Elsa López recuerda a sus muertos en ‘Hospital de mariposas’

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

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Elsa López siempre seduce y encanta con sus palabras, pero en la presentación de su libro Hospital de mariposas, que tuvo lugar en la noche del pasado viernes en la plaza del Planto de Santa Cruz de La Palma, su poesía cobró más peso, inundó de magia, en una noche de Luna llena, este rincón de la capital, donde la escritora palmera inició su trayectoria existencial y donde tiene sus raíces más profundas. “Mi vida empieza detrás de esta escuela, que no era escuela cuando yo era chiquita, esa casa, ahí empieza mi vida con mi abuela, la tía Maruca, Juan José y mi primos, Cuco y Ramón; siempre digo que mi vida es desde ahí hasta la casa de doña Pancha, ahí daba la vuelta porque tenía miedo, me habían contado la historia famosa de aquel asesinato; alguna vez llegué a La Alameda, fui al cine con mi primo”, contó al inicio del acto, después de expresar su gratitud  a los que ya no están, a todas aquellas personas de este barrio que me acompañaron desde los cinco años“. Los textos que leyó ”hablan de algunas personas que he querido y ya no están o siguen entre nosotros“.

La presentación de Hospital de mariposas estuvo organizada por la Asociación de Vecinos Tanausú de El Planto, con la colaboración del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, cuyo vicealcalde, Juanjo Neris, asistió al acto y leyó un poema de Elsa López. “Ella construyó esta plaza con sus propias manos, forma parte de este barrio, de su gente”, dijo en su intervención.

“Los recuerdos son mágicos porque te hacen volver, te hacen ser lo que fuiste una vez”, aseguró Elsa, y explicó que su libro se titula “Hospital de mariposas porque las mariposas son las almas; cuando uno se muere, según la tradición china, las almas vuelan y se transforman en mariposas”. “Yo quise transformar a mis muertos en mariposas y a algunos vivos, y lo titulé hospital porque esta palabra parece muy degradada, parece que uno va siempre a ellos por dolores, por enfermedades, y en este momento, por muerte, pero el hospital es un lugar mágico también, porque te cura, te sana, te hace salir nueva cuando has entrado para una operación o una enfermedad”, afirmó. “El libro está dedicado a mucha gente a la que yo he querido y a la que quiero”, subrayó.

“No se olviden, cuando vean una mariposa en algún jardín, en alguna plaza, en alguna planta, piensen en los seres queridos, que todavía vuelan a tu alrededor, y recuerden que las mariposas, como las libélulas, pasan por un proceso muy curioso, parecen feas, se envuelven, son raras, son gusanos, son bichos feos y, de repente, aparecen llenas de vida”, contó a los asistentes. “Duran poco, como la felicidad, a veces, pero quiero que lo recuerden, cuando me recuerden a mí, recuerden no el libro en sí, sino lo que significan estas mariposas”, remarcó.

El acto concluyó con un chocolate con bizcochos elaborados por algunas vecinas de la Asociación Tanausú “para que ustedes recuerden este día como el chocolate de la tía Antonia, de Paulina, de todas esas madres que están aquí y las que ya no están”, comentó la escritora, que se mostró agradecida por haber estado acompañada en el recital por una mágica Luna llena y por un gato, que también se sumó a la ceremonia literaria.