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Símbolos y calles franquistas

Uno de los firmantes del manifiesto, el magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, ha asegurado que si la Audiencia Nacional no continúa con la investigación lo harán los Tribunales Internacionales, y según los expertos esto podría tener consecuencias de más alcance a nivel jurídico y penal. De momento hay movimientos significativos para borrar de toda España los símbolos y las calles con nombres franquistas, y el Ayuntamiento de Toledo le ha retirado la Medalla de Oro de la Ciudad y la del Alcázar de Toledo al General Franco, en un pleno extraordinario en el cual PSOE e IU votaron a favor y el Partido Popular se opuso, aunque perdió la votación al estar en minoría. En el Puerto de la Cruz, el Ayuntamiento en pleno decidió en el aniversario de la muerte de Franco retirar su nombre, y sustituirla por la de Familia Betancourt y Molina, un ingeniero portuense, considerado padre de la ingeniería moderna y que trabajó incluso en Rusia para el Zar Alejandro. Sin embargo, en lo que se refiere a Canarias, todavía en sus callejeros figuran nombres franquistas, y el más significativo es la Rambla del General Franco en Santa Cruz de Tenerife, que desde el 5 de octubre de 1936 figura con este nombre, en sustitución de Rambla del XI de Febrero. Precisamente Mercedes Schwartz, nieta del alcalde republicano de Santa Cruz, José Carlos Schwartz, asesinado por los franquistas y cuyo cadáver está todavía en paradero desconocido, ha denunciado al Ayuntamiento de Santa Cruz por mantener nombres y símbolos franquistas, lo mismo que la Asociación para la Memoria Histórica de Tenerife.

De todos modos los símbolos y calles franquistas van cayendo lentamente, aunque seguimos pensando que es con demasiada lentitud. El Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero planteó inicialmente el pasado año que la retirada de símbolos de cualquier índole no sólo se refería a los edificios de titularidad estatal, sino a todos de administraciones públicas en el ejercicio de sus competencias, que traducido al roman paladino quiere decir ayuntdamientos y comunidades autónomas sin ninguna excepción, y además se llegó a plantear que el Ejecutivo tenía que realizar un inventario de todos los símbolos franquistas para su retirada efectiva y vinculante. En este sentido, el primer borrador del texto de la Ley de Memoria Histórica decía textualmente que “las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exhaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la Dictadura”. Luego el borrador quedó borrado en algunas de sus partes, cambiado en otras, y dicen las malas lenguas que por presiones incluso desde dentro del PSOE, y entre otros del presidente del Congreso de los Diputados, José Bono. Algo insólito todavía en el 2008, en el siglo XXI.En Alemania ahora mismo sería impensable tener un solo monumento, placa, calle, símbolo de Hitler, lo mismo que en Italia de Mussolini o en Portugal de Oliveira Salazar, dictadores coetáneos de Franco que sembraron el horror y la muerte también en estas naciones. El fascismo internacional causó mucho dolor, y en España lo mínimo que se puede hacer es identificar a los fusilados por los franquistas y devolver sus restos a sus familiares. Como decía hace poco una señora en una emisora de radio, ella era de derechas y votante del PP, pero quiere recuperar los restos de su abuelo para darle cristiana sepultura. Es lo mínimo, aunque hay algunos fascistas que no quieren ni esa reparación.

Uno de los firmantes del manifiesto, el magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, ha asegurado que si la Audiencia Nacional no continúa con la investigación lo harán los Tribunales Internacionales, y según los expertos esto podría tener consecuencias de más alcance a nivel jurídico y penal. De momento hay movimientos significativos para borrar de toda España los símbolos y las calles con nombres franquistas, y el Ayuntamiento de Toledo le ha retirado la Medalla de Oro de la Ciudad y la del Alcázar de Toledo al General Franco, en un pleno extraordinario en el cual PSOE e IU votaron a favor y el Partido Popular se opuso, aunque perdió la votación al estar en minoría. En el Puerto de la Cruz, el Ayuntamiento en pleno decidió en el aniversario de la muerte de Franco retirar su nombre, y sustituirla por la de Familia Betancourt y Molina, un ingeniero portuense, considerado padre de la ingeniería moderna y que trabajó incluso en Rusia para el Zar Alejandro. Sin embargo, en lo que se refiere a Canarias, todavía en sus callejeros figuran nombres franquistas, y el más significativo es la Rambla del General Franco en Santa Cruz de Tenerife, que desde el 5 de octubre de 1936 figura con este nombre, en sustitución de Rambla del XI de Febrero. Precisamente Mercedes Schwartz, nieta del alcalde republicano de Santa Cruz, José Carlos Schwartz, asesinado por los franquistas y cuyo cadáver está todavía en paradero desconocido, ha denunciado al Ayuntamiento de Santa Cruz por mantener nombres y símbolos franquistas, lo mismo que la Asociación para la Memoria Histórica de Tenerife.

De todos modos los símbolos y calles franquistas van cayendo lentamente, aunque seguimos pensando que es con demasiada lentitud. El Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero planteó inicialmente el pasado año que la retirada de símbolos de cualquier índole no sólo se refería a los edificios de titularidad estatal, sino a todos de administraciones públicas en el ejercicio de sus competencias, que traducido al roman paladino quiere decir ayuntdamientos y comunidades autónomas sin ninguna excepción, y además se llegó a plantear que el Ejecutivo tenía que realizar un inventario de todos los símbolos franquistas para su retirada efectiva y vinculante. En este sentido, el primer borrador del texto de la Ley de Memoria Histórica decía textualmente que “las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exhaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la Dictadura”. Luego el borrador quedó borrado en algunas de sus partes, cambiado en otras, y dicen las malas lenguas que por presiones incluso desde dentro del PSOE, y entre otros del presidente del Congreso de los Diputados, José Bono. Algo insólito todavía en el 2008, en el siglo XXI.En Alemania ahora mismo sería impensable tener un solo monumento, placa, calle, símbolo de Hitler, lo mismo que en Italia de Mussolini o en Portugal de Oliveira Salazar, dictadores coetáneos de Franco que sembraron el horror y la muerte también en estas naciones. El fascismo internacional causó mucho dolor, y en España lo mínimo que se puede hacer es identificar a los fusilados por los franquistas y devolver sus restos a sus familiares. Como decía hace poco una señora en una emisora de radio, ella era de derechas y votante del PP, pero quiere recuperar los restos de su abuelo para darle cristiana sepultura. Es lo mínimo, aunque hay algunos fascistas que no quieren ni esa reparación.