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Guerra y paz

Ahora, han muerto dos soldados españoles en Afganistán. Y el PP finge dudar de que las llamadas operaciones de paz de nuestro ejército en aquel país, lo sean realmente. Son misiones de guerra, acusan. Los argumentos están vinculados a la ideología y a la oportunidad electoralista: se equipara otra vez la intervención en Irak a la cooperación internacional en Afganistán. Son cosas absolutamente distintas, aunque la derechona se empeñe en lo contrario. Nuestro país, gobernado por Aznar, atacó a Irak y protagonizó una invasión injustificada para chupar cámara como nación palanganera del Reino Unido y EEUU en aquel ataque. Ahora, España participa en acciones de pacificación en Afganistán. El hecho de que dos militares mueran en atentado durante esas misiones pretende utilizarse por la oposición como una prueba de que nuestras tropas están allí como invasores belicosos. No es cierto. La explicación es simple y da hasta vergüenza tener que repetirla, para que la población no se deje engañar por la torcida intencionalidad de los embaucadores. Si la ONU envía fuerzas militares a determinadas áreas del planeta en misiones de paz, es porque esas áreas atraviesan tiempos conflictivos y violentos. Sería absurdo trabajar por la paz en zonas pacificadas. Esos efectivos llevan pistolas, ametralladoras, bombas y armas de todo tipo, precisamente porque pudiera suceder que tuviesen que defenderse. A los naturales de un país o región en convulso conflicto –sobre todo si son patriotas y activistas- no les gusta un pelo verse vigilados por militares en misiones de paz, pero fuertemente armados y en actitud que puede ser interpretada como hostil, más que amistosa. Es tan fácil, pues, morir en una misión de paz como en otra de guerra: sólo en escenarios de riesgo es necesaria la presencia de tropas que garanticen la convivencia pacífica. O lo intenten. Añado, claro, que la muerte de un soldado, desde una fría perspectiva, no es más que un desgraciado accidente laboral.

José H. Chela

Ahora, han muerto dos soldados españoles en Afganistán. Y el PP finge dudar de que las llamadas operaciones de paz de nuestro ejército en aquel país, lo sean realmente. Son misiones de guerra, acusan. Los argumentos están vinculados a la ideología y a la oportunidad electoralista: se equipara otra vez la intervención en Irak a la cooperación internacional en Afganistán. Son cosas absolutamente distintas, aunque la derechona se empeñe en lo contrario. Nuestro país, gobernado por Aznar, atacó a Irak y protagonizó una invasión injustificada para chupar cámara como nación palanganera del Reino Unido y EEUU en aquel ataque. Ahora, España participa en acciones de pacificación en Afganistán. El hecho de que dos militares mueran en atentado durante esas misiones pretende utilizarse por la oposición como una prueba de que nuestras tropas están allí como invasores belicosos. No es cierto. La explicación es simple y da hasta vergüenza tener que repetirla, para que la población no se deje engañar por la torcida intencionalidad de los embaucadores. Si la ONU envía fuerzas militares a determinadas áreas del planeta en misiones de paz, es porque esas áreas atraviesan tiempos conflictivos y violentos. Sería absurdo trabajar por la paz en zonas pacificadas. Esos efectivos llevan pistolas, ametralladoras, bombas y armas de todo tipo, precisamente porque pudiera suceder que tuviesen que defenderse. A los naturales de un país o región en convulso conflicto –sobre todo si son patriotas y activistas- no les gusta un pelo verse vigilados por militares en misiones de paz, pero fuertemente armados y en actitud que puede ser interpretada como hostil, más que amistosa. Es tan fácil, pues, morir en una misión de paz como en otra de guerra: sólo en escenarios de riesgo es necesaria la presencia de tropas que garanticen la convivencia pacífica. O lo intenten. Añado, claro, que la muerte de un soldado, desde una fría perspectiva, no es más que un desgraciado accidente laboral.

José H. Chela