La construcción de una autovía de ocho kilómetros por suelo rústico se topa con el rechazo del ecologismo en Lanzarote

Una nueva carretera se gesta en Lanzarote. Se trata de una autovía de ocho kilómetros que pretende mejorar la conexión entre el aeropuerto y el Hospital Doctor José Molina Orosa, un trayecto que en la actualidad dura ocho minutos en coche. Esta infraestructura ya se ha topado con la oposición del ecologismo de la isla. La plataforma Alcogida Coordinadora Ambiental ha publicado un informe de 38 páginas en el que argumenta su rechazo frontal a este proyecto que consumirá 345.800 metros cuadrados de suelo rústico y que pone en peligro el hábitat de diferentes aves amenazadas de Canarias. 

La Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias ya ha sacado a concurso la redacción del proyecto por 1,6 millones de euros. Según el Ejecutivo autonómico, esta vía resolverá los problemas de capacidad de una de las arterias principales de la isla, la LZ-2, por la que transitan al día “una media de 65.000 vehículos diarios”. La nueva variante se denominaría LZ-5 y transformaría la LZ-2 en una vía insular con “tráfico más calmado”, convirtiendo el tramo que atraviesa Playa Honda en un “bulevar con vías ciclistas y amplias zonas de paseo con espacios de deporte y ocio al aire libre”.

También permitiría una “conexión más ágil y fluida” a los conductores del sur de la isla y de Arrecife entre dos infraestructuras esenciales, el aeropuerto y el hospital. Sin embargo, la plataforma ecologista advierte que las administraciones públicas han intentado vincular dos problemas aislados para justificar la creación de una nueva y “desproporcionada” autovía.

El primero de los asuntos pendientes de Lanzarote, según Alcogida, es conectar las dos zonas en las que queda dividido el núcleo poblacional de Playa Honda por el paso de la LZ-2. A un lado de la carretera queda la zona comercial y, al otro, el área comercial y residencial. 

Para Alcogida, el conflicto no está en los vehículos, sino en la conexión peatonal y de bicicletas. “Creemos que la solución más adecuada consiste en el soterramiento de la LZ-2 a su paso por la localidad de Playa Honda”, concluyen. 

En segundo lugar, los ambientalistas niegan que los colapsos en el acceso al hospital vayan a resolverse con una autovía, sino que requieren una actuación puntual en la zona. “Hace mucho tiempo que debería haber sido abordada y que se ha ido complicando por las construcciones y licencias concedidas en el entorno sin haber resuelto con anterioridad el diseño adecuado y racional de los accesos”, valoran. 

Reducir el número de vehículos

“No se justifica resolver dificultades puntuales y concretas, que son herederas de la nefasta planificación y el mal diseño, con una macro intervención que arrasaría una porción de territorio con altos valores medioambientales, históricos y culturales”, subraya la plataforma ecologista. 

La plataforma apunta que la construcción de una autovía en una isla Reserva de la Biosfera obstaculiza la lucha contra el cambio climático, al apostar por consumir más territorio virgen. En esta línea, Alcogida insiste en que el objetivo no debe ser mejorar la capacidad de carga de vehículos con nuevas obras, sino alinearse con los objetivos de la Unión Europea y apostar por la reducción de los vehículos privados.

En este sentido, abogan también por potenciar el transporte colectivo eléctrico de calidad, a través de un adecuado diseño de líneas y frecuencias de titularidad pública. Asimismo, plantean negociar la reducción del parque móvil de vehículos de alquiler. 

Atravesar una zona de Jable

Según Alcogida, la autovía de ocho kilómetros afectaría a una zona de jable, uno de los hábitats más reconocidos y particulares de Lanzarote. Pequeños pedazos de conchas y otros elementos conforman el jable, un tipo de arena caracterizada por su origen animal. En la isla, la zona de jable se prolonga desde Caleta de Famara hasta Playa Honda, y puede encontrarse también en Fuerteventura y La Graciosa. “Es un ecosistema seco donde predomina la vegetación arbustiva de bajo porte y con baja densidad de individuos por área”, explica la plataforma. 

Aulagas o verodes son algunas de las plantas que en estos ecosistemas se pueden observar. En cuanto a la fauna, también puede identificarse al lagarto atlántico, el perenquén majorero y la musaraña. Destaca también la presencia de aves esteparias como el alcaraván majorero, el corredor sahariano, el cuervo canario, el alimoche canario, el halcón tagarote y la hubara canaria. 

La construcción de una carretera en esta zona, apunta la plataforma, puede afectar a las especies que allí habitan o que transiten por la zona. Los ecologistas ya han advertido la disminución generalizada de ejemplares de aves esteparias, con la muerte de miles de aves cada año en Lanzarote por las colisiones, los atropellos, las especies invasoras, los tendidos eléctricos o la caza ilegal. 

Otras de las causas son la presión antrópica, con casi tres millones de turistas en el último año, y la densidad de tráfico, con más de 130.000 vehículos para una población de poco más de 150.000 personas. 

A Alcogida le preocupa en especial la hubara canaria. “Es dramática la población de hubara en Fuerteventura, con un menor número de individuos que Lanzarote. Está cerca de desaparecer a medio plazo si no se toman medidas urgentes”, alertan. 

“Se trata de especies que necesitan extensa superficie para mantener sus territorios de cría. Las fragmentaciones del territorio producidas por el tráfico rodado a través de los numerosos caminos de tierra que cruzan este espacio generan ruido, polvo y residuos que reducen, aún más, las áreas potenciales de cría”, añaden desde la plataforma.