'Supervivientes All Stars' llega a su final: así fue nuestro día a la deriva en la isla para descubrir toda la verdad del reality

Imágenes de nuestro día a la deriva en 'Supervivientes All Stars'

Adrián Ruiz

Honduras —
29 de octubre de 2025 20:45 h

El mito de la isla desierta es uno de los que históricamente más fascinación ha causado en el ser humano. Una idea sobre la que se encuentran referencias desde la mitología griega, con aquella Ogigia de la Odisea de Homero en la que la Diosa Ninfa retuvo al héroe Odiseo separado durante siete años del mundo civilizado; hasta el ámbito pictórico, con obras como La balsa de la Medusa de Théodore Géricault o la Isla de los Muertos de Arnold Böcklin. El concepto ha sido abordado también en la literatura, en novelas como Robinson Crusoe de Daniel Defoe o El señor de las moscas de William Golding; así como en la ficción tanto cinematográfica, con clásicos como El regreso del lago azul o la emblemática Náufrago de Tom Hanks, como en la televisiva, a través de series como La isla de Gilligan (1966) o Perdidos (2004).

Precisamente, la pequeña pantalla fue la encargada de romper en 1997 la barrera entre la realidad y la ficción, convirtiendo todo ese imaginario en Survivor, un reality show creado por el productor británico Charlie Parsons en el que un grupo de personas eran dejadas a la deriva en un enclave natural apartado en el que se ponían a prueba sus habilidades para sobrevivir y relacionarse en condiciones extremas. El 'experimento sociológico' resultó un éxito, expandiendo poco a poco fronteras hasta convertirse en uno de los formatos más adaptados a nivel internacional. A España llegó en el año 2000 y, tras varias etapas entre Antena 3 y Telecinco, y diferentes versiones con anónimos y famosos, acumula ya un total de 27 ediciones. La última, esta segunda entrega de Supervivientes All Stars en Mediaset, llega este jueves 30 de octubre a su gran final con cuatro candidatos al triunfo: Miri Pérez Cabrero, Tony Spina, Jéssica Bueno o Rubén Torres.

Los cuatro concursantes, al igual que los casi 400 que han pasado por el programa a lo largo de su extensa trayectoria, han podido vivir una experiencia única -en este caso por segunda vez- que, más allá de lo banal del puro espectáculo televisivo, sí que respeta buena parte de la esencia filosófica y humanista de ese tan explotado mito. Durante el aislamiento, los robinsones -llamados así por el mencionado icónico libro-, se ven obligados a crear su propia 'comunidad', estableciéndose entre ellos jerarquías y roles que ponen a prueba su conducta y su moral ante situaciones límites. Además, el contraste con la modernidad, al desarrollarse el desafío en un entorno austero y primitivo, ayuda a reflexionar sobre las formas de vida de las sociedades actuales y obliga, ante la reducción de recursos, a activar la creatividad y el interés por encontrar soluciones ingeniosas durante la supervivencia.

Nuestro campamento en Playa Coco en 'Supervivientes'

Hablamos de una serie de valores -supuestamente inherentes a al espíritu del formato- que con el paso de los años han sido puestos en tela de juicio por una parte de la audiencia. No son pocas las ocasiones en las que los espectadores expresan sus dudas sobre la pureza de Supervivientes y las condiciones reales en las que se encuentran los concursantes. ¿Cuentan estos con ayudas o comodidades 'extra' tras las cámaras? ¿Es tan duro el reality como tantas veces 'vende' Telecinco en sus claims? Unas cuestiones que, en buena medida, verTele ha tenido la oportunidad de resolver durante nuestra visita a los Cayos Cochinos en Honduras, donde Cuarzo Producciones y Telecinco nos invitaron a pasar 24 horas en una de las playas de la isla, atravesando prácticamente el mismo proceso -y en las mismas circunstancias- que los participantes durante sus meses de aventura.

Y aunque en este artículo daremos todos los detalles de nuestra vivencia en el caribeño Cayo Menor, avanzamos ya que hay más verdad en Supervivientes de lo que a priori la gente pueda creer. Sin poner la mano en el fuego por nadie -especialmente en el mágico universo televisivo-, y hablando solo de lo que vivimos en primera persona, podemos prometer que la experiencia no es nada sencilla y que hay que tener una gran disposición para aceptar -aun incluso si hubiera algún tipo de facilidad- estar durante tantos días en un lugar tan hostil y con tan pocos medios. Sin embargo, podemos asegurar también que es un reto que merece la pena afrontar, dado que ayuda, como dice ese tan manido cliché al que ahora damos relativa validez, a descubrir cosas de uno mismo que desconocíamos.

Restricciones y consejos médicos antes de 'Supervivientes'

Como la idea era enfrentarnos a ese día a la deriva del mismo modo que lo hacen los robinsones -en su caso hasta un máximo de tres meses-, lo primero que recibimos en la previa por parte del equipo de Supervivientes es, por un lado, una charla con una responsable de la Fundación Cayos Cochinos en la que se nos dejaron claras las restricciones y limitaciones que se deben cumplir a rajatabla en la isla para preservar la importante reserva natural que el territorio posee -que explicamos en este otro artículo- junto a todo su entorno marítimo y, por otro, una conversación con Jorge Carame, histórico 'Doc' del programa, que antes de contarnos todos los secretos médicos del formato nos dio una serie de recomendaciones en base a los principales peligros a los que estábamos a punto de exponernos.

Así pues, entre las 'normas' impuestas por el organismo encargado de la administración y conservación de la isla, nos encontramos estrictas órdenes como las siguientes:

  • Prohibido pescar una serie de peces protegidos -indicados previamente-, como por ejemplo el pez loro (fundamental en el mantenimiento del ecosistema coralino del caribe hondureño), el mero nassau, el pez globo la raya de espinas, entre otros.
  • Prohibido tocar y dañar los corales del fondo marino, pues en el caribe hondureño termina el Sistema Arrecifal Mesoamericano, la segunda barrera de arrecifes más grande del mundo después de la Gran Barrera de Coral australiana
  • Prohibido cazar cualquier especie animal presente en las playas
  • Prohibido talar árboles, solo pudiendo hacer uso para refugio o leña de las ramas y hojas caídas en el suelo y de la madera que les ofrece la producción y que fumigada antes de ser trasladada al cayo desde el continente.
  • Prohibido coger cocos de las palmeras de la isla, solo pudiendo disfrutar también de aquellos ya caídos en la arena.
  • Prohibido hacer fuego en cualquier zona de la playa que no sea la indicada, limitándosese una pequeña área para las hogueras sobre una placa de hierro que protege el sustento de la tierra.
  • Prohibido usar cremas, repelentes y dentríficos que no sean biodegradables

Todo ello se pide siguiendo lo recogido en el Plan de Manejo de los Cayos Cochinos, un reglamento oficial con base científica que es elaborado junto al gobierno de Honduras que determina todo lo que se puede y no se puede hacer dentro del enclave en el que se graba el reality. Cabe destacar que antes del estreno de cada edición, tanto los concursantes como todos los miembros del equipo de Supervivientes reciben un curso o capacitación -muy similar al que se nos ofrece- en la que se les informa de toda la normativa a respetar durante su estancia en el lugar. El incumplimiento de alguna de las reglas conlleva importantes sanciones para la productora a cargo del formato.

Conocido el reglamento a respetar en la isla, recibimos los consejos médicos por parte de Jorge Cerame, que lo resume a todo a tres claves, “los tres elementos enemigos del superviviente”: “El sol, el calor con la deshidratación, y los mosquitos”, amenazas para las cuales el 'Doc' realiza varias recomendaciones. Para los dos primeros 'peligros', intentar cubrir con ropa la mayor parte del cuerpo, estar a la sombra durante las horas de mayor exposición al sol, utilizar de forma recurrente crema solar con factor de protección 50 y beber agua de forma continuada a lo largo del día. Para lo segundo, para las picaduras de mosquitos, aplicar repelente de forma constante en la piel y sobre la superficie textil y, como en el caso del sol, usar ropa larga que reduzca las posibilidades de contacto con estos insectos.

Playa Coco, nuestra ubicación en los Cayos Cochinos

Inspección de sacos y una dotación ¿generosa?

Y, por fin, llegó el gran momento: el comienzo de la aventura, que se inició con un clima de tormenta que complicó la situación marítima hasta embaucarnos en un viaje en barca que creo que tardaremos en olvidar. Un desplazamiento contramarea desde el muelle del Hotel Palma Real en el que se hospeda el equipo hasta el embarcadero del Cayo Menor que en condiciones normales dura menos de 30 minutos y que, en este caso, se prolongó por más de una hora de puro oleaje que puso a prueba nuestros estómagos. Sin duda alguna, uno de los momentos más duros de la experiencia tras el cual valoramos el esfuerzo de los trabajadores del programa, quienes realizan ese traslado dos veces cada día.

Una vez en la isla, fuimos bienvenidos por Juanra Gonzalo, director general de Cuarzo Producciones, quien nos recibió con una inspección de sacos sorpresa como a la que someten a los concursantes. De esta manera, vigilan la introducción de objetos prohibidos, tanto de los que puedan perjudicar el enclave natural de los cayos como aquellos que puedan colar los participantes -y nosotros- para hacer más fácil la supervivencia. En el proceso, se nos retiraron a mí y a los cuatro compañeros de prensa con los que compartí el desafío elementos como linternas, mosquiteras o nuestras toallas, cosa que, tras una larga negociación, nos dejaron finalmente portar en calidad de “objeto personal”.

No fue la única licencia. El equipo de producción nos dejó también llevar nuestros teléfonos móviles aunque, eso sí, sólo con el propósito de poder documentar la jornada con vídeos y fotografías para la realización de nuestros reportajes. De hecho, para hacer más realista la vivencia, acordamos poner en ese instante el modo avión para así sentirnos completamente desconectados del exterior. Acabada la supervisión, iniciamos otro viaje en barca, esta vez algo menos movido, hasta descubrir la playa en la que tendríamos que resistir durante las próximas 24 horas. “¡Bienvenidos a Playa Coco!”, exclamó Gonzalo desde la lancha antes de acompañarnos a conocer nuestro nuevo 'hogar' e informarnos de la dotación de la que íbamos a disponer, “generosa” pero bastante similar a la que suelen tener los participantes durante el concurso.

Esta dotación constaba de los siguientes elementos:

  • Dos esterillas normales y una esterilla 'deluxe'
  • Agua e isotónico
  • Gafas y tubo de bucear
  • Navaja multiusos
  • Un chisquero
  • Una olla grande
  • Un quinqué
  • Jabón
  • Una lona
  • Una cuerda
  • Un machete
  • Un coco
  • Repelente y crema solar
  • 30 gramos de arroz (por persona y día)
  • 20 gramos de arroz (por persona y día)
  • Una lata de conserva
  • Vasos para beber

Finalmente, tras recordarnos algunas de las limitaciones impuestas por la Fundación Cayos Cochinos, Juanra Gonzalo y su equipo nos abandonan finalmente en la playa, no sin antes indicarnos que -igual que los concursantes en el reality- no estaríamos desamparados. Escondido entre los árboles, a varios metros de nuestro 'campamento', se encontraba un inspector de seguridad al que podríamos recurrir en caso de urgencia médica o necesidad de evacuación. Tardamos pocos minutos en descubrir que el operario tenía prohibido hablar con nosotros -algo que cumplió rigurosamente- si no era por una emergencia. Ahora sí, ya 'solos' en Playa Coco, arrancaba nuestro particular Supervivientes.

La dotación en nuestro día en 'Supervivientes'

Dificultades, un animal temido y una cuenta pendiente

Tras echar un ojo a todos los rincones del lugar -de pequeño tamaño en comparación con otras playas-, decidimos anticiparnos a la llegada de la habitual tormenta que se desata cada día -sin excepción en esta época del año- sobre los cayos para colocar la lona que serviría como refugio. Enseguida, comenzó un fuerte diluvio que hizo que viniera a nuestra memoria la demoledora frase con la que Adara, en una entrevista previa al estreno de Supervivientes All Stars, expresaba lo que para ella era “lo más duro” de estar en la isla: “La lluvia te destroza”. Una contundente aseveración que en las últimas semanas la joven ha vuelto a tener presente ante los complicados temporales que han golpeado a los Cayos Cochinos y que durante nuestra corta estancia en Playa Coco no paramos de repetir.

Y es que no, no exageraba, puede que la lluvia sea el factor más determinante para la supervivencia, ya que influye en todo lo demás. Para empezar, en la consecución del fuego, que se convirtió en nuestra gran cuenta pendiente, incluso haciendo uso del chisquero del que disponíamos. Y es que cuando todo, todo, absolutamente todo en el suelo, está mojado, además de impregnar de mal olor la ropa y embarrar las esterillas, se hace imposible que prenda la más mínima llama en la yesca extraída de los cocos. Lamentablemente, ignorar esa importante circunstancia nos hizo poner empeño de más en la búsqueda del fuego, lo que nos ocasionó varias heridas en las manos por las que, al día siguiente, tuvimos que ser atendidos por los médicos.

En la otra cara de la moneda, uno de nuestros aciertos fue el de, puestos a mojarnos, lanzarnos al mar, donde se produjo uno de los momentos más mágicos de todo el día. Y es que, viendo que fuera empezaba a brotar de la tierra todo tipo de mosquitos, arañas, cucarachas y cangrejos -nuestro más temido 'enemigo' sobre el terreno-, encontramos dentro del agua un 'oasis' en el que matar el tiempo con largas e interesantes conversaciones. Todo ello, mientras contemplábamos, cual película de cine, una enorme tormenta eléctrica de rayos y truenos desatándose sobre el horizonte. Fue ahí donde llegó otra de las sorpresas: sin darnos cuenta, nos habíamos pasado cinco horas a remojo perdiendo completamente la noción del tiempo.

Uno de los cientos de cangrejos que habitan Playa Coco

De vuelta al campamento, nos secamos y cambiamos rápidamente, cubriendo nuestros cuerpos al máximo para tratar de frenar unas picaduras de mosquito que terminaron siendo inevitables, a la vista de las erupciones que aparecieron posteriormente en nuestra piel. Y, tras un último intento frustrado de hacer fuego, intentamos dormir sin demasiado éxito -por la dureza del suelo y el correteo sin piedad de los cangrejos sobre piernas o cabezas-, lo que nos hizo apenas conciliar el sueño durante poco más de una hora y media. La salida del sol trajo finalmente la tranquilidad y varios momentos también especiales en los que pudimos probar la pesca, abrir y saborear un coco e incluso bucear en el entorno de Playa Coco para asombrarnos con los peces y corales que habitan la zona.

Cerca del mediodía, llegó al lugar la barca del equipo que acudió a nuestro 'rescate', poniendo fin a nuestra inolvidable aventura. Una vivencia tras la cual podemos trasladar, entre varias enseñanzas, la de que esos supuestos clichés que surgen en el reality show tienen más de cierto de lo que imaginábamos. Por un lado, el de que en la isla -como en la casa de Gran Hermano- todo se magnifica. Y es que no hace falta forzar ningún tipo de situación para que, en esas condiciones extremas, se produzcan fricciones y conflictos entre los participantes. Sí, nosotros también los tuvimos.

Por otro, eso que mencionábamos al comienzo del artículo sobre que en la isla uno se descubre a sí mismo. En el caso de quien escribe estas líneas, el riesgo y la adrenalina no es ni mucho menos su motor de vida. Y sin embargo, durante aquellos días en Honduras, sentía uno que estaba dispuesto a atreverse -aunque lo negara- con todo lo que le pusieran por delante, fuera un día a la deriva en los cayos, enfrentarse a las duras pruebas del programa o incluso a un salto desde el helicóptero que por motivos de seguridad no nos fue permitido, pero que creíamos -no todos- que hubiéramos llegado a realizar. Y todo ello por una simple razón: la sensación constante de que estás respaldado por un gran equipo de más de 200 personas que funciona cual engranaje a la perfección. Un equipo que durante muchos meses vive situaciones tan duras como las de los concursantes para hacer, sin lugar a dudas, el programa más espectacular de la televisión.

verTele, en los Cayos Cochinos

Este artículo forma parte de una serie completa de 11 reportajes sobre nuestra visita a las grabaciones de Supervivientes All Stars en Honduras. A continuación, recordamos todos los detalles, secretos y claves del reality que hemos analizado a lo largo de las últimas semanas.

Etiquetas
stats