Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Aleteo, mordisco y ¡zas!

0

Durante las últimas dos décadas, la preocupación por la conservación de los tiburones ha crecido considerablemente, situándolos entre las especies de vida silvestre más amenazadas del mundo. Este reconocimiento ha generado un incremento en la atención científica y regulatoria hacia las prácticas de pesca que impactan a estas icónicas criaturas oceánicas.

En un estudio reciente, se evaluó el impacto de las regulaciones de protección sobre la mortalidad por pesca de tiburones a escala global. Los resultados revelaron una tendencia preocupante: entre 2012 y 2019, la mortalidad total por pesca de tiburones aumentó significativamente, alcanzando una cifra estimada entre 76 y 80 millones de individuos. Sorprendentemente, cerca de 25 millones de estos tiburones pertenecían a especies amenazadas. Este aumento en la mortalidad fue particularmente pronunciado en aguas costeras, donde se registró un incremento del 4%. Sin embargo, en las pesquerías pelágicas, especialmente en el Atlántico y el Pacífico Occidental, se observó una disminución del 7%. Este hallazgo sugiere que las regulaciones diseñadas para prevenir el aleteo de tiburones no han logrado reducir de manera efectiva la mortalidad en todas las regiones. A pesar de este panorama desafiante, el estudio también identificó algunos puntos positivos. Se encontró que las prohibiciones regionales de pesca o retención de tiburones han tenido cierto éxito en la reducción de la mortalidad. Además, se destacó la importancia de abordar la sobreexplotación de los tiburones mediante soluciones basadas en evidencia (datos fiables) y entrevistas a expertos.

Sin embargo, lo preocupante es que, aunque se han implementado regulaciones para prohibir el aleteo de tiburones y reducir la mortalidad, estas medidas no parecen estar teniendo el impacto esperado. Por ejemplo, estos investigadores observaron que las prohibiciones de aleteo tuvieron poco efecto en la mortalidad de tiburones e incluso podrían haberla aumentado, al incentivar el uso completo de los tiburones para otros fines, como la carne y el cartílago. Además, aunque se observó una disminución en la retención y un aumento en la liberación en vivo de ciertas especies en varios países, las tasas generales de mortalidad por pesca de tiburones no mostraron una tendencia positiva. 

Los autores resaltan la urgencia de tomar medidas adicionales para proteger a estos depredadores oceánicos, que han desempeñado un papel crucial en los ecosistemas marinos durante más de 400 millones de años. Es fundamental que los esfuerzos de conservación se intensifiquen a nivel global, involucrando tanto a gobiernos como a la sociedad civil, con el fin de garantizar un futuro sostenible para los tiburones. En los últimos años, la preocupación por la conservación de los tiburones ha ido en aumento, y los esfuerzos por proteger a estas criaturas icónicas de los océanos se han intensificado. 

Las entrevistas realizadas en este estudio a expertos en tiburones y conservación marina respaldaron estas conclusiones, señalando que si bien algunas regulaciones han tenido éxito en reducir el aleteo de tiburones, la mortalidad por pesca sigue siendo un desafío significativo en muchas regiones. En definitiva, aunque se han logrado ciertos avances en la conservación de los tiburones, queda mucho trabajo por hacer. Es crucial que los esfuerzos regulatorios se ajusten y se refuercen para garantizar la supervivencia a largo plazo de estas especies vitales para los ecosistemas marinos.

Durante las últimas dos décadas, la preocupación por la conservación de los tiburones ha crecido considerablemente, situándolos entre las especies de vida silvestre más amenazadas del mundo. Este reconocimiento ha generado un incremento en la atención científica y regulatoria hacia las prácticas de pesca que impactan a estas icónicas criaturas oceánicas.

En un estudio reciente, se evaluó el impacto de las regulaciones de protección sobre la mortalidad por pesca de tiburones a escala global. Los resultados revelaron una tendencia preocupante: entre 2012 y 2019, la mortalidad total por pesca de tiburones aumentó significativamente, alcanzando una cifra estimada entre 76 y 80 millones de individuos. Sorprendentemente, cerca de 25 millones de estos tiburones pertenecían a especies amenazadas. Este aumento en la mortalidad fue particularmente pronunciado en aguas costeras, donde se registró un incremento del 4%. Sin embargo, en las pesquerías pelágicas, especialmente en el Atlántico y el Pacífico Occidental, se observó una disminución del 7%. Este hallazgo sugiere que las regulaciones diseñadas para prevenir el aleteo de tiburones no han logrado reducir de manera efectiva la mortalidad en todas las regiones. A pesar de este panorama desafiante, el estudio también identificó algunos puntos positivos. Se encontró que las prohibiciones regionales de pesca o retención de tiburones han tenido cierto éxito en la reducción de la mortalidad. Además, se destacó la importancia de abordar la sobreexplotación de los tiburones mediante soluciones basadas en evidencia (datos fiables) y entrevistas a expertos.