Todo Es Mentira no descansa por verano, y mantiene su apuesta por perfiles polémicos para su mesa de colaboradores. Una de ellas es Esperanza Aguirre, que este jueves se empeñó en minimizar la ola de calor que atraviesa España.
Con Pablo G. Batista a los mandos supliendo las vacaciones de Risto Mejide, el programa trató las críticas a los medios de comunicación por alertar e informar del calor que vive el país y de sus posibles consecuencias. Desde posturas negacionistas acusan incluso de “desinformar”, para lo que TEM contó con Fernando Valladares, científico y ecólogo del CSIC, que fue rotundo al explicar que sólo se explican estos cambios “si se atiende al cambio climático”, y aportó un dato revelador: “Este año ya se han batido 46 récords históricos de fenómenos climáticos”.
Para contestar a los negacionistas, Valladares contextualizó: “Claro que siempre ha hecho calor, pero no tanto calor, y claro que siempre ha muerto gente por ello, pero no tantas como ahora”, y de nuevo aportó cifras: “De 600 personas que murieron en julio de 2024 por las altas temperaturas, a las más de 1.100 atribuibles al calor de este ejercicio”. El científico avisó, además, que debíamos acostumbrarnos a ello porque el calentamiento global lo hará empeorar.
Pese a todo, Esperanza Aguirre se alineó con la visión negacionista. La política del PP puntualizó: “Yo solo digo que lo que está claro es que hay calentamiento global, no cambio climático”, añadiendo su supuesta línea contraria con el dato de que en invierno mueren más personas por el frío.
El científico y ecólogo del CSIC, Fernando Valladares, no dejó pasar la opinión de Aguirre y respondió con datos: “Se calcula que al año mueren alrededor de 20.000 personas por frío y unas 4.400 por calor, cuatro o cinco veces menos. Lo que ocurre es que mientras las muertes por frío van cayendo, las debidas a altas temperaturas aumentan año tras año. Y mientras se habla de más riesgo por calor, se comenta menos riesgo por frío, porque estamos psicológicamente mejor adaptados a hacer frente a condiciones invernales que a las de verano”.
“El verano climatológico dura ya cinco semanas más que en los años 80. Eso tiene consecuencias directas sobre la salud, la agricultura, la energía y el bienestar social”, zanjó el científico, sin que Esperanza Aguirre volviese a intervenir.
A nivel más general, el científico hizo una importante reflexión: “Lo mínimo que se está poniendo es lo que se conoce como el retardismo, es decir, hay otras cosas más urgentes. Eso se conoce como retardismo, es una forma de negacionismo que va tomando fuerza en los últimos años. Y que en el fondo, como en general lo hacen los negacionistas, supone, pues un grave problema para para todos. Porque estamos perdiendo un tiempo y una energía en explicar una y otra vez que, aunque hace siempre calor en verano, los veranos cada vez son más letales. Un tiempo y una energía que podríamos estar dedicando a adaptarnos, a hablar de refugios climáticos, a tomar medidas para que en las próximas décadas la cosa no siga yendo a peor”.