Telecinco

'La última noche' de Telecinco, un revoltijo que aporta poco a la TV y no ayuda a Mediaset

Pablo González y Sandra Barneda en 'La última noche'

Gabriel Arias Romero

Si Telecinco pretendía que La última noche fuera un soplo de aire fresco para el horario estelar del viernes, parece bastante evidente que el nuevo programa de Sandra Barneda, concebido como sustituto del Deluxe, no consiguió su objetivo. Si también se le había confiado el reto de elevar la audiencia de la cadena, su misión resultó ser un fiasco.

Sólo 573.000 personas siguieron el estreno de este magacín de variedades que conectó con el 8% de quienes estaban sentados frente al televisor. El Deluxe, para que se hagan una idea, rondaba el 12% de share, lo que da motivos a Kiko Hernández para seguir riéndose del fracaso de Telecinco tras la cancelación de Sálvame.

En efecto, La última noche tuvo un guion distinto al de su predecesor, pero esto no le sirvió para enganchar a una audiencia que está más que acostumbrada –incluso cansada, a la vista está– de formatos como el que ayer se inauguró en Telecinco.

A lo largo de tres horas se emitieron largas entrevistas, algunos sketches, juegos, autopromociones y se debatió con un grupo de tertulianos sobre los abusos sexuales y el consumo de pornografía. No hubo 'salseos', se dejó de lado los culebrones habituales que nutrían al Deluxe y todavía hoy alimentan las escaletas de programas como Así es la vida y Fiesta. Se huyó de todo eso, pero no se acertó con la alternativa, manida hasta la extenuación.

Revilla, primer plato del menú

Hora y media duró la entrevista que se le hizo a Miguel Ángel Revilla. Tras perder el Gobierno cántabro en las elecciones regionales del 28 de marzo, Revilla, posiblemente el político que más veces ha pisado un plató de televisión, se convirtió en el plato fuerte de La última noche.

“La gente ya se ha cansado de mí, ya se han aburrido de tenerme ahí, pero yo me siento muy orgulloso de lo que he hecho por Cantabria”, dijo emocionado, con lágrimas en el ojos. Su lado más personal volvió a quedar al descubierto, algo que no es novedad para quien ha impulsado su popularidad en programas de todo tipo.

Después llegó Marta Flich, presentadora de Todo es mentira y futura maestra de ceremonias en Gran Hermano VIP. Se le había invitado para que compartiera con la audiencia algunos detalles de la nueva edición del reality, como su fecha de estreno y el logotipo que lucirá a partir de septiembre.

Y con ella se traspasó el ecuador del programa antes de dar paso a una mesa de debate repleta de tertulianos conocidos: Cristóbal Soria, cada vez más ubicuo en Mediaset tras Maribáñez y Me resbala, el actor Rubén Ochandiano, la directora Mabel Lozano, la periodista Pilar Rahola, la guionista Laura Márquez y el cómico y monologuista David Puerto.

El tema que iban a comentar no era fácil: ¿tiene el consumo de porno alguna relación con los abusos sexuales? De entre el público trascendieron algunos testimonios en primera persona.

Quedaba muy poco tiempo para acabar la emisión cuando Sandra Barneda pidió a los tertulianos que expusieran sus conclusiones. Los últimos minutos estaban reservados a una “historia sorprendente”, la de una madre y su hija que trabajan creando contenido erótico en una plataforma.

Acabó así la primera 'última noche' de Telecinco, sin sobresaltos más allá del raquítico dato de audiencia con el que se han despertado este sábado los directivos de Mediaset.

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