La televisión mejicana se destapa ante el erotismo
Las telenovelas brasileñas, realizadas por la cadena Red Globo, han marcado la pauta en lo que al contenido erótico se refiere. Producciones como Tieta, Graciosa o Hilda Huracán han causado polémica por sus picantes contenidos. Incluso la cadena CNI de Brasil ha llegado a recibir una demanda por el exceso de sexo y violencia en sus producciones.
La televisión mejicana, lejos de impresionarse por estos procesos legales, se encuentra en un período de transformación para ofrecer una programación un poco más atrevida y sugerente. Actualmente está negociando con Playboy Latin America para quedarse con los derechos de emisión para México de la telenovela erótica Latin Lover, que se encuentra en plena producción. Si se firma este convenio, incluiría la exclusividad en la televisión en abierto de este país.
Coproducida por Playboy y Venevisión Internacional, esta novela de 52 capítulos se está grabando en Perú bajo la dirección de Luis Llosa y se estima que el próximo septiembre debute en la pantalla venezolana. En México, TV Azteca estrenaría la producción en octubre.
En México, no sólo la comida es picante
Otros proyectos similares dan fe del espíritu de cambio que esta sufriendo la televisión mejicana. La productora Argos, por ejemplo, tiene la idea de llevar a la televisión en abierto una serie de cuentos eróticos con el título de Obsesiones. Según Daphne González, encargada de prensa y relaciones públicas de la empresa, en dos meses esta serie podría verse en el Canal 46. Ella misma asegura que “se está trabajando en el proyecto, por lo que estamos buscando a grandes guionistas y diferentes directores para que plasmen la idea en la pantalla”.
La revista masculina Lord Jones, que se ha distinguido por artículos y fotografías dirigidas a un público mayor de 18 años, también quiere poner su granito de arena a esta revolución de imágenes con sexo que asedia a la cultura Azteca. El próximo octubre ASO editores, encargados de la publicación, llevarán el concepto “Lord Jones” a la televisión. El presentador será un playboy que recibirá a importantes personalidades en su casa y a las que hará entrevistas acostados en una cama o bañándose en un jacuzzi.
Evidentemente, esta “ola de calor” no podía quedar impune. El Arzobispado de México ha puesto el grito en el cielo y asegura que “es penoso que en busca de la audiencia se caiga en la violencia y en la promoción de antivalores”. Sin embargo, parece ser que las altas esferas del mundo de la televisión tienen muy claro dónde hay negocio y qué quiere la gente.