Yenesi, entre 'TCMS' y 'Mariliendre': “Ninguna historia LGTBI es mainstream, somos todavía una minoría oprimida”
Con apenas 22 años, Yenesi se dio a conocer en Twitter y TikTok gracias a sus vídeos de humor, maquillaje, imitaciones y críticas que no dejaban títere con cabeza. Sus clips no tardaron en viralizarse y hacer ruido en las redes sociales, situándola en el mapa como creadora de contenido. Desde entonces, y gracias también a su amistad con Soy una Pringada o Samantha Hudson su carrera dio un giro de 180 grados.
Después de estar presente en podcasts, photocalls, proyectos musicales, así como diversas colaboraciones con distintas plataformas, la joven salta a la pequeña pantalla debutando en el mundo de la ficción con el papel de Leo, uno de los amigos gays de Meri Román (Blanca Martínez) en la nueva serie de Atresplayer producida por Los Javis, Mariliendre. Un proyecto sobre el que la actriz habla con verTele, en una entrevista junto a sus compañeros de reparto Omar Ayuso y Álvaro Jurado realizada en el marco de su presentación en el Festival de Málaga.
En la charla, Yenesi reflexiona sobre si Mariliendre puede considerarse mainstream o no dentro de la ficción española. “Nada que sea realmente una historia LGBT es mainstream porque somos todavía una minoría bastante oprimida”, opina.
Del mismo modo, la intérprete se posiciona en el debate cómo se refleja en las obras audiovisuales asuntos como las drogas y el sexo en el colectivo. En su opinión, en este proyecto concreto “sí es necesario mostrarlo”, pero asegura que “quien piense que las drogas es una generalidad del colectivo es un poco cateto”.
“Tengo la sensación de que, a veces, hay algo de homofobia en la propia manera de examinar las historias LGTB. Creo que no lo hacemos de la misma manera que con la cisnormativas”, apostilla por su parte Omar Ayuso, uno de los rostros más reconocidos del cartel de la serie de Atresplayer.
Considerada todo un referente de la generación Z, Yenesi no solo ha cumplido un sueño al formar parte del elenco de esta ficción creada por Javier Ferreiro, sino que además se ha convertido en un rostro popular gracias a su participación actual en la duodécima edición de Tu cara me suena, donde en los cuatro programas ha podido demostrar su versatilidad como cantante, actriz e imitadora.
Se ha definido 'Mariliendre' como una serie mainstream, ¿creéis que es así? ¿De qué manera pensáis que puede llegar a público generalista fuera del colectivo LGTBI?
Yenesi: Nada que sea una historia LGTBI es mainstream, porque somos todavía una minoría bastante oprimida.
Omar Ayuso: Las series mainstream en España son thrillers y true crimes, en realidad. En cuanto al público, creo que cualquier persona se puede sentir apelada porque aunque el elemento narrativo sea Chueca, lo gay y mariliendre, de lo que está hablando es de la amistad, de un grupo de amigos que se rompe y cómo eso afecta a su crecimiento adulto, y hay cosas que son universales. Sí creo que en el momento que entras a contar lo LGTB o lo queer ya te estás saliendo de lo normativo, por lo tanto, no es mainstream. También es complicado porque no hay una forma de contar lo queer, por definición no es normativo, hay tantas realidades queer como personas. No creo que Mariliendre sea mainstream, pero sí creo que se puede sentir apelada mucha gente.
Álvaro Jurado: La serie te mete mucho en la historia, te explica cosas y te hace entrar en las situaciones. Más allá de que es LGTB, lo que hay detrás de cada personaje, lo que les pasa, es muy importante. Y como ha dicho Omar, cualquier persona se puede sentir identificada.
¿Cómo ha sido para los tres meteros en esta especie de monarquía que han instaurado Los Javis en la ficción española? ¿Cómo ha sido trabajar con ellos y de qué manera influyen en el proceso creativo?
O.A.: Trabajar con Los Javis es como un proyecto más. No hay que pensar en eso de 'estoy haciendo un proyecto de Los Javis', porque es un rodaje más, con el equipo técnico con el que has coincidido en otras producciones. Pero sí que es cierto que hay algo de su metodología que es especial, que no lo había visto antes. Hay una creación desde el caos, en el mejor de los sentidos. Hay mucha improvisación, aunque esté todo muy medido, están muy encima en el proceso y opinan de todo. Y aunque no sea una serie de ellos, sí que tienen mucho poder creativo en todo.
A.J.: Para mí ha sido un honor porque es trabajar con personas que admiro. Todas las cosas que han hecho son éxitos y que te llegan de verdad. Y no solo eso, sino que además te sientes identificado con sus historias y te emocionas. Además, es muy guay la manera en la que trabajan, es muy humana, se preocupan muchísimo por ti, porque el trabajo salga bien y tú estés bien en ese trabajo. Yo lo he sentido como un honor.
Y: Para mí es como un sueño. Todas la historias que han contado Los Javis han ido saliendo en una etapa de mi vida en la que yo me estaba desarrollando, y eso me han influido en ser quien soy. Poder contar una historia que me hubiera influenciado o inspirado me hace bastante ilusión.
O.A.: También, como han adquirido prestigio y poder dentro de la industria después de años y proyectos exitosos como Veneno o La Mesías, tienen la capacidad de ser el medio de transporte de producciones que muchas plataformas descartarían. Y eso es así. Porque siendo honestos, vivimos en la dictadura del algoritmo, y dentro de eso, no sé si Mariliendre hubiera funcionado si no hubiera tenido el respaldo de Los Javis. También el público está mucho más hambriento de historias distintas, porque por parte de la industria hay una intención de servir siempre el mismo plato.
En una producción que está todo medido por lo musical, ¿cómo lo habéis hecho?
O.A.: Hay una serie de normas en rodaje: respetar los pies de los demás para que el sonido no se mezcle, no hacer una acción encima de un texto para que el sonido no se ensucie... pero aquí todo da igual. La consigna es que sea verdad. Me imagino que para el técnico de sonido es una putada, pero para nosotros es la hostia porque nos permite disfrutar. Por ejemplo, en uno de los capítulos, hay una escena en un bar que es pura realidad, porque nos dejaron hacer lo que queríamos. Está todo muy medido, porque hay una intención, hay un número musical, hay unos guiones, pero dentro de todo eso, a la hora de la acción había mucha libertad para que pasaran cosas.
¿Cómo os llegó el papel?
Y: Conmigo se pusieron en contacto ellos, porque ya nos conocíamos y creían que el papel podían encajar bastante conmigo. Sabían que yo cantaba y que podía tener algún recurso para hacerlo bien.
A. J.: A mí me llegó a través de mi profesora de canto. Abrieron el proceso de casting y lo mandaron a profesoras y escuelas de canto de Andalucía porque buscaban a un joven andaluz que cantase. Y, aunque yo ya no estaba en la escuela, mi profesora se acordó de mí y me preguntó que si lo quería hacer. Rellené el formulario, y al final me llegó para hacer una separata y la canción. Después pasé a hacer el casting y me cogieron.
O. A.: A mí no me querían ver porque no canto, pero yo insistí mucho y mis representantes se pusieron muy pesados. Yo siempre digo que me cogieron por la parte interpretativa, no por la de canto. Porque en el casting canté La gata bajo la lluvia, y lo hice fatal. Literalmente era una gata, pero llorando (ríe), canté fatal. Pero debí hacer muy bien la parte interpretativa porque me cogieron.
Hay algo de homofobia en la manera que tenemos de examinar las historias LGTB
Cuando salió el tráiler de 'Mariliendre', parte del colectivo se quejó señalando que siempre a los gays se les representa a través de la promiscuidad, del alcohol y las drogas, dos elementos que la serie muestra. ¿Cómo veis estas críticas?
Y: Hay cosas que son verdad. Hay gays que se drogan, como también heteros. No estamos contando una historia general de 'todos los gays son así', como no todos los maricones son travestis que van metiéndose por las esquinas. Estamos contando una historia de un grupo de amigos que si hacían eso. Y quien piense que eso es una generalidad del colectivo me parece que es un poco cateto.
O.A.: Hay un error de base, que va en juicio generacional que estamos empezando a desarrollar, y es que empezamos a juzgar un proyecto por un simple tráiler. Ahí no se ve, pero en la serie sí que se muestra las consecuencias negativas del consumo insano de sustancias y de sexo. Yo vi esas críticas en Twitter que decían que 'la serie romantizaba los chill', y es totalmente lo contrario. Cuando veáis la serie, podréis ver que el chill es un lugar asqueroso. Es una tarea muy difícil la de representar al colectivo entero. No existe una realidad LGTB única. Existen tantas, como personas las conforman. Tengo ya asumido que haga lo que se haga va a haber críticas.
Las drogas están teniendo mucho peso en la ficción últimamente, y en proyectos muy dispares: desde un Élite hasta un Yo adicto. Esa vinculación que está habiendo, además entre las drogas y el colectivo, ¿cómo lo veis? ¿Por qué creéis que desde la industria le están dando tanto peso?
O. A.: Creo que se está dando peso a las drogas en todo, no es solo parte del colectivo. En el caso de Yo adicto, por ejemplo, es LGTB el protagonista, pero el resto de personajes son cis normativos. Hay una realidad, y es que hay una problemática con la drogadicción y esa problemática también afecta al colectivo. Tengo la sensación de que, a veces, ya hay algo de homofobia en la propia manera que tenemos de examinar las historias LGTB que no las examinamos de la misma manera que la cisnormativas. Nadie se plantea que una historia cis tenga ser ejemplarizante, o cómo representa la drogadicción. Nos hacemos la zancadilla a nosotros mismos, yo el primero, juzgando lo que vemos.
Y: En esta historia es fundamental que se hable de esto. Es la trama, no es que digas que ella se enamora de tal... no, es que va de que hay un problema por culpa de la droga. Sin hacer mucho spoiler, el problema por el que se disuelve el grupo es por la droga.
A.J.: Historias como estas no tienen por qué ser juzgadas por nadie. Por ejemplo, en Física o Química. La nueva generación también hay mucha droga. ¿Por qué esa droga no se critica y la nuestra sí? Porque la trama no es LGTB y es de adolescentes en un instituto. Creo que se incide mucho en sacar cosas malas a las historias del colectivo, mientras que a otras no se les da tanta importancia.
¿Cómo es para vosotros esa dualidad de participar en algo representativo, y no estar haciendo activismo todo el rato?
O.A.: El activismo lo enmarco más en mi día a día como persona que en mi profesión, que también. Pero creo que es algo que no me planteo. Si me llega un papel que tengo que trabajarlo, ya soy libre de cogerlo o no. Pero lo del activismo es una cosa que me apela desde que nací, porque formo parte del colectivo, así que hay cosas que van conmigo y surgen de manera natural.