Eurovisión 2025 y su 'ley del silencio' con Israel: su presencia vuelve a empañar el festival, con los candidatos “al margen”

Eurovisión 2025 ya está aquí. Arranca una semana en la que todas las miradas a nivel televisivo estarán puestas sobre Basilea, ciudad de Suiza que acoge la 69ª edición del festival tras la victoria de Nemo en 2024 en Malmö. Melody ejercerá como representante de España en un certamen que, pase lo que pase, volverá a verse manchado por la participación de Israel.

De nuevo, la Unión Europea de Radiodifusión ha permitido su presencia en el concurso mientras el país sigue bombardeando Gaza, una cuestionable decisión -más aún tras dejar fuera a Rusia en 2022 por su invasión a Ucrania- sobre la que la organización intenta imponer esta vez la 'ley del silencio', a la vista de sus nuevas medidas y de las pocas intenciones de pronunicarse que la mayoría de los candidatos de este año están demostrando hasta el momento.

La continuidad de Israel en Eurovisión evidencia la inacción de la UER ante un asunto que ya el año pasado derivó en la edición más convulsa de la historia del festival y de la que fuimos testigos directos desde dentro, tal y como detallamos en la cronología recogida en este otro artículo. Eurovisión 2024 acabó siendo la cita musical más politizada en muchos años, con tensiones tanto en el exterior del Malmö Arena, por las protestas ciudadanas contra la participación de Israel -y en las que la policía detuvo a la activista Greta Thunberg, entre otras personas-, como intramuros por el acoso el acoso que la prensa israelí ejerció sobre otros medios, entre los que se encontraba verTele, y el choque de su propia delegación con la de otros países competidores.

Este año, aunque en la previa del certamen no haya habido tanto ruido alrededor de esta cuestión como lo hubo en 2024, donde 10 de los participantes se mojaron al firmar un manifiesto en el que pedían un "alto al fuego" en Gaza “inmediato y peramenente”, todo vuelve a pender de un hilo. Y es que Israel ha vuelto a usar políticamente Eurovisión en favor de sus intereses de propaganda internacional al enviar como representante a Yuval Raphael, una superviviente de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023.

La artista defenderá el tema New day will rise (Un nuevo día llegará) en el que muchos ven alegorías como las que usó su predecesora Eden Golan en Hurricane, canción titulada inicialmente October Rain (Lluvia de octubre) y que tuvo que modificar para cumplir con las normas del concurso. La UER, que insiste todavía en el caracter apolítico de Eurovisión, dio esta vez el visto bueno a Israel a la primera, por lo que el país hebreo tendrá otra vez representación en un certamen cuyo patrocinador principal volverá a ser Moroccanoil. Hablamos de una empresa israelí de cosméticos que patrocina el evento por cuarto año consecutivo y que, por tanto, realiza una importante contribución económica al festival para su celebración.

Entre tanto, a pesar de este contexto y en contraposición con lo ocurrido el año pasado, se ha percibido cierto 'silencio' general sobre la cuestión israelí. Al margen de la carta contra la UER lanzada por más de 70 artistas, compositores y creativos que pasaron por Eurovisión -pero que actualmente no tienen ninguna vinculación directa con el festival-, denunciando su “complicidad con el genocidio de Israel”; y de la petición de cinco países (entre ellos España, a través de RTVE) de que se abra un debate sobre la participación de Israel, no ha habido realmente un pronunciamiento numeroso en esta línea. verTele lo ha podido comprobar en primera persona, al recibir la callada por respuesta, como recopilamos a continuación, cuando le hemos preguntado a distintos participantes de Eurovisión 2025 por todo este asunto.

Los candidatos guardan silencio sobre Israel

En el marco de la PrePartyES 2025 de Eurovisión Spain celebrada en Madrid, verTele tuvo la oportunidad de charlar con varios de los candidatos, a los que se les trasladó una misma pregunta: “Hace unas semanas, RTVE pidió a la UER abrir debate sobre la participación de Israel en Eurovisión por la situación actual y tras la polémica del año pasado. ¿Cuál es tu opinión sobre ello?”.

A continuación, reflejamos la respuesta que ofreció Melody como cabeza visible de la delegación española de RTVE. También las contestaciones de las representantes de Finlandia y Malta, con tibias opiniones sobre este tema a pesar de haber sufrido en sus propias carnes la censura de la UER por el tono “sexual” y vestuario -la primera- y por el ácido juego de palabras que la segunda hacía en la letra de su canción.

También la de Ucrania, estado al que la cuestión política le afecta de forma directa por el conflicto bélico con Rusia, y la de Suecia (con el grupo finlandés KAJ), país donde el año pasado, como mencionábamos anteriormente, se produjeron masivas manifestaciones propalestina y en contra de la participación de Israel en el certamen.

  • ESPAÑA - Melody: “Yo me mantengo al margen porque con lo que tengo, ya tengo bastante. Mi lucha es llevar a cabo todo, y creo que ahora mismo me tengo que enfocar en mi candidatura, en cantar bien, hacer un buen show, y en todo lo que está en mi mano... porque hay cosas que no están en mi mano”.
  • FINLANDIA - Erika Vikman: “Eurovisión se fundó para unirnos a todos por la paz, para tener a los países juntos y unidos, y eso es lo que apoyo. Es un evento muy importante para la gente LGTBI, para gente muy abierta de mente que quiere juntarse para disfrutar de la música y estar unida. Esa es mi opinión”.
  • MALTA - Miriana Conte: “No tengo una opinión. Pienso que la música conecta a la gente y estoy aquí para cumplir esa función. Creo que la música une, realmente”.
  • UCRANIA - Daniel Leshchynskyi (Ziferblat): “Sin comentarios. Si hablamos solo de la canción, nos encanta. Pero no queremos hacer ninguna declaración política porque únicamente estamos centrados en nuestra situación. Apreciamos a otras naciones, pero estamos pasando por demasiadas cosas, y solo nos centramos en nuestra situación. Es entendible para los europeos, por Israel y por todo. Tenemos un gran problema en nuestro país. Quiero paz para todo el mundo, pero no es asunto mío”.
  • SUECIA - Axel Åhman (KAJ): “Creo que es cosa de la UER. Es bueno que hayan planteado esta cuestión, este debate, pero la decisión no está solamente en sus manos. Nosotros tratamos de centrarnos en la música, en hacer a la gente disfrutar y ser feliz, y en que los eurofans de Suecia y de Finlandia crean que les hemos representado bien”.

Como vemos, los representantes de Eurovisión 2025 han optado, por el momento, por la cautela. Habrá que esperar a su puesta de largo sobre el escenario del St. Jakobshalle de Basilea para ver si deciden significarse al menos de forma simbólica, como ocurrió en 2024 con artistas como Bambie Thug (Irlanda), Iolanda (Portugal) o el sueco Eric Saade que actuó como invitado con un pañuelo palestino en la muñeca. Eso sí, para minimizar los riesgos, la UER ha suprimido este año las ruedas de prensa posteriores a cada semifinal, reduciendo las opciones de los medios de hablar con los participantes. Una medida del todo censora tras lo ocurrido en Malmö en la segunda semifinal, cuando se vivieron tensiones con la representante de Israel.

Dura carta de 70 exparticipantes de Eurovisión

De momento, y como avanzábamos, quienes sí que han alzado la voz sobre la permanencia de Israel en Eurovisión, por un lado, han sido los más de 70 exparticipantes del concurso, entre los que se encuentran los ganadores Salvador Sobral (Portugal, 2017) y Charlie McGettigan (Irlanda, 1994), que han lanzado una contundente carta contra la UER. Una misiva en la que acusan a la televisión israelí KAN de ser “cómplice del genocidio de Israel contra los palestinos en Gaza”, que también firman candidatos recientes como los noruegos Gåte (Malmö 2024), la británica Mae Muller o la francesa La Zarra (Liverpool 2023), además de una larga lista de músicos, compositores y otros creativos que han pasado anteriormente por el festival.

En su escrito, los artistas denuncian que Eurovisión “se utilice como herramienta para encubrir crímenes contra la humanidad”: “La UER ya ha demostrado su capacidad para tomar medidas, como en 2022 cuando expulsó a Rusia del concurso. No aceptamos esta doble moral con respecto a Israel”, recuerdan, al tiempo que sentencian que “al seguir defendiendo la representación del Estado de Israel, la Unión Europea de Radiodifusión está normalizando y encubriendo sus crímenes”. “Nos unimos para declarar que la complicidad de la UER con el genocidio de Israel debe cesar”, concluyen en un texto que plasmamos al completo en este otro artículo.

Entre los firmantes de esa carta no figura el nombre de Nemo -cantante que conquistó el Micrófono de Cristal en Eurovisión 2024 con Suiza-, que sí ha abordado este conflicto en una reciente entrevista con la edición británica del HuffPost: “No sé cuánto quiero entrar en detalles, pero no apoyo que Israel forme parte de Eurovisión en este momento”, expresó antes de proporcionar una declaración adicional al citado medio en la que se mostraba más certero. “Apoyo la petición de exclusión de Israel del Festival de la Canción de Eurovisión. Las acciones de Israel contradicen fundamentalmente los valores que Eurovisión dice defender: paz, unidad y respeto por los derechos humanos”.

Cinco países sí se dirigen a la UER

Sin embargo, ninguno de estos artistas que intentan presionar a la UER tienen vinculación actual con el certamen, como sí es el caso de las televisiones públicas que la conforman y que son a las que exigen actuar los contrarios a la continuidad de Israel en Eurovisión. En las últimas semanas, solo las emisoras públicas de cuatro países han solicitado formalmente a la Unión Europea de Radiodifusión que abra un debate sobre la participación de Israel: España tomó la iniciativa a través de RTVE, siendo seguida tan solo por Eslovenia, Irlanda y Bélgica, que se ha unido a última hora. Islandia también se ha pronunciado en esta línea pero lo ha hecho a través de su Ministerio de Exteriores.

En un breve comunicado de respuesta a RTVE, la UER se limitaba a reconocer que “existen preocupaciones y opiniones muy arraigadas en torno al conflicto actual en Oriente Medio”, aunque le recordaba que “todos los miembros de la UER [entre los que está Israel] son elegibles para competir en el Festival de la Canción de Eurovisión”. Dicho esto, la Unión Europea de Radiodifusión, que afirmaba acoger “con satisfacción el compromiso de RTVE con Eurovisión”, aseguraba que se mantenía “en contacto constante con los participantes de la edición de este año, incluida RTVE, sobre todos los aspectos del concurso”. En ese sentido, tal y como recoge Eurovoix News, la UER celebraba el pasado viernes 9 de mayo una reunión con los responsables de la RTÉ irlandesa en la que se han comprometido “a llevar a cabo una discusión más amplia entre sus miembros a su debido tiempo”. Es decir, aplazan cualquier tipo de acción, sin fecha en el calendario.

De esta manera, la UER se sigue poniendo de perfil con Israel, en una postura idéntica a la tomada por Martin Green, director de Eurovisión, al ser preguntado recientemente por este tema en una entrevista. El responsable declaraba a Reuters que el festival debe promover una conexión entre países a pesar de la crispación política y ser un “espacio momentáneo de alegría y escapismo”, pero alegaba que “ninguna emisora miembro de la UER, tras haber sido consultada exhaustivamente, se ha opuesto públicamente a la participación de la emisora israelí Kan en el Festival de Eurovisión”. “La UER no es inmune a los eventos globales”, insistía Martin Green, que incidía en que la UER tiene el propósito de “garantizar que el concurso siga siendo, en esencia, un evento universal que promueve las conexiones, la diversidad y la inclusión a través de la música”.

Una declaración, esta última, del todo contradictoria tras conocer algunas de las medidas que la UER ha implantado este año en Eurovisión. Para empezar, la prohibición a los artistas de portar cualquier bandera que no sea la de su país en todos los actos del evento a los que acudan. Por lo tanto, quedan excluidas las banderas del colectivo LGTBIQ+, un clásico del certamen como ocurrió con Nemo en 2024 y la insignia no binaria que ondeó durante el desfile de la gran final.

Ante el rechazo de algunas emisoras, la UER decidía estos días mantener su política, explicando que era “demasiado tarde” para abordar este debate a pocos días del festival. “Eurovisión no necesita ninguna bandera para demostrar su alianza y celebración de la comunidad LGBTQ+”, justificaba también Martin Green ante Reuters. Por contra, y cambiando su criterio respecto a Malmö 2024, la UER ha sorprendido al permitir que el público pueda introducir este año en el recinto toda bandera permitida por la constitución suiza. Por tanto, los asistentes al festival podrían llevar banderas de Palestina. En caso de ocurrir, habrá que ver cómo actúa la realización de Eurovisión, mostrándolas o no en pantalla.

Israel campa a sus anchas en Eurovisión, con opciones de ganar

Mientras, entre tanto plan de contingencia de la UER con las cuestiones anteriormente citadas, Israel sigue campando a sus anchas en Eurovisión. Un escaparate internacional al que este año enviarán como representante, como explicábamos, a una superviviente de Hamás. Su nombre es Yuval Raphael y su canción New day will rise (Un nuevo día llegará), en inglés, francés y hebrero, pasó el corte de la organización pese a presentar una letra plagada de metáforas sobre la experiencia vivida por la artista.

Tal y como ha señalado la misma prensa israelí, Yuval Raphael habla de forma simbólica de la situación de conflicto con Palestina. “Un nuevo día amanecerá, la vida continuará. La oscuridad se desvanecerá, todo el dolor pasará, pero nosotros nos quedaremos”, entona la cantante en su tema. Además, en el videoclip, Raphael aparece junto a una multitud de jóvenes que recorren un camino en la naturaleza con mochilas y equipaje, emulando a aquellos que asistieron al festival de música donde se perpetró el atentado de Hamás del 7 de octubre, como también señalan medios pro Israel.

Se trata, por tanto, de una circunstancia similar a la que ya levantó controversia en 2024, cuando la Unión Europea de Radiodifusión aprobó la canción Hurricane de Eden Golan -que incluía el mismo tipo de mensajes- tras rechazar versiones previas más explícitas. Eden Golan llegó a admitir que ir a Eurovisión era “una misión muy importante para mi país” y, tras su paso por Malmö, fue felicitada por Netanyahu, mostrándose satisfecha de haber “dado voz al mensaje” que el estado quería transmitir al resto del mundo.

¿Y si gana Israel?

Con todo, toca volver a hacerse una pregunta que verTele ya lanzó en la semana de Eurovisión 2024: ¿Y si gana Israel? Este año, como ya explicamos en la edición anterior del certamen, el país tiene muchas papeletas para colarse entre las favoritas y, por qué no, alzarse con el Micrófono de Cristal. Es extremadamente complicado que el público con sus votos pueda boicotear a Israel, pues por la propia mecánica del certamen no es posible ir contra un país. Los votos se emiten en positivo, así que los espectadores únicamente tienen en su mano mostrar su apoyo a una u otra candidatura y no su rechazo. En 2024, Israel fue segunda del televoto, apeada del triunfo por la concentración del voto de los jurados para Suiza.

Por otro lado, el contexto político de su participación puede impulsar, como ocurrió en Malmö, posibles corrientes de apoyo sionista. El Gobierno de Israel admitió tras la final haber invertido “mucho dinero” en fomentar el voto a su representante fuera de sus fronteras -recordemos que un país no puede votarse a sí mismo-, una estrategia favorecida además por el innovador sistema de votación implantado en 2024 que permitía a cada usuario lanzar de una sola vez 20 votos hacia cualquier candidatura. De esta manera, respaldados en una propuesta probablemente competitiva, Israel podría tener serias opciones a una victoria que desataría un incendio en la UER.

Frente a la edición de Tel Aviv 2019, que ya fue controvertida por celebrarse en suelo israelí, una hipotética edición de 2026 allí podría conllevar la retirada en masa de países, no sólo por cuestiones de seguridad, sino también de principios y alianzas. Algo que marcaría de manera definitiva a Eurovisión como un concurso inseparable de las políticas de los gobiernos, y que le dejaría, como ya hemos advertido, herido de muerte.