Cuando en el año 1906 Pablo Picasso terminó el paradigmático cuadro de Gertrude Stein, los únicos satisfechos con el resultado fueron el propio pintor y su modelo. El resto del mundo coincidió en que el retrato no se parecía en nada al original. “Ya se parecerá” – respondió proféticamente el pintor. La gran duda con el informativo de Iñaki Gabilondo es una duda picassiana. ¿Se parecerá algún día su telediario al que muchos imaginaron que iba a ser? Porque cuando nos dijeron que el donostiarra dejaba la SER para competir en televisión con Matías Prats y Lorenzo Milá, todos nos forjamos una imagen mental, por muy nebulosa que fuera, de cómo podía ser el resultado. Y algunos insensatos incluso pensaron: puede funcionar. Una vez conocidos los más que discretos resultados de audiencia y la escasa aceptación de su puesta en escena, la actitud de Gabilondo se parece a la de un vendedor de tónica Schweppes: “mi telediario tiene este sabor. Puede que no guste al principio, pero no soy yo el que tiene que evolucionar, entre otras cosas porque ya estoy muy mayor: sois vosotros, los televidentes, los que os tenéis que ir amoldando a mi forma de hacer las cosas”. Envalentonado quizá por el hecho de que la escritora retratada por Picasso fue efectivamente evolucionando hasta acabar convertida en la viva imagen del cuadro, Gabilondo no acepta el feedback que le está dando la audiencia y pretende seducir algún día a millones de televidentes con un informativo que resultaría lento y farragoso incluso a las 2 de la mañana. ¿Se le puede reprochar a Iñaki una actitud tan picassiana? No estoy seguro. Iñaki lo ha sido todo en el periodismo y tiene todo el derecho a creerse el Picasso de su profesión. Lo que está llevando al fracaso al telediario estrella de Cuatro es lo mismo que destrozó en España a la película “El resplandor”: un error de casting (en este caso, de casting de doblaje). Joaquín Hinojosa y Verónica Forqué estaban a millones de kilómetros de ser los más apropiados para doblar a Jack Nicholson y a Shelley Duvall. En cambio podrían haberlo hecho muy bien en una película de dibujos animados. Gabilondo es el gran error de casting de los máximos responsables de Cuatro. Y no es sólo que no tenga la edad adecuada para el papel. Lo más preocupante es la edad de sus ideas.