El 'Grand Prix' resuelve su enigma cromático: cómo y por qué determina qué equipo es azul y cuál amarillo

Este lunes 7 de julio comenzó oficialmente el verano, o al menos televisivamente hablando. Y es que La 1 de RTVE estrenó la nueva edición del Grand Prix, la tercera desde que 'el programa del abuelo y el niño' volviera en 2023 a la cadena pública tras casi dos décadas de ausencia. Regresó por todo lo alto con Ramón García como maestro de ceremonias, y con novedades. Por un lado, la de Ángela Fernández, que cogió el relevo de Cristinini como narradora de las pruebas, y por el otro, Lalachus, que ejerció de copresentadora.

Su regreso a la pequeña pantalla encendió la nostalgia de varias generaciones con su inconfundible mezcla de humor, competición entre pueblos y caídas espectaculares, consolidándose, una vez más, como uno de los grandes fenómenos televisivos del verano y funcionando bien en audiencias. Sin embargo, desde que comenzara su andadura en 1995 hay un detalle que ha pasado desapercibido y es la vestimenta de los equipos: ¿Por qué unos compiten vestidos de amarillo y otros de azul? Un seguidor del formato desveló la respuesta, y la productora la ha tomado como afirmativa este mismo martes.

Aunque pasa desapercibido para la mayoría del público, el color de las camisetas en el Grand Prix obedece a un criterio geográfico que se mantiene casi intacto desde los orígenes del programa. En más del 85% de las ediciones emitidas, el equipo azul suele representar al pueblo más cercano a la costa, mientras que el amarillo identifica al más alejado del mar. Un código cromático que, lejos de ser decorativo, añade una capa más de sentido al popular formato veraniego de TVE.

En las primeras etapas del programa, cuando se llamaba Cuando calienta el sol, cuatro pueblos competían por gala y cada uno lucía un color diferente, no existía un patrón geográfico definido en la asignación de camisetas. Sin embargo, con el cambio de nombre a Grand Prix y su reducción a dos equipos -azul y amarillo- esta distribución cromática ha seguido una lógica más constante, asociando los colores a la proximidad al mar.

Como excepción notable, en las ediciones de 2008 y 2009 esta norma no escrita se invirtió: los pueblos costeros compitieron de amarillo y los del interior, de azul. Un cambio que, hasta hoy, no ha recibido explicación oficial por parte del programa.