'MasterChef Celebrity' expulsó a uno de sus protagonistas incontestables, tras el “beso de Judas” de Jesulín

Toñi, Eduardo y Blanca, en 'MasterChef Celebrity 8'

Paula Hergar

El séptimo programa de MasterChef Celebrity 8 despidió a uno de sus grandes protagonistas: Eduardo Casanova. El cinesta se marchó sin remedio, tras hacer una de las peores réplicas de tarta de la historia del talent.

Una expulsión que algunos podrían pensar que llegaba tras estar gafado por el propio Jesulín con un “beso de Judas”. Y es que, antes de empezar la prueba de eliminación, el torero le dio un “histórico pico” según el actor que, visto el resultado, no le dio mucha suerte.

Todo ello en una noche en la que las celebrities intentaron preparar su plato estrella; viajaron al Palacio de los Marqueses de Luján, y replicarán un pastel imposible.

Primera prueba con el brillo de Blanca y Escassi

En el primer reto de la noche, el jurado pidió que los aspirantes les sorprendieran con su plato estrella. Se pusieron manos a la obra pero tras entrar al supermercado con los ingredientes de cada uno, les obligaron a intercambiarse la compra con su compañero de fila.

“A ninguno le ha ido bien el cambio, les ha descolocado”, comentaban los jueces mientras veían a los aspirantes desconcertados. Sin embargo, los que mejor se adaptaron a la situación fueron Escassi que “fue a lo seguro con un plato rico”, Blanca por una pasta acertada y Cadaval por una pasta con “buen sabor”.

Mientras que los que peor parados quedaron fueron Toñi Moreno que dejó arena en los champiñones, Casanova por una salsa “que era puré irreconocible”, Daniel por una “carne mala y unas patatas crudas” en la línea del plato de Jesulín, y Miguel y Laura que no convencieron con el gusto de sus elaboraciones.

Tras una larga deliberación, los jueces señalaron a Blanca y Álvaro como los mejores del reto. Y de los dos, el escogido como más brillante fue el jinete.

Prueba de exteriores con el equipo de las chicas contra el equipo de la “testosterona”

Aspirantes y equipo acudieron a la invitación de los Marqueses de Luján, protagonistas de La Promesa, que pedían ayuda al programa para encontrar al nuevo equipo de cocina que trabajará a su servicio.

El desafío que les propusieron consistió en ofrecer un festín gastronómico a 80 miembros del equipo de grabación de la serie. El menú se compuso de una dorada semicurada con almendra y uva tinta; una tortilla de bacalao; un coquelet con miso, acelga y mantequilla de ajo negro; y, para concluir, una tarta de queso con chantillí y compota de manzana.

Para lograrlo, Blanca y Escassi se situaron en el centro del decorado y el resto de aspirantes pudo escoger con qué capitán querían hacer equipo. Todos, excepto Jesulín y Cadaval, optaron por la modelo para vestir de rojo. Pero para compensar el bando azul “testosterona” como lo definió ella, envió a Daniel y Miguel junto al jinete.

Durante el cocinado, el equipo de rojo tuvo la baja temporal de Casanova tras cortarse un dedo. Pero salieron airosos con cada elaboración gracias a una capitana que supo mandar y repartir las tareas de forma “sólida y rígida”. Mientras que los azules flaquearon con un capitán “blandito que quiso ser el amigo de todos”, lamentó Cruz.

Pero aún así, el equipo ganador fue el azul formado por Escassi, Jesulín, Miguel, Daniel y Cadaval.

Prueba de eliminación con el “beso de J...esulín”

Toñi, Blanca, Laura y Casanova, que habían sido de los aspirantes protagonistas de la edición, regresaron a las cocinas vestidos con los delantales negros para ver marcharse a uno de ellos. Eso sí, la actriz colombiana llegó con el pin de la inmunidad y no lo quiso usar: “¡Cocino!”, decidió sorprendiendo a todos.

Para luchar por su continuidad tuvieron que demostrar a los jueces que sabían mentir, disimulando su reacción ante alimentos más o menos deliciosos, para pasar de ronda y lograr más minutos de cocinado. La única que no lo logró fue Blanca. Por lo que todos tuvieron que replicar una tarta en 120 minutos todos, excepto la modelo.

Pasado el tiempo, los jueces dieron paso a una cata que sorprendió por la casi idéntica tarta que logró Laura, también gustaron las de Blanca y Toñi aunque con menos nivel que la de la actriz. Solo fue la de Casanova el desastre total, “muy mala, con el bizcocho seco, la mermelada incomible”.

Por lo que no hubo necesidad de una gran deliberación para sentenciar que Eduardo era el aspirante que no continuaba en cocinas.

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