Alfredo Urdaci: “El informativo que más me gusta es el de Matías Prats”
Reproducimos por su interés la siguiente entrevista realizada por Rafael J. Álvarez en el diario El Mundo:
Aparece a mediodía en el Palace y da la impresión de que va a decir “Buenas noches, vamos con los titulares”. Es como ver venir un Telediario. Alfredo Urdaci (Pamplona, 1959) trae los andares serenos, igual que la cara. Se ríe más dentro de la entrevista que fuera, y eso que, camino de la calle para hacerse esta foto tan sindical, se le acerca un admirador: “Muchas gracias por todo”, suelta el fan. “A ti”, contesta el periodista. Porque hoy no se pregunta. Hoy lo que toca es responder “sin límites”. Pregunta.- A Chirac le pusieron en Escocia vientre de oveja relleno y dijo que la cocina británica era un desastre. ¿Relación causa-efecto? Respuesta.- Chirac es un soberbio engreído que no sabe apreciar nada que no sea francés. Y eso es un defecto como otro cualquiera. P.- ¿El qué, ser francés? R.- No, no (risas). Tienen un gran país. Pero a veces pierden la perspectiva. Nunca he probado el vientre de oveja, pero debe de ser como el botillo de León, tan fuerte. En el Reino Unido, en general, se come muy mal. Hay cosas que han mejorado, algunas extraordinarias, como el roast beef, pero eso no le da derecho a Chirac a decir lo que dijo. P.- Sobre todo, porque, ¿qué sería Francia sin mantequilla? Bueno, Francia y El último tango en París... R. - Hay una escena de La vida de Brian en la que una facción opuesta a los romanos dice en un mitin: “¿Qué nos han traído los romanos, eh?” y le contesta uno: “Los regadíos”. Y dice el del mitin: “Vale, los regadíos. Pero, ¿qué más?” Y el otro empieza a enumerar una serie de cosas. P.- ¿España come bien? R.- España come bien, pero a veces digiere mal. P.- ¿Se comía mejor con Aznar? R.- No, prácticamente igual. Afortunadamente, la política tiene poco que ver en la cultura gastronómica. P.- ¿Con quién no comería jamás? R.- Comer... bufff. (Lo piensa un rato) ¿A comer? Pues, es difícil... Hombre, mire, con Rubalcaba tomaría muchas precauciones. Me sentaría a comer, pero iría sin cartera. O sea, que pague él. P.- Hagamos nacionalismo gastronómico: ¿reconocería con los ojos tapados un espárrago de Navarra? R.- No. Porque la denominación de origen Espárrago de Navarra está muy mal cuidada. Ahí han colado cosas que no eran de Navarra. Distinguir un espárrago navarro de uno chileno, extremeño o chino es complicado. Por el olfato, quizá. O mejor, lo distinguiría por el grosor. P.- ¿Perdón? R.- El espárrago bien cultivado, cortado en su momento, cuando la punta hace un mínimo movimiento en la tierra, que es cuando hay que escarbar alrededor con una azada y cortarlo desde la base... Ese espárrago tiene un grosor que no tienen los demás. No es que los navarros presumamos de grosor, eh, pero en el del espárrago sí. Es así. P.- Y usted, aparte de huelgas generales, ¿qué se come? R.- (Risas) Me gusta probarlo todo. Mi especialidad es la pasta. La de comer. De la otra veo poca. P.- ¿Se puede ser de Pamplona y odiar los Sanfermines? R.- Los hay. Pero se van en cuanto llega el día 5. Luego, hay quien lo soporta dos o tres días, como yo. Y luego están los de toda la vida, los PTV, Pamplona Toda la Vida, que empiezan el 5 por la noche y acaban el 14 a las 12. P.- ¿No serán los toros los que huyen de los mozos? R.- Es un juego a veces trágico, tiene la cultura del riesgo, del rito de iniciación. En la Navarra tradicional, uno no es hombre hasta que no ha corrido un encierro. P.- ¿Se puede ser de Pamplona y no ser del Opus? R.- La mayoría de los miembros del Opus Dei no son de Pamplona. P.- ¿Cuál es su obispo favorito? R.- ¿Puedo elegir cardenal? P.- Lo que quiera, hombre de Dios. R.- Tengo muy buena relación con Maradiaga, el hondureño, el que fue papable y lo seguirá siendo. P.- ¿Es mejor que Ratzinger? R.- No. Ratzinger es buena elección para la era post Wojtyla. Tendrá un papado corto, tiene 78 años, pero era el único que podía asumir el vacío que dejaba el polaco. P.- ¿Usted ha firmado autógrafos? R.- Sí. Ponía “Con cariño”. P.- O sea, ¿no se personaliza? R.- ¿En qué sentido? ¿Dar el teléfono y eso? (risas). P.- ¿Cómo se desmelena? R.- (Lo piensa) Me desmeleno poco... Se me puede pillar cocinando en casa, corriendo en bici por la Casa de Campo o en una fiesta con amigos hasta las cuatro de la mañana. P.- Una manera muy Ratzinger de desmelenarse. R.- ¡No! (risas) ¿Sabe que siempre se acuesta a las 12 de la noche? P.- O sea, que no oye El larguero. R.- Ni sabe qué es, para su fortuna. P.- ¿Qué hay más dañino que la canción del verano? R.- Buff... El calimocho. Y las dos cosas juntas son una forma de suicidio. La canción del verano te arruina el alma y el calimocho el cuerpo. P.- ¿Qué le haría al que inventó el anuncio ese de un coche en el que un niño parece que se va a ahogar porque no cambia de marcha? R.- Le daría un premio. P.- Vale, y al niño, oxígeno, ¿no? R.- Una chocolatina, mejor. P.- ¿Qué hay de malo en casar a dos lunnis gays? R.- Buff... (otra vez a pensar) Pues mire, buff... Es difundir ideología a través de los muñecos. Por esa misma regla de tres podrías poner dentro de “Los lunnis” toda una serie de problemáticas de adultos que no son temas infantiles. P.- ¿Y qué hay de bueno en no hacerlo? R.- Es que no me lo planteo. ¿Usted pondría el terrorismo dentro de Los lunnis? Es algo que está en la vida cotidiana. Yo no lo pondría. Ni el divorcio. Hay una temática propiamente infantil y otra adulta. Mezclarlas es peligroso, sobre todo porque parece hecho para apoyar una política del Gobierno. Está mal que se hiciera y es sospechoso que se hiciera en ese momento. P.- ¿Y qué pasa si un día sus hijos le dicen que son heterosexuales? R.- ¡Qué disgusto! (risas) Eso no se dice. Se dice lo otro. Bueno, igual llegamos a un momento en que hay que decir que uno es heterosexual. P.- ¿Qué informativo ve? R.- Casi todos. Hago zapping. P.- Mójese. El mejor y el peor. R.- El que más me gusta es el de las nueve de la noche de Antena 3, el de Matías, y también el de Vicente Vallés, por las mañanas en Tele 5. A las tres de la tarde veo el de la Primera de TVE. Y el informativo que menos me gusta es el que hace Canal Plus. P.- ¿A quién va a poner encima de la tele, así a modo de souvenir? R.- Como en plan muñeco diabólico, ¿no? Pues a Carod-Rovira.Voy a quitar el torito con las banderillas para poner a Carod. P.- ¿Qué hay más pornográfico que la pornografía? R.- La exhibición de la vida íntima sin pudor y a cambio de dinero. P.- Esta es la última pregunta. Como ve, no hemos hablado de Letizia, ni vamos a hablar... R.- Estupendo. Aunque yo no tengo límites en las entrevistas, eh. P.- Pues permítame una debilidad. Pronuncie 'Comisiones Obreras'. R.- (Risas) ¡Con lo que le hacen a esa pobre chica de España directo! El comité de empresa protesta porque el programa lo hace una productora cercana al PSOE. Entonces, a lo largo del programa, la gente de los sindicatos va a la puerta del estudio, que está cerrada con cadenas y candados, y se dedica durante toda una hora a dar golpes a la puerta con barras de hierro. Y tú estás viendo el programa y oyes todo el rato ¡pum, pum, pum! Patético. P.- ¿A qué sindicatos se refiere? R.- ¡A Comisiones y UGT, que son los que están ahí dando leña! P.- Ya, ya, si era para que lo dijera. R.- No me cuesta nada, hombre.