'Dog House' emocionó con su reto más difícil: encontrar un perro para una familia con dos niños autistas
Dog House continúa su andadura en el prime time de los martes en La 1 como una de las apuestas más acertadas del verano. Así, esta semana, Chenoa y el equipo del albergue canino se enfrentaron a nuevos retos, entre ellos, uno de los más difíciles de la temporada.
“Yo volví a nacer cuando diagnosticaron autismo a mis mellizos” empezaba explicando la madre de una familia que acudía al programa a buscar ayuda. “Lo más difícil es el desconocimiento, no disponíamos de apoyos, ni herramientas y el gran problema es la falta de apoyo”, lamentaba.
Ante tal panorama, la madre explicaba que buscaban un perro de compañía, pero que también se convirtiera en perro de asistencia para Mateo, uno de los dos hijos que ya había demostrado su gran conexión con dicho animal. “Nos fuimos a vivir al campo y había una perra de vigilancia. Nos dijeron que no le hiciéramos caso, pero con el paso del tiempo ella adoptó a Mateo”, recordaron los padres.
“Se hicieron amigos y donde él estaba, ella quería estar con él. Finalmente, le abrimos la puerta que nos dijeron que no abriéramos y ella se convirtió en su segunda madre. Tenían una conexión increíble”, aseguraban los padres emocionados.
Al perder a la perrita, ambos decidieron adoptar a otro: “Buscamos un perrito para casa y para convertirse en su perro de asistencia, que será una ayuda más que una carga. Queremos que en un futuro sea más independiente, vaya a comprar, sea más autónomo, gracias al perro”.
Después de estudiar el caso, el equipo llegó al albergue con el “reto más difícil”, ya que debían encontrar “un perro con ciertas cualidades, del albergue, para llevar a cabo esta función”. Entró en juego también un instructor de perros de asistencia que se decantó por Bellota, una perra con cruce de border collie, inteligente y menos movida, para ser capaz de aprender todo lo que requiere la familia.
Solo presentarles a la perrita, Mateo empezó a darle de comer y tirarle pelotas. Ella respondió de forma positiva y acabaron llevándosela a pasear. “Ahora hay que dejar pasar un tiempo para ver si las piezas del puzzle encajan”, comentaba Chenoa, que se despedía de la familia para darles un periodo de adaptación con Bellota.
Tras el tiempo ofrecido, el programa regresó a casa de la familia para averiguar que finalmente no la adoptaban: “La conexión emocional fue absoluta, las piezas para encajar eran muchas”, explicaba Chenoa. Mientras el padre lo razonaba: “Me hubiera encantado llevármela a casa, pero no tenía las características que necesitábamos”.
Eso sí, para Bellota hubo final feliz: “Está en otra casa muy contenta y nosotros esperamos nuestro momento para encontrar al mejor amigo de Mateo”, aclaró el progenitor.