Especial 8M

Las mujeres de más de 40 que dan ejemplo a la industria con sus exquisitas (pero escasas) series y programas

Lily Tomlin, Sarah Lancashire, Julia Otero y Mercedes Milá

Paula Hergar / Lorenzo Ayuso

Una de las reivindicaciones más repetidas por las mujeres en el sector audiovisual es que a partir de los 40 años deja de sonar el teléfono. Para las más afortunadas, suena con menos frecuencia. Lo han expresado actrices y presentadoras, porque sobre todo les ocurre a las que están frente a las cámaras. Como si su imagen dejara de interesar, como si se tornaran invisibles, como si llegadas a una edad no les interesara seguir trabajando.

Pero no es una decisión propia. Más bien todo lo contrario. Estamos en un mundo en el que la imagen de la mujer frente a la cámara importa más que la experiencia. Y así nos quedamos sin ver historias interpretadas por algunas de las mejores actrices que existen y sin escucharlas relatadas por las periodistas más experimentadas.

“El recorrido entre los 35 y los 55 años no interesa”

Es un mal que se sufre dentro y fuera de nuestras fronteras. Actrices que reinaron en los 90 (cuando tenían entre 20 y 30 años) como Demi Moore o Meg Ryan están totalmente relegadas al ostracismo, como antes sucedió con otras estrellas como Debra Winger; mientras que homólogos masculinos como Brad Pitt y Tom Cruise aún arrasan en taquilla, y otros como George Clooney mantienen su caché sin necesidad de protagonizar superproducciones. Lo vemos también en nuestro país con fenómenos eternos como el de José Coronado, Luis Tosar o Eduard Fernández en contra de las cada vez menos protagonistas como Ariadna Gil o Lola Dueñas. Todos ellos son ganadores de Goya, pero mientras unos siguen siendo más que prolíficos, otras tienen menos oportunidades.

Así lo decía, por ejemplo, Candela Peña, que se resignaba por no ser “nunca la primera opción”, simplemente para avisar a otras actrices, especialmente a las más jóvenes: “Esto las actrices lo tienen que saber, porque ahora las actrices jovencitas [...] creen que ya es pintón hacer una serie y tener muchísimos millones de seguidores, porque ahora tienes herramientas como las redes sociales. Pero es que esto no va de eso. Es que ahora tienen 20, pero querrán a lo mejor tener 40 y seguir. Y si el físico tuyo no entra en el canon concreto, esto es pico-pala, pico-pala, pico-pala”, explicaba a verTele con motivo del estreno de Maricón perdido sobre la falta de oportunidades. No en vano, las reivindicaciones sobre la falta de oportunidades laborales han sido constantes en sus entrevistas y declaraciones públicas.

Aitana Sánchez-Gijón también ha hablado de esta tesitura: “Hasta los 35 años, siempre fui la chica de la película. Pero fue cumplir esa edad, cuando yo tenía una niña de dos años y un bebé de dos meses, y pasar a ser la madre de la chica”, rememoraba en una entrevista para La Vanguardia, donde denunciaba que en la industria audiovisual española “pasas de ser el objeto de deseo a ser la madre del objeto de deseo, sin término medio”: “El recorrido entre los 35 y los 55 años, un rango importantísimo para cualquier mujer, no interesa. Y a los 55 ya te ponen de abuela, claro”.

El pasado 2022, Emma Suárez opinaba en una charla con EFE que se estaban dando “pequeños pasos” para otorgarle a la mujer el peso que merece con “personajes importantes para mujeres de cierta edad”. Con tres Goyas en su haber, agradecía en una entrevista previa que ya no existe la misma exigencia con las actrices para que “sean bellas”, y ponía como ejemplo el de Frances McDormand, una mujer que se ha caracterizado por aprovechar para hacer reivindicaciones a este respecto cada vez que subía al escenario a recoger galardones.

“Todas tenemos historias que contar y proyectos que necesitan financiación”, dijo en la ceremonia de los Oscar 2018,,al recoger su estatuilla por Tres anuncios en las afueras, antes de hacer levantarse de sus butacas a todas las profesionales nominadas. Olive Kitteridge, adaptación de la novela de Elizabeth Strout a cargo de Lisa Cholodenko, es un ejemplo perfecto de esto que cuenta: auspiciada por HBO en 2014, este drama aborda la historia de una profesora de matemáticas a lo largo de 25 años de relación con su marido.

El entretenimiento, en la misma tesitura

También ocurre en informativos, en programas de entretenimiento, donde la norma no es precisamente la de la presencia femenina: seguimos viendo a hombres llevarse los principales bolos de las cadenas, las grandes oportunidades. Ocurre hasta con las Campanadas: la apuesta por la pareja formada por Ana Obregón y Anne Igartiburu para despedir el 2020 en TVE era ya un signo de cambio de tiempos (por ser ambas mujeres, ambas ya maduras), pero las circunstancias hicieron que no tardaran en recuperarse las fórmulas tradicionales, este mismo año (con Obregón acompañada por Los Morancos).

Solo los espacios matinales tienen una presentadoras experimentadas, el resto de franjas están copadas por ellos. Da igual la edad. “Son muchos años peleando para que me dieran mi puesto”, dijo en su día Paula Vázquez, que en los últimos años se ha mostrado muy crítica con el negocio televisivo. “A los 40 años [a un hombre] le llegan programas de prime time. Nosotras caducamos a los 40”, agregaba allá por 2016.

Por eso, más allá de las audiencias, la recuperación de Julia Otero para la televisión, y más aún, para el prime time de la cadena pública, era poco menos que un acontecimiento. Supone, en buena medida, un cambio de timón. Aún así, no deja de ser curioso que también tenga frente a ella, en la segunda cadena, a otra periodista ya con cierta solera, como es María Casado, en la actual franja que ocupa.

Si hablamos de edad, es difícil que nos encontremos no ya a mujeres, sino a mujeres por encima de los cuarenta, como son estos dos casos y el de Sandra Barneda en La isla de las tentaciones o Paz Padilla ahora en Déjate querer. Porque en las privadas, la situación es más llamativa aún, e incluso una experimentada como Mercedes Milá ha tenido que acabar saltando al pago, en Movistar Plus+, para seguir ofreciendo su experiencia en lo televisivo.

Cuando las mujeres marcan el paso en las series...

Parece que sentarse para asistir a lo que una mujer adulta nos puede ofrecer, sea desde la ficción o como figura periodística o de entretenimiento, no tengan ningún interés. Pero desde verTele vamos a desmentir esta hipótesis aprovechando el 8M.

Lo hacemos poniendo en valor algunas de las mejores ficciones y espacios de entretenimiento, lideradas por mujeres de esa edad que invisibilizan cuando es la que tiene más cosas que decir. Con sus historias, con sus perspectivas, con sus interpretaciones y sus capacidades como maestras de ceremonias, aquí y allí. Nos centramos para ello en los ejemplos más recientes, que podemos encontrar en lo que va de década en cadenas y plataformas, a modo de reivindicación.

· Sarah Lancashire en 'Happy Valley'

Disponible en España a través de Movistar Plus+, la serie sigue a Catherine (Sarah Lancashire), una de las mejores policías de su división y una madre coraje. Como protagonista de este aclamado policíaco, esta mujer madura ha de hacer frente a numerosos frentes abiertos que entrelazan lo profesional y lo personal: ha perdido una hija y es tutora de su nieto Ryan; tiene una hermana toxicómana, Clare (Siobhan Finneran), luchando por rehabilitarse y, por si fuera poco, se vio inmersa en la investigación de un caso que la conectaba directamente con Royce (James Norton), el violador de su hija (y para más inri padre de su nieto). Sally Wainwright es la creadora de esta ficción para BBC y AMC que le reportó a Sarah Lancashire el BAFTA a mejor actriz protagonista en 2017, y de la que la plataforma española ha emitido la tercera y definitiva temporada en enero.

· Kate Winslet en 'Mare of Easttown'

Mare Sheeran, una detective de un pequeño pueblo de Pensilvania, investiga un crimen local mientras intenta que su vida no se desmorone. Esta es la sinopsis básica e de esta ficción de HBO estrenado en 2021 y protagonizado por Kate Winslet. En sí, viene a ser el paradigma, tal y como explicaba nuestra compañera Laura García Higueras, de una tendencia de éxito popular y crítico en los últimos años: “Thrillers protagonizados por mujeres, que no se exceden en la crudeza visual pero sí en la psicológica, para enganchar a una audiencia que sentirá que está viendo algo fresco, misterioso y nada tramposo”. Y lo más importante, con una protagonista poliédrica y con un importante bagaje a sus espaldas. No es una heroína arquetípica, asocial y fría, sino una mujer con una extensa familia, con manías y con ganas de salir de marcha cuando no tiene que estar revisando expedientes. Y ante todo, real: Winslet, de hecho, se negó a que retocaran su imagen de cara a los carteles promocionales para quitarle arrugas.

· Reese Witherspoon y Nicole Kidman en 'Big Little Lies'

Basada en la novela homónima de Liane Moriarty, la historia llegó a HBO de la mano de la productora de Reese Witherspoon que montó ella misma para conseguir papeles interesantes para su propia carrera y la de otras mujeres. Con esta historia logró un acuerdo de paridad salarial con la plataforma que el propio presidente de programación, Casey Bloys, reconoció como hito para la actriz y la industria. Sin la lucha de Whitherspoon por hacer series con mujeres maduras como protagonistas tampoco hubiéramos disfrutado de The Morning Show.

Volviendo a Big Little Lies, el olfato de Witherspoon le hizo apostar por un potente reparto femenino compuesto por ella, Kidman, Shailene Woodley, Zöe Kravitz y Laura Dern, a las que se acabó sumando Meryl Streep en su segunda (y de momento última) temporada. Precisamente son las relaciones que se establecen entre las mujeres protagonistas, unidas a través del colegio al que todas llevan a sus hijos, lo que hace destacar esta ficción, que presenta a mujeres con personalidad que atraviesan por circunstancias que suelen esconderse bajo apariencias idílicas. Esa ruptura de la imagen superficial lo que hace aflorar, además, conflictos como el de la violencia doméstica. “Mi personaje representa la violencia sexual. Espero que haya un cambio a través de las historias que contamos y que mantengamos la conversación viva”, proclamó Kidman al recoger su galardón en la gala de los Globos de Oro 2018, marcada por las protestas contra los abusos en la industria.

· Jane Fonda y Lily Tomlin en 'Grace & Frankie'

Durante siete años, Las chicas de oro se coronaron no solo como uno de los referentes de las sitcoms estadounidenses, sino también por poner en el foco a un grupo de mujeres a punto de entrar, si no lo estaban ya, en la tercera edad. Escasos ejemplos podemos encontrar en la ficción televisiva posteriores a ese, aunque en Netflix hallamos uno ciertamente reivindicable: Grace y Frankie procede de Marta Kauffman, creadora de Friends, que opta aquí por mostrar una edad de oro de las mujeres a través de Jane Fonda y Lily Tomlin, que se abren a una nueva vida tras haber sido abandonadas por sus maridos (que han reconocido su homosexualidad y su enamoramiento mutuo). Lejos de acabarse ahí la vida, ambos personajes entran en la vejez y afrontan sus limitaciones pero también todas sus posibilidades.

· Toni Acosta (y cía) 'Señoras del (h)AMPA'

Podemos incluir también un ejemplo patrio en esta lista, y es este que emitió Telecinco entre 2019 y 2021, si bien su segunda temporada quedó relegada al late night, y que puede verse ahora en Amazon Prime Video. Con una ambientación ubicada en el extrarradio de Madrid, y con actrices por encima de los cuarenta (salvo por Nuria Herrero, la más joven), muestra las peripecias de una cuarteto de madres que entran en una espiral de criminalidad tras matar accidentalmente a otra madre e integrante del AMPA del colegio de sus hijos. Más allá de las vicisitudes que les plantea esta comedia negra, creada por Carlos del Hoyo y Abril Zamora, Señoras del (h)AMPA juega a mostrar las insatisfacciones y frustraciones a las que se enfrentan las mujeres en nuestra sociedad, así como a reflejar sus anhelos y sus deseos incluso sexuales.

· Miren Ibarguren en 'Supernormal'

Un ejemplo adicional de ficción patria que pretende contar otra clase de historias a menudo invisibilizadas es el de Supernormal, creada por Olatz Arroyo y Marta Sánchez: la historia de Patricia Picón, encarnada por Miren Ibarguren, se adecua a lo que decimos. Pasados los cuarenta, hace malabares por lograr que su faceta profesional encaje bien con la personal, tratando de dar siempre la mejor versión de sí misma. Un ejemplo en clave cómico de las dificultades de las madres trabajadoras para conciliar y también para ser valoradas en su justa medida: “Ahora se están contando la historia de otras mujeres y se están acercando más a la realidad”, decía ella a Mujer.es. Junto a ella, el reparto está repleto de actrices como Alexandra Jiménez, Bárbara Goenaga y Gracia Olayo.

...Y cuando se hacen notar en el entretenimiento

· Julia Otero en 'Días de tele'

Aunque no puede considerarse ni mucho menos un éxito en sus audiencias (de hecho, Elena Sánchez Caballero reconocía que la apuesta había resultado “fallida” durante una comparecencia en el Congreso), el formato ha permitido a la audiencia reencontrarse con Julia Otero tras 10 años apartada de los platós. “En la TV en España ahora mismo no hay figuras de ese nivel”, afirmaba sobre ella José Miguel Contreras, creador, productor y colaborador del espacio, en declaraciones a verTele, que se mostraba ciertamente estupefacto ante el hecho de que no haya sido requerida para proyectos de envergadura en casi dos décadas. Otero es “una megaestrella”, en sus palabras, pero una de una edad que ya no termina de encajar, y que se encuentra plenamente asentada en la radio, donde estéticas y otras modas no vienen al caso.

· Mercedes Milá en 'Milá vs. Milá'

Precisamente otro referente y estrella, como lo es Otero, vive su particular tercera edad alejada del prime time y de los grandes registros de audiencia. Al contrario, lleva años en el refugio de la televisión de pago, donde ha seguido explorando la vía del periodismo performativo con formatos como Scott y Milá y ahora Milá vs. Milá: propuestas más reflexivas sobre temas y personajes de actualidad, donde es imprescindible la óptica y perspectiva que ella aporta. A este acomodo llegó después de quedar relegada en Telecinco a BeMad (antes de su reformulación como canal cinematográfico) con propuestas como Convénzeme, que siguieron a su despedida de Gran Hermano, un formato que ya le valió enfrentarse a prejuicios, por venir ella del periodismo “serio”. Su vuelta a la televisión generalista parece lejana, pero aún hay margen para seguir escuchándola en este Milá vs. Milá: una suerte de vuelta a los orígenes periodísticos puros con dos temporadas en su haber.

· Drew Barrymore en 'The Drew Barrymore Show'

Si empezamos mirando hacia fuera, podemos encontrarnos el ejemplo de Drew Barrymore, que ha decidido alejarse progresivamente del cine y labrarse una carrera como presentadora que, en buena medida, se nutre también de su propia trayectoria como actriz. The Drew Barrymore Show le ha permitido poner en valor su propia filmografía a base de reencuentros con los repartos de sus títulos más conocidos, como El chico ideal, Los ángeles de Charlie, Nunca me han besado o Scream, y dar rienda a su sentido del humor, a la par que busca servir como inspiración para su audiencia. En ausencia de Ellen Degeneres, el programa ha ido asentándose como alternativa y lleva ya tres temporadas y una cuarta asegurada, asentado en la sindicación en Estados Unidos. En España estará disponible en solo unos días (13 de marzo) a través de un nuevo canal de la plataforma FAST Pluto TV (no en vano, The Drew Barrymore Show está distribuido por CBS).

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