El cámara español que bucea con BBC por Planeta azul: “Para ellos no hay nada imposible”
“Se me ha abierto un mundo nuevo”, manifiesta el cámara submarino Rafael Herrero Massieu (Las Palmas de Gran Canaria, 1960) cuando le preguntamos por su experiencia en Planeta azul II. Tras 25 años de trayectoria sumergido bajo el agua, el profesional español ha tenido el privilegio de formar parte de la reputada serie documental de BBC, que emite en España #0, en Movistar+, y para la que ha capturado imágenes que, él mismo reconoce, “ni se plantea llegar a repetir”.
Apasionado de la naturaleza, este palmense ha contado a VERTELE cómo llegó a este ambicioso proyecto de la corporación británica, que sirve para la anterior entrega que Sir David Attenborough condujese allá por 2001, en su recta final, y lo hizo con gran impacto: las imágenes que consiguió fruto de tres meses de trabajo en el Sur de Tenerife engrosan el contenido de tres de los siete episodios que conforman esta producción, siendo Herrero acreditado como el cámara principal de la cuarta de las entregas.
El realizador nos habla de la experiencia con un tono mesurado y humilde, con un discurso que evidencia su pasión por el mundo marino y su agradecimiento por formar parte de un trabajo televisivo de la magnitud y envergadura de este, tan apabullante como sus criaturas protagonistas. Pero también, por qué no decirlo, con satisfacción por haber descubierto a los productores ingleses una visión de las islas Canarias muy alejada de lo que tenían prefigurado, gracias a sus imágenes.
Una profesión de corta distancia focal en España
Las credenciales como documentalista de Herrero son incuestionables. Así lo atestiguan los trabajos que ha venido realizando con su propia productora, Aquawork. Creada en 1994 y especializada -como su nombre indica- en trabajo bajo el agua, ha realizado una amplia gama de trabajos en documental, reportaje, cine o publicidad. Canal Plus France, National Geografic Wild, Canal Xplora Canada son algunas de las cadenas que han solicitado sus servicios durante los últimos años.
No obstante, su vocación no fue nunca el audiovisual: “Soy un biólogo marino frustrado”, ríe el técnico, quien desarrolló una carrera como buceador profesional antes de lanzarse al vacío cámara en ristre. “Ha sido un proceso largo, porque en España no hay mucha trayectoria ni apuesta. Eso lo ha complicado más, pero al ser mi pasión, he apostado por hacer lo que me llenaba contra viento y marea, evolucionando hasta llegar adonde estoy ahora”.
Comenzó su actividad, primero como fotógrafo, actividad a la que dedicó cuatro años, y gracias a un encargo específico de un periódico local, empezó a plantearse su actividad como cámara subacuático. Hablamos de 1998, cuando los medios a disposición para grabar la fauna marina eran precarios, sin casas que se ocuparan de fabricar cajas estancas estandarizadas y a nivel profesional. El operador de cámara con el que trabajó en esta primera acometida llevaba encima un equipo técnico de 120 kilos: “Había que subirle y bajarle con una grúa”, recuerda Herrero.
“El animal más peligroso en el mar es el ser humano”
Con esa situación, sin la proverbial ayuda que en la actualidad permite internet para conectarse con el resto del mundo, el buzo aprendió de forma autodidacta. “Si de algo me enorgullezco es de tener la capacidad de autocrítica, de saber qué es lo bueno y lo que no es tan bueno, y mejorar dentro de mis posibilidades”, comenta modesto. Si algo queda claro es que no es tarea sencilla, mucho menos rápida, adaptarse a las condiciones marinas, partiendo de la premisa de no haber nacido preparados para sobrevivir bajo el agua por sí solos. Paciencia y prudencia destacan como las principales cualidades de un buen profesional que opere en el “gran azul”.
Aunque no considera la suya una “profesión de riesgo”, Herrero no duda en calificar el marino como un “medio hostil” para el ser humano: las principales son las fuertes corrientes a las que se pueden encontrar lejos de la costa, la progresiva pérdida de visibilidad a medida que descendemos y la limitación de tiempo que un humano puede permanecer bajo el agua; así como al temido y conocido “mal del buzo”, que se produce si al ascender demasiado rápido, no tenemos tiempo suficiente para eliminar el nitrógeno acumulado, disuelto en la sangre y tejidos, formando búrbujas que obstruyen los vasos sanguíneos (de ahí que en inmersiones profundas se realice la llamada “parada de seguridad” a partir de 6 metros de profundidad para asegurarnos de que se elimine este gas por completo).
“Hoy en día todo ha evolucionado, con ordenadores de buceo que te marcan las pautas”, matiza el profesional, que narra de pasada una mala experiencia propia a causa de estos males por descompresión (llegó a estar un día entero en cámara hiperbárica para recuperarse). También ayudan los nuevos equipos de circuito cerrado, que reciclan el CO2 del aire y permiten al submarinista permanecer hasta cuatro veces más de lo que harían empleando solo botellas de oxígeno.
Por supuesto, no hay que olvidar que, en aguas abiertas, resulta una tarea imposible pasar inadvertido. “Somos muy visibles en el azul aunque no soltemos burbujas. Dependemos de la curiosidad de los animales, que no nos sientan como una amenaza”, expone, aunque remarca que “el animal más peligroso que podemos encontrar en el mar es el ser humano”.
Luchando contra la corriente para encallar en BBC
Aun teniendo un currículo que atestiguaba su solvencia como profesional, el perfil de Herrero -él mismo lo reconoce- estaba alejado del que BBC podría buscar para un proyecto de gran envergadura como Planeta azul II. Él mismo lo admite: “Yo ya tenía mis años y una familia detrás, y no tenía dominio del inglés como para irme a Bristol”.
Aun así, cuando hace tres años la radiotelevisión anglosajona saca a concurso una plaza de becario para incorporarse al formato, decide probar suerte: “Me parecía una buena estrategia para que me conocieran”. Su material lo avaló como para ir escalando fases en el competido proceso de selección, hasta conocer al productor del programa, Mark Brownlow, con quien “hubo bastante feeling”.
BBC no acostumbra a contratar cámaras dentro de su equipo; su filosofía es la de buscar a técnicos especializados en las zonas donde tienen previsto grabar. Esto jugaba, a priori, en contra de Herrero, puesto que no habían pensado en adentrarse en el archipiélago canario. Sin embargo, les habló de los especímenes de su zona, como el calderón tropical. “Quedamos en que si conseguía algo, se lo mostrara y quizás lo comprarían”.
En realidad, hizo algo más que eso: les mandó el documental Life in the Blue, un documental realizado en Ultra Alta Definición y dedicado a cubrir lo que ocurre en los primeros diez metros de profundidad. En el mediometraje (cuyos derechos, por cierto, compró TVE), y en el que ya aparecía una secuencia de la carabela portuguesa, un especimen que se les había resistido en la realización del primer Planeta azul . Con ello, se ganó la contratación para la campaña. Pero de nuevo, “por cabezonería”, ahondó más en su cometido: antes de embarcarse en la tarea de filmar a la falsa medusa, aprovechó para ofrecerles algo diferente, los calderones.
“Conseguí filmar unas escenas de una hembra de calderón que transportó durante días a una cría muerta. Cobró interés en la secuencia de los calderones tropicales”, cuenta. A partir de ahí, se estrechó la colaboración con el equipo de Brownlow, que llegó a pasar cuatro días en Tenerife. Vinieron más escenas para la BBC, y aunque entró en el proyecto en el último año de producción, acabó no solo aportando imágenes para tres episodios, sino también convirtiéndose en el cámara principal del cuarto capítulo de la serie, “Big Blue”.
Pero eso no es lo es lo único que aportó Herrero al equipo de Planeta azul. “Tenían la idea de Canarias como un lugar muy turístico y sin naturaleza, donde todo era artificio, con hoteles, playas, con acoso a la población de cetaceos... Es una idea equivocada y fue una sorpresa para ellos lo que encontraron. Y además, está a tiro de piedra de Inglaterra”.
“Aprendí que para la BBC no hay nada imposible”
La experiencia de trabajar para BBC no tiene comparación para este profesional de 57 años habituado a las limitaciones presupuestarias. Al contrario, la corporación no repara en gastos ni en tiempo si con ello preservan sus altos estándares de calidad, así como un código ético estricto y riguroso que prohíbe manipular la realidad que observen. Detrás de cada una de las espectaculares imágenes que integran Planeta azul II, insiste Herrero, “hay una producción y una cantidad de días que no valen para nada”. “Pero se lo pueden permitir”.
Nos pone un ejemplo en primera persona. “Me pusieron la condición de que querían primerísimos planos de los ojos de los animales. Se me antojaba imposible: en apnea, con un objetivo de focal larga y con el movimiento del mar, que es como una lavadora... Y contando con que los bichos dejen que te acerques para mantener el encuadre. Pero aprendí que para BBC no hay nada imposible”.
Tras 15 días de trabajo, registró los brutos requeridos. Desde la distancia, descarta intentar conseguir unos planos similares. “El esfuerzo es muy grande, no ya por equipo, sino por tiempo”, dice. Pero, de nuevo, BBC no entiende de límites: “Han mandado gente a lugares extremos durante un mes y se han vuelto de vacío, pero lo han vuelto a intentar y lo han acabado consiguiendo”.
Un éxito insondable y la esperanza de seguir buceando para BBC
Planeta azul II se lanzó a nivel mundial en BBC One y #0 el 29 de octubre, y durante las siguientes semanas ha continuado la emisión tanto en la radiotelevisión británica como en el canal insignia de Movistar+. La respuesta al documental ha respondido a las expectativas generadas: su estreno en Reino Unido acaparó la atención de 14,1 millones de espectadores entre su pase en televisión tradicional y en diferido a través del iPlayer de BBC. Los datos se han mantenido estables en las siguientes episodios, haciendo de él el programa de naturaleza con mejor audiencia de los últimos 15 años, y en la tercera emisión más vista en 5 años, solo por detrás de la final del Mundial de Fútbol 2014 y del docurreality Great British Bake Off.
Se culminan así 4 largos años de trabajo (aunque BBC aún sigue complementando la serie con paquetes extras y otros contenidos paralelos), que tenían por propósito igualar lo conseguido con el primer Planeta azul. ¿Habrá una tercera? “Han pasado 16 años desde aquel. Te aseguro que para cuando hagan el tercero si estoy vivo, no andaré”, bromea el submarinista.
No obstante, la relación actual con la cadena “es muy buena” y tiene esperanza de que en los próximos años sigan contando con él para cosas de menor presupuesto.
Rafa Herrero Massieu seguirá ojo avizor, enfundado en el neopreno, haciendo valer su experiencia para encontrar tesoros audiovisuales bajo la inmensidad azul, sabedor de que de diez salidas que haga, en solo dos conseguirá captar algo valioso. “Muchas veces, en el mar te tropiezas con escenas a las que no sabrías sacarle partido sin esa experiencia. De nada sirve filmar la toma de tu vida si no tienes otros recursos luego, quizás no tan espectaculares pero que permitan que la historia se pueda contar”, expone con afán aristotélico. A ello, a la BBC, solo ha podido llegar tras infinitud de incursiones. “Ha sido un proceso largo, pero lo he disfrutado muchísimo”.