“Frank de la Jungla”, telonero de “Pekín Express” en Cuatro
Cuatro estrena este domingo a las 21:45 horas Frank de la Jungla, un nuevo docushow que recorrerá, de la mano del guía y aventurero Frank Cuesta, “los lugares más inhóspitos de Asia en busca de animales sorprendentes”, según promociona ya la cadena.
De esta manera. el nuevo espacio que produce Molinos de papel (Callejeros, Ola Ola, etc) será el telenero del reality Pekín Express, que se estrenó el pasado domingo y que a partir de ahora pasará a emitirse a las 22:30 horas.
Frank de la Jungla “es un documental vivido en primera persona. El aventurero Frank Cuesta acompañado de los reporteros Nacho Medina y Santiago Trancho, sin tapujos, con sus cosas buenas, y con las malas, mostrarán todo lo que acontecido durante los rodajes”, según se explicó hace unas semanas durante su presentación.
El cocodrilo, el dragón de Komodo (el único descendiente real de los dinosaurios), el orangután salvaje, la víbora, los monos pato, murciélagos... De la mano de Frank “los espectadores podrán conocer de cerca a todos estos animales, tan exóticos como peligrosos. Todo mientras el programa recorre los ríos de Thailandia, las islas indonesias de Komodo y Rinja, Sumatra, Borneo o la Isla de las Flores”.
Nacho Medina y Santiago Trancho acompañan al aventurero
Durante un viaje de varios meses por Asia, los reporteros, Nacho Medina y Santiago Trancho han sido testigos de cómo Frank tiene que dormir en la copa de un árbol mientras una manada de elefantes salvajes tratan de desalojar 'a sus intrusos' en un santuario que hay en la frontera de Tailandia con Laos.
“Poco a poco vas aprendiendo a respetar a los animales. Nosotros éramos los quijotes. Soñábamos la secuencia perfecta, el oso salvaje viniendo hacia nosotros corriendo y deteniéndose delante de la cámara. Frank ejercía de Sancho -sin panza- y enseguida nos bajaba los pies a la tierra”, desveló Santi.
“Si estoy vivo ha sido gracias a mi prudencia. El cementerio está lleno de valientes”. Esa es el leit motiv de Frank, la idea que lleva tatuada a fuego en el mapa de su cerebro. “La presión es grande, - prosiguió Nacho-, estás a decenas de miles de kilómetros de España, quieres grabar todo y ya, pero los animales no son una ciencia exacta y las esperas son eternas”.
De ahí que surgieran roces constantemente. “Ojalá nos encontremos un tigre salvaje”, dijo Nacho tras dos días caminando por la selva. Dios quiera que no, zanjó Frank categórico. “¿Cómo puedes decir eso cuando hemos venido a grabar un programa de televisión sobre animales? Contesté. Porque si ni siquiera sé si yo seré capaz de reaccionar como debo, como para preocuparme de vosotros dos.”
“Es un tío sobrenatural”
Frank es un talento puro , un hombre criado al servicio de su intuición. Y una esponja. “Cada orden que le dabas la aprendía para siempre. Al final, bastaba una mirada mía para que supiera lo que quería de él”, confesó Santi.
“Eso sí, la intensidad de rodaje era alta”, continúa Nacho. “Es un tío sobrenatural”, confesó Santi. Y con una vista de lince. “Lo más alucinante era la visión nocturna que tenía. Un día en plena autopista de Thailandia frenó el coche en seco en el arcén. ¿Se ha cruzado una vaca? ¿Un elefante? Era una culebra atropellada de treinta centímetros”. Frank la había visto brillar.
En la selva era más fino y tranquilo aún. “Mientras Frank roncaba y dormía a pierna suelta, Santi y yo estábamos en vela grabando la sinfonía de sonidos que ofrecía la noche”, cuenta Nacho. De pronto, cuando nosotros dormíamos, Frank se levantaba y se iba a“ esperar”. Nos tenía prohibido ir. Éramos como un elefante en una cacharrería y espantábamos a los animales. Y volvía con dos o tres bichos en la mano. Era increíble.
Más divertido es oírle hablar de España, tierra que abandonó hace casi veinte años. “¿Os acordáis del desnudo de Alaska en la portada de Interviú con un vestido verde? -Santi, el operador de cámara, quizás no hubiera ni nacido- ¡Qué buena estaba!, Alaska era y es mi musa, siempre pienso en ella! Confesaba, mientras subía en la radio de su coche el hit 'A quien le importa' y la cantaba a grito pelado”.
El tenis es su trabajo pero los animales son su pasión
Frank Cuesta es un leonés afincado en Tailandia desde hace 11 años. “Vine a montar la Academia de Tenis de Nick Bollettieri –maestro de los maestros del tenis mundial y descubridor de talentos como Andre Agassi o Pete Sampras– y me enamoré de este maravilloso país”, reconoce.
Frank dirige una Academia de Tenis en Bangkok. Dedicarse a este deporte fue su sueño hasta los 18 años, cuando tras ganar un torneo junior, se compró una moto y tuvo un accidente. “Aquí tengo su recuerdo para toda la vida”, cuenta mientras se golpea una rodilla que suena a metálica por dentro. Olvidada la élite como jugador, se pasó al otro bando.
Todo empezó cuando una vez afincado en Bankgok, Frank se marchó, como siempre, con su mochila y sus zapatillas de goma, solo, a la selva de Burma –la antigua Birmania– durante varios días, “a ver animales desde cerca”. Todo fue estupendo hasta que su ‘brújula interna’ se bloqueó.
Frank se perdió en la selva y tuvo que ser rescatado días después. Esa fue la primera vez pero no la última. Había nacido un hobby. Pero el español quiso tomárselo en serio.
Estudió herpetología –la rama de la zoología que estudia reptiles y anfibios–, y se recorrió todos los Parques Nacionales de Tailandia. Frank conoce los animales porque los ha visto y tocado de cerca. Pero no es un científico sesudo, un experto biólogo que pretende teorizar sobre ellos. Te cuenta lo que sabe de ellos como si fueras un amigo, con su particular manera y su lenguaje de la calle.
Pero pocas personas han estado tan cerca de los animales salvajes como él. Frank ha estado dos veces en coma por picaduras de serpiente. De hecho, un periódico sensacionalista de Bangkok ha abierto una apuesta para sus lectores: acertar el año que moriría el español. “De momento nadie la ha ganado porque la gente apostaba a que no pasaría de 2009”, cuenta el leonés con cierta tranquilidad.
Compromiso con los animales
Frank es miembro de la Asociación de Guardianes de Animales de Tailandia, una entidad sin ánimo de lucro que se encarga del rescate y cuidados en cuarentena de animales urbanos o salvajes, para su posterior puesta en libertad. De ahí que Frank, de pronto, conviva en su casa con una camada de nutrias que sobrevivieron a la caza furtiva. Él las enseña a nadar, a cazar pescado por sí solas… y cuando están lis
tas, las devuelve a su hábitat natural, la selva.
En Bangkok hay más de 11 millones de habitantes, y cientos de serpientes salvajes. “Ten en cuenta que parte de esta ciudad se construyó sobre el mar, y donde hay humedad, hay serpientes. Aquí es tan común como ver una cucaracha”, comenta.
Pero los tailandeses no sólo tienen respeto por los animales sino también miedo, mucho miedo. Y cada vez que aparece una, la policía llama a Frank. Pitones reticulares debajo de un fregadero, cobras en un falso techo de una casa, boas que emergen de las aguas… de la taza del water. Son decenas los rescates que ha hecho Frank en el Nueva York de Asia, como muchos conocen a la caótica y cautivadora ciudad de Bangkok.
Ocho capítulos rodados en Thailandia e Indonesia
Frank de la Jungla es ante todo, un viaje de varios meses por Asia, donde los reporteros, Nacho Medina y Santiago Trancho han sido testigos de las aventuras de este “Indiana Jones que está como una cabra”.
Los profesionales de Cuatro recuerdan cuando el rodaje llegó a a su final: “Frank, hasta aquí hemos llegado”, dijo su equipo de grabación. “Hasta aquí habéis llegado”, grita Frank. “Desde aquí ya no trabajo para vosotros”.
“Ese es Frank Cuesta, temperamental, impulsivo… una fuerza de la naturaleza, que no dejará indiferente a nadie. O le amas o le odias”.