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El discurso

Entre bambalinas…

-No se trata de tener molestias. Ni siquiera se trata de experimentar problemas que aparentan ser irresolubles. No se trata de un pasajero enfado por haber sido eliminados derechos que creíamos inalienables. Ni porque se nos han incorporado obligaciones que suponíamos superadas. Se trata de estar en medio de un profundo descorazonamiento, no porque las cosas no nos vayan bien, sino porque dentro de nuestras fronteras la luz se apaga. El problema actual ya no se ubica solo en la caída. El problema se ubica en la posibilidad de revertir la tendencia. Ya son varias las facetas que están en un proceso de caída libre, de forma que la sociedad en general está bajo la acción del campo gravitatorio de la situación imperante…

-Ya, ya. Y como la velocidad de la caída depende tanto de la resistencia aerodinámica como de la masa respecto a la aceleración de la gravedad, el destino puede parecer que está escrito si antes no lo remediamos. Eso ya te lo he escuchado decir más de una vez. Pero debes tener más y mejor ánimo y volver a levantarte. Quieren escucharte y no solo lo que les gustaría oír, sino lo que necesitan oír y lo que tú quieres transmitir. Debes tener valor…

-¿Valor? Lo he dado todo y aún así no veo el final del túnel. Sé que no hay mal que dure cien años… Ni cuerpo que lo resista…

-Pero tú ya lo tienes todo más o menos claro. Me enseñaste un borrador de lo que habías escrito y lo veo lleno de coherencias y propuestas. Resumes un diagnóstico preciso de la situación y planteas unas alternativas solo al alcance de mentes privilegiadas como la tuya.

-Bueno, algo he pensado, pero no sé si es lo que realmente se necesita ahora. En estos momentos hay que dar luz y no tanto recuerdos. Hay que dar futuro y no tanto pasado.

-Venga. Tú puedes. Habla. Di lo que piensas. Defiende tus argumentos…

-Te agradezco los ánimos que me has insuflado para poder pasar a las palabras todas las opciones que puedo transmitir y que previamente he escrito en estos folios. Cierto es que no sé cómo empezar…

-Por el principio es una buena opción.

-Por el principio empezaré. Allá voy.

-Escucha como aplauden. Corean tu nombre. Tienen deseos de escucharte, de comprenderte, de tener acceso a tus orientaciones…

-Salgo al escenario, pues. Saludo y empezaré a hablar…

-Así me gusta.

Ya en el escenario…

-Buenos días. Tengo el privilegio de poder transmitirles todas las buenas ideas que contienen nuestra futura acción. La situación no es sencilla, pero hay posibilidades de mejora, y todas estas posibilidades de mejora están contenidas en lo que les quiero decir. Desde este atril me dirijo a ustedes para decir que bla, bla, bla, bla, bla, bla. Bla, bla, bla, bla, bla, bla. bla, bla, bla, bla, bla, bla. Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla. Bla, bla, bla, bla, bla, bla. Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla. Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla. Bla, bla, bla, bla, bla, bla. Y por supuesto, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla. Gracias por vuestra atención.

Y el acto concluye con una cerrada y emocionante ovación.

Entre bambalinas…

-No se trata de tener molestias. Ni siquiera se trata de experimentar problemas que aparentan ser irresolubles. No se trata de un pasajero enfado por haber sido eliminados derechos que creíamos inalienables. Ni porque se nos han incorporado obligaciones que suponíamos superadas. Se trata de estar en medio de un profundo descorazonamiento, no porque las cosas no nos vayan bien, sino porque dentro de nuestras fronteras la luz se apaga. El problema actual ya no se ubica solo en la caída. El problema se ubica en la posibilidad de revertir la tendencia. Ya son varias las facetas que están en un proceso de caída libre, de forma que la sociedad en general está bajo la acción del campo gravitatorio de la situación imperante…