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¿Alguien me lo puede explicar?

Lo primero que quiero que quede claro es que el título de esta columna es una pregunta real y, por favor, si alguien me puede explicar lo que a continuación voy a exponer, repito, POR FAVOR, le pediría que lo hiciera. En todos estos años he aprendido que la reputación de una persona no se ve dañada por pedirle a otra que le ayude en un tema determinado.

Aquellos que van por la vida de “sabios omnipotentes” terminan por ser los mayores ignorantes del corral y ya de esos tenemos demasiados en la nómina de nuestra sociedad.

El tema es el siguiente: ¿Cómo es posible que por segunda vez, una niña pueda encontrarse en situación de desamparo, con tan solo ocho años?... ¿En qué cabeza cabe que, tras llevar toda su vida de un sitio para otro, todavía nadie haya sido capaz de dar una solución al problema?...

Estas y otras preguntas me llevan machacando la cabeza desde ayer por la mañana, cuando leí una pequeña noticia, publicada en la edición digital de un periódico de tirada nacional.

Admito que conocía el caso y algunas de las rocambolescas decisiones judiciales al respecto. Lo que ignoraba es que la situación de la niña, lejos de mejorar, continuaba inmersa en una espiral de despropósitos, la cual desembocó en la ya mencionada situación de desamparo. Condenado como estoy a tener memoria, no soy de la que se escuda en la manida frase “se me olvidó porque mi memoria, tú ya sabes, no es muy buena que digamos?” tenía `presente como la niña se vio privada de un hogar estable a causa del litigio orquestado por una madre, la cual, ha dejado claro que no sabe cómo hacerse cargo de la hija.

Perdonen mi atrevimiento pero creo que la madre biológica de la niña ya había dado muestras de su incapacidad anteriormente y, lo siento, hay madres y hay madres y serlo ?en este caso, parir a un hijo- no es sinónimo de saber qué hacer.

En los años que llevo en este mundo he podido comprobar que concebir niños es algo MUY FACIL, quizás demasiado. Los problemas vienen después y no hay ningún manual que tenga todas y cada una de las respuestas. Es algo que los padres tienen que hacer, sobre la marcha y ni siquiera se tiene la certeza de que se esté haciendo bien.

Por ello, no creo que un niño esté mejor con su madre que con su padre. Conozco padres que tienen un instinto “maternal” muy superior ?a años luz- de muchas hembras pero la sociedad todavía se resiste a aceptarlo.

Sé que esa doctrina es la que prima en muchos casos de custodia y también conozco los malos resultados que aplicarla tiene, sobre todo cuando conoces a hijos y sobre todo hijas en dichas circunstancias. A la sociedad ?y la justicia forma parte de la sociedad- le cuesta cambiar pero el método prueba-error ya me parece cruel con las ratas de laboratorio con que ni les cuento lo que me parece con personas.

Al final, la letra de la ley ?tal y como no se cansa de repetir el juez Dredd- la anquilosada burocracia y la ENORME incapacidad de los seres humanos por encontrar otra solución que no sea tirarse los trastos a la cabeza pueden sentirse orgullosas. Una niña de ocho años sigue viviendo su infierno personal porque quienes han jurado/ prometido/ firmado y sellado cumplir con su obligación de ayudarla, continúan sin saber qué hacer.

Me imagino que, después de todos estos años, a esta niña solamente le quedará la esperanza de crecer y abandonar el hogar de acogida en el que se encuentre en ese momento, dejando atrás un pasado lleno de? yo que sé? lleno de la insensatez de los seres humanos.

No me entiendan mal. Seguro que si alguien se digna a explicarme la situación de esa niña, logrará convencerme de que se están dando todos los pasos necesarios, por el bien de la niña y por su futuro.

Entonces yo le diré que si fuera a un centro de acogida, la primera idea que se le vendría a la cabeza no es la de tener paciencia, esperar a que la justicia termine su trabajo o frases por el estilo. NO! La primera idea que se le vendría a la cabeza es la de buscarle un sitio a los niños que se encontraban allí y dejar el papeleo para después.

Claro que los papeles no sienten, la burocracia está carcomida por la desidia de quienes se escudan en ella para no cumplir con su obligación y vivimos en un mundo nauseabundo y carente de la más mínima lógica.

Está claro que cada cual tiene su opinión y las nauseas que ahora mismo siento son culpa mía. Sin embargo, solamente espero que esta niña, cuando crezca, estudie leyes y no se olvide de todo lo que ha pasado en su vida. Si lo logra, por lo menos habrá esperanza para una niña como ella no viva la misma situación que a ella le ha tocado vivir, sin tener culpa de nada.

En cuanto al enorme estercolero en que se ha convertido nuestra sociedad, no albergo ninguna esperanza de mejora, visto lo visto y sabiendo lo que sé, lo cual no es mucho.

Y por favor, si alguien me lo puede explicar, sé que no me calmará las nauseas pero algo más tranquilo me quedaré? si es que se puede estar tranquilo en una sociedad que permite cosas como esta.

Eduardo Serradilla Sanchis

Lo primero que quiero que quede claro es que el título de esta columna es una pregunta real y, por favor, si alguien me puede explicar lo que a continuación voy a exponer, repito, POR FAVOR, le pediría que lo hiciera. En todos estos años he aprendido que la reputación de una persona no se ve dañada por pedirle a otra que le ayude en un tema determinado.

Aquellos que van por la vida de “sabios omnipotentes” terminan por ser los mayores ignorantes del corral y ya de esos tenemos demasiados en la nómina de nuestra sociedad.