenido que enfrentarse a varios momentos clave. El primero: tomar la decisión de no decirle a su familia que está vivo. El pediatra de California no ha perdido su sentido común y sabe que Molly y sus hijos están más seguros si todos creen que ha muerto.

El segundo: comprobar que su hermano comete los mismos errores que su padre, pero de eso hablaremos más adelante.

El tercero: volver a entrar en una mezquita. ¿Será que está reencontrándose con sus orígenes?

El cuarto: Daliyah. Esto, reconozco, es una impresión. Me da la sensación de que empieza a vislumbrarse la cuota romántica de la serie. Con Molly a miles de quilómetros, nuestro héroe necesita una mujer por la que suspirar o que suspire por él y la segunda esposa de Ahmos ya le ha echado un par de miraditas. Bassam traicionó a su hermano por el poder, ¿será capaz de traicionar al hombre que lo está arriesgando todo por él por una mujer? Lo veremos.

Y tendremos que ver también si el joven de los Al Fayeed decide reemprender su camino de “estandarte de la democracia” para buscar un futuro mejor para Abbudin o si huye una vez más de su destino escondiéndose en un pueblo en medio de la nada. Yo voto por la primera opción y espero que los guionistas también lo hagan porque eso querría decir que la serie seguirá manteniéndonos pegados a la pantalla.

De tal padre, tal hijo

Y mientras Bassam recuperaba fuerzas gracias a una buena familia, su hermano mayor sigue gobernando Abbudin. Cuando terminó el último capítulo todos intuimos que pasaría lo que finalmente pasó. Ma´an fue gaseada. Otra vez. También pensamos que Jamal había desatado su ira y había dado la orden, pero ¡sorpresa! el señor presidente quería acabar con la insurgencia, pero sin armas química. Entonces, ¿qué pasó? Lo mismo que años atrás. Tariq tomó la decisión que él consideró más correcta por el bien de Abbudin y, por supuesto, de la familia Al Fayeed y ¿cuál era la mejor solución? Gas sarín para todos. ¿Es consciente Jamal de que quien manda en Abbudin es Tariq y no él?

Jamal casi asfixia a su tío, pero ya sabemos que él no mata a miembros de su familia y decide tirar para adelante con una gran estrategia de comunicación. El ejército atacó las posiciones insurgentes y se dio la casualidad de que sus proyectiles impactaron contra el arsenal de armas químicas de los partidarios de Ihab Rashid. Demasiada casualidad, pero factible. El único pero es que esos insurgentes la semana pasada casi tuvieron que pedir prestada una pistola como para tener de la noche a la mañana armamento biológico, pero eso no sale en directo por la televisión oficial de Abbudin.

Pero lo peor de todo no es que repitan una y otra vez una mentira para convertirla en verdad. Lo terrible es la actitud del embajador chino. Él sabe perfectamente lo que ha pasado, pero aun así no renuncia a sus prósperos negocios con Abbudin. Una investigación de trámite de la ONU y aquí no ha pasado nada. ¿Qué importan mil muertos si hay una reserva de petróleo por explotar? Sin comentarios.

La herencia de los Al Fayeed

Y vayamos con los jóvenes de la familia. Ahmed parece que va espabilando y hay que reconocerle que nos ha dado el momento divertido del capítulo. Hazme respetable, le dice a su peluquero. Sansón perdió toda su fuerza cuando le cortaron el pelo, ¿cambiará Ahmed la leyenda y se convertirá en un competente ministro de Desarrollo Energético con su nuevo look? No sé si habrá aprendido algo de petróleo, pero lo que sí ha aprendido no es nada bueno. Se ha creído la mentira oficialista y elogia a su padre por hacer lo que tenía que hacer. Jamal asusta, pero esta evolución de su heredero da mucho miedo.

Y mientras Ahmed asume su responsabilidad como heredero de Abbudin, Sammy descubre que ser un Al Fayeed tiene cosas buenas. Se matriculó en un curso con el apellido de soltera de Molly porque está atravesando una etapa de profundo enfado con su padre (y motivos no le faltan), pero toda esa ira desaparece cuando descubre que es el único heredero de los cien millones de dólares depositados en una cuenta de Dubai. Solo heredan los varones de la familia ¿en serio? Quiero creer que esa herencia es cortesía del abuelo Al Fayeed porque no veo a Barry capaz de dejar a su mujer y a su hija sin un centavo. ¿Conocía Bassam la existencia de ese dinero?

Parece que Ahmed va convirtiéndose en el hombre que Jamal (y Tariq) esperan que sea justo al mismo tiempo que Sammy parece derivar hacia lo que antes era su primo. Primera parada del rico heredero: el concesionario de Ferrari. Molly ha llorado mucho, pero es probable que aun tenga que derramar más lágrimas.

Y quien también ha llorado ha sido Leila. Su visita a los heridos en el hospital da Ma’an no ha salido como ella esperaba y encima descubre que la versión oficial es mentira. Esto sí que me ha descolocado. Leila siempre ha sido una mujer fría, ambiciosa, que no pestañeó en pedir la muerte de Bassam (a pesar de lo que significaba para ella) para mantener su status y ahora ¿se hace la sorprendida porque su marido gasea al pueblo? Leila, ese es el hombre que has ayudado a crear. ¿De verdad te sorprende que haya mentido por televisión? Lo reconozco, me he perdido. Esto no me lo esperaba.

Este capítulo ha servido para ir abriendo muchos interrogantes para el futuro y para situarnos perfectamente en los escenarios en los que se van a desarrollar los acontecimientos. Las cuatro últimas secuencias han sido un resumen perfecto de cómo está ahora mismo la situación y ha dejado muy claro quién es quién en Abbudin.

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