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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

La cita del sábado

Las paradojas que generan las necesidades energéticas del planeta están rizando el rizo de las incongruencias y del despropósito económico. Uno de esos efectos incongruentes es el de los agrocarburantes creados a partir de materias primas indispensables para la nutrición de buena parte de la población mundial. Materias que se quitan de la boca de los humanos para introducirlas en maquinarias y motores, algunos de ellos utilizados para la elaboración de productos comestibles. La repanocha. Hace apenas unos meses, avispados lectores pensaban que las revueltas mexicanas, de las que traté aquí, por el aumento del precio del maíz para hacer las populares tortitas (base alimenticia de la población) debido a que la mayoría del grano se dedicaba a la fabricación de combustibles, no iban con ellos. Que se trataba de un problema lejano y exótico. Nada de eso. La situación nos ha alcanzado ya porque vivimos en una economía globalizada. Todo lo que tenga alguna relación con los cereales (y los piensos), o sea el pollo, el pan, las pastas, etcétera sufrirá una tremenda subida de los precios a lo largo de las próximas semanas. No es una amenaza a largo plazo. A ese fenómeno inimaginado e imprevisto hay que sumar el incremento también del coste de los transportes, la pérdida de acuíferos, los sustos que a la agricultura proporciona el cambio climático, etcétera. Sobre todo eso se hablará en la mentada conferencia. No creo, sin embargo, que de esa reunión de expertos y, digamos, militantes ecológicos, vayan a surgir soluciones viables ni iniciativas que vayan a cambiar la inquietante marcha de los acontecimientos. Menos aún en el capítulo dedicado a la “Autoalimentación en Canarias”, vista la pérdida casi absoluta de nuestros recursos en el sector primario en unas Islas que dependen para su alimentación del exterior en cerca de un 90 por ciento, pero en fin. La cita es importante, aunque sólo sea para informarse de cómo están las cosas (o sea, fatal) y para concienciarse y prepararse ante lo que se nos viene encima.

José H. Chela

Las paradojas que generan las necesidades energéticas del planeta están rizando el rizo de las incongruencias y del despropósito económico. Uno de esos efectos incongruentes es el de los agrocarburantes creados a partir de materias primas indispensables para la nutrición de buena parte de la población mundial. Materias que se quitan de la boca de los humanos para introducirlas en maquinarias y motores, algunos de ellos utilizados para la elaboración de productos comestibles. La repanocha. Hace apenas unos meses, avispados lectores pensaban que las revueltas mexicanas, de las que traté aquí, por el aumento del precio del maíz para hacer las populares tortitas (base alimenticia de la población) debido a que la mayoría del grano se dedicaba a la fabricación de combustibles, no iban con ellos. Que se trataba de un problema lejano y exótico. Nada de eso. La situación nos ha alcanzado ya porque vivimos en una economía globalizada. Todo lo que tenga alguna relación con los cereales (y los piensos), o sea el pollo, el pan, las pastas, etcétera sufrirá una tremenda subida de los precios a lo largo de las próximas semanas. No es una amenaza a largo plazo. A ese fenómeno inimaginado e imprevisto hay que sumar el incremento también del coste de los transportes, la pérdida de acuíferos, los sustos que a la agricultura proporciona el cambio climático, etcétera. Sobre todo eso se hablará en la mentada conferencia. No creo, sin embargo, que de esa reunión de expertos y, digamos, militantes ecológicos, vayan a surgir soluciones viables ni iniciativas que vayan a cambiar la inquietante marcha de los acontecimientos. Menos aún en el capítulo dedicado a la “Autoalimentación en Canarias”, vista la pérdida casi absoluta de nuestros recursos en el sector primario en unas Islas que dependen para su alimentación del exterior en cerca de un 90 por ciento, pero en fin. La cita es importante, aunque sólo sea para informarse de cómo están las cosas (o sea, fatal) y para concienciarse y prepararse ante lo que se nos viene encima.

José H. Chela