Ruth Núñez: “Que nadie espere que me voy a transformar en Pamela Anderson”
Tímida y risueña, la entrañable Bea, uno de los personajes más famosos de la televisión, acaba de celebrar los trescientos capítulos en Telecinco sin dejar de ganar adeptos.
Ruth Núñez confiesa que este trabajo le ha cambiado la vida. A pesar de que la serie apenas le deja tiempo y el cansancio se hace notar, la joven continúa su trabajo diario con la misma profesionalidad con la que oculta su verdadera imagen ante las cámaras.
No sabemos cuánto queda para que el patito feo se convierta en cisne. Como ella misma dice, esto es un cuento con final y sólo queda la incógnita de saber cuándo asistiremos al evento.
Lo que está claro es que la actriz ha triunfado plenamente con Yo soy Bea, una historia de amor, sacrificio y sueños que, en sus diferentes adaptaciones, ha batido récords de audiencia en más de setenta países.
¿Qué balance hace después de trescientos capítulos?
Estoy muy ilusionada, el público nos está dejando contar este cuento entero y eso es algo maravilloso... ¡Quién me iba a decir a mi hace un año que iba a estar aquí!. Es imposible saber el por qué de tanto éxito, hay unos guiones muy buenos pero nunca se sabe si es ésa la clave. Lo único que podemos hacer es estar agradecidos a todo ese público que nos sigue día a día.
¿Hay un antes y un después de esta serie en su vida?
No he cambiado pero mi vida sí se ha visto alterada, mis horarios han cambiado. Me paso el día trabajando en este proyecto y mi vida gira sólo en torno a él. Ahora duermo mucho menos y trabajo mucho más. Además, he conocido a muchísima gente, he vuelto a meterme en esto, que lo echaba muchísimo de menos y estoy aprendiendo muchas cosas.
¿No hay nada malo en el éxito?
No, sólo se pueden destacar cosas buenas, como en todos los trabajos hay días buenos y días malos. Somos 130 personas y es muy fácil que uno de nosotros empiece el día con mal pie, pero son más las alegrías. Esta serie es un culebrón y que tenga el éxito que está teniendo y mantenga la fuerza que mantienen sus guiones conlleva un gran esfuerzo y es algo muy de agradecer.
¿Cuánto vamos a tardar en ver una transformación de Bea?
Yo no paro de preguntarlo (ríe).
¿Habrá un final?
Sí, esta es una historia que tiene un principio y un final. Entiendo que se alargue más de lo previsto porque un éxito no se tiene siempre hay que aprovecharlo y disfrutarlo, tanto por nosotros como por la gente que nos ve, pero llegará el día en que se acabe.
¿Le asusta la fama?
No, la fama no me asusta, lo peor es la prensa mala. Es inhumana la persecución a la que son capaces de someterte algunos periodistas. La prensa sabe que no puedo salir sin estar caracterizada como Bea y aún así no dejan de perseguirme. Ser perseguida no va dentro de mi sueldo ni de mi profesión, atender a la prensa sí, pero no así.
¿No te gustaría poder asistir con normalidad a aquellos actos que cubre la prensa?
No, no soy de fiestas y, si es por ellas, eso no se va a acabar nunca en este país. Sí hay algunas cosas a las que me hubiera gustado ir, como a los Premios Fotogramas, pero eso son pequeños inconvenientes del papel si bien son tonterías a las que no merece la pena dar importancia.
¿En algún momento ha podido con usted el duro ritmo de trabajo que llevan?
Estoy estresada pero el éxito se agradece siempre. Hacemos una serie diaria y eso requiere un gran esfuerzo por parte de todo el equipo. Hemos estado muy estresados pero no ha llegado la sangre al río. Además, últimamente ha mejorado el ritmo de trabajo y lo llevamos mejor.
¿Qué opinión le parece más fiable a la hora de juzgar su trabajo?
La de mi maestro, la de mis compañeros y la mía. Las críticas no hay que creérselas, ni las buenas ni las malas.
¿Hay alguna palabra que la defina?
Soy apasionada, ese es el adjetivo que me define, me gusta disfrutar al máximo con todo aquello que emprendo.
¿Están de moda las feas?
No lo creo, esta serie no va a cambiar las cosas, pero está bien que reivindiquemos un poco el lugar de la gente normal, porque no se trata sólo de feas sino de gente normal.
¿Se considera afortunada por los papeles que le ofrecen en la pequeña pantalla?
Sí, tengo mucha suerte y eso se debe a que no soy guapa. Merece la pena meditarlo, cuando eres guapa te encasillan, en cambio, yo he podido interpretar todo tipo de personajes y eso para una actriz es un verdadero privilegio.
¿Qué sintió la primera vez que se vio caracterizada de Bea?
El primero no era este cambio porque se han ido probando distintas imágenes. La primera vez, llevaba ya un rato vestida y maquillada y, cuando fui al baño y me vi en el espejo, me asusté. Claro, no sabía cómo estaba y me sorprendió mucho.
¿Ya se ha visto caracterizada de Bea cuando se convierte en cisne y se vuelve guapísima?
Los que estamos dentro de la serie ya lo hemos visto, pero no puedo contar nada, sólo que estoy muy contenta con el cambio. Tampoco voy a ser de repente Pamela Anderson, porque no doy para tanto, pero dentro de las posibilidades de cada uno, la verdad es que Bea cambia muchísimo.
¿Cómo es el ambiente de rodaje?
Maravilloso. Trabajamos muchísimo, casi vivimos aquí y lo bueno es que el equipo es de lujo como profesionales y como personas. Llegar aquí y que todos te sorprendan... Alejandro (Álvaro) es estupendo y es una maravilla trabajar con él.
¿Qué comparte con Bea?
He sido siempre muy tímida. Ya no sé si lo sigo siendo o no, con los años aprendes muchas cosas. Creo que a Bea le falta salir de casa, ver mundo y empezar a relacionarse. Quizá la ingenuidad es una de las cosas que compartimos Bea y yo.
¿Podría enamorarse de un chico feo?
Sí, yo creo que sí. Claro, yo de primeras miro a los guapos, pero amar amas a la persona y lo de fuera acabas viéndolo como tu quieres.
¿Cambiaría algo de tu físico?
Sí, claro, ahora a lo mejor no, pero durante muchos años sí que me lo planteé. No soy un pibón que se levanta por las mañanas y se reconoce como tal, pero me he aceptado.
¿Es importante encontrar el amor para que Bea salga del cascarón?
El amor es muy importante para todo el mundo. Cuando no lo tienes te falta un pilar de tu vida. Todas las facetas hay que tenerlas completas y cuando te falla una, solo te fijas en esa. Cuando falta el amor, mucho más. A Bea sentir el amor le da la vida porque sentirte querido es lo más bonito que hay en el mundo.