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Syriza, de la utopía a la realidad

Syriza, la coalición de izquierda de Grecia, de repente ha pasado de la utopía, de la ilusión, a la realidad, y con una gran alegría en la noche del domingo. Cada cuatro años me llenaba de ilusiones, a veces me engañaba a mí mismo, con la llegada de unas nuevas elecciones. Siempre me decía, nos decíamos los amigos de izquierda, “esta vez ya verás el avance que vamos a tener, esta vez se podrá hacer una política económica para el pueblo”, y pasaban los comicios y volvíamos a lo mismo de siempre. Y vuelta a esperar de nuevo a los siguientes cuatro años, y a veces cambiaba de partido de izquierda o centro-izquierda, y mí última votación con el PSOE fue en las autonómicas de 2007, cita electoral en el que hice pleno socialista al votarle a Juan Fernando López Aguilar, José Miguel Pérez y Jerónimo Saavedra. Me convencieron unos amigos que ahora tampoco quieren saber nada del PSOE, y el objetivo en aquella ocasión era derrotar a Pepa Luzardo en el Ayuntamiento, a José Manuel Soria en el Cabildo Insular, y a la cuasi eterna coalición de derechas en el Gobierno de Canarias. Se cumplieron dos deseos, el del Cabildo y el del Ayuntamiento, y Juan Fernando aunque ganó las elecciones fue desplazado por otra coalición entre Rivero y Soria y por el Sanedrín político empresarial, y tras el doblete exitoso incluso los amigos izquierdosos lo celebramos con una comida y tal y cual. Unos días antes de la cita electoral habíamos pagado una página en “La Provincia” y en “Canarias7” a prorrateo, y me costó creo recordar 30 euros que en definitiva fue una buena inversión para colaborar a derrotar a nivel de Gran Canaria y de Las Palmas de Gran Canaria al Partido Popular. Que no se preocupen Jerónimo, Juan Fernando y José Miguel, que no les voy a pedir que me devuélvanlos 30 euros. Siendo político, nunca he sido profesional de la política, y tanto el PCE cómo el PSOE me han costado algún dinero.

Cuento todo esto, y no me extiendo con el pasado para no ser pesado, por evocar un poco todas las ilusiones que uno ha vivido, y si me refiero a la de 2007 es porque al menos en esa cita electoral me llevé una satisfacción, porque en otras fueron muchas decepciones, y no cuento nada cuando le he votado al PCC, y también a IUC. Pero más tarde el PSOE, entre Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, a nivel nacional, y los Spínola, Julio Cruz, Julio Pérez, Rodríguez Fraga, que organizaron un golpe de estado en Tenerife contra Santiago Pérez, Viciana, Corrales, y otros dirigentes, fue la gota que colmó el vaso de mis muchas dudas sobre el PSOE en España y en Canarias. Pero llegamos ahora a la gran victoria de Syriza en Grecia, y el domingo por la noche me sorprendí a mi mismo corriendo entre la tele para ver a la Unión Deportiva, la tablet conectando incluso con periódicos griegos utilizando el traductor para ver cómo iban las votaciones, y luego viendo la Sexta, escuchando la radio, utilizando la tablet, tirando para el despacho para utilizar el ordenador fijo, el portátil, y mi mujer muerta de risa diciéndome como podía hacer tantas cosas a la vez. Iba a ir a la Plaza de España, en donde Enrique Hernández Reina, Isabel Saavedra, Sergio Millares, y otros amigos se me habían citado para celebrar la victoria de Alexis Tsipras, pero me quedé tecnológicamente incrustado en el sillón viviendo primero el empate de la UD, y después minuto a minuto la posibilidad de que Syriza alcanzara la mayoría absoluta, pero la cosa se quedó en 149 diputados, a dos de la gran victoria definitiva. Por cierto que en una de las cafeterías de la Plaza de España, a los amigos que fueron a celebrar la victoria de la izquierda en Grecia los echaron por exclamar ¡Siryza, Siryza!, y un camarero les conminó a dejar las mesas diciéndoles que estaban molestado a otros clientes. Claro, estaban en plena zona nacional.

Pero a lo que iba y para no enrollarme más, que la victoria de Syriza en Grecia puede ser un aldabonazo para la izquierda en toda Europa, que de la utopía de 2004 se ha pasado a la realidad de 2015, pero quisiera recordar que Syriza es una coalición de izquierda formada por once partidos, y que lleva ya desde 2004, primera cita electoral en la que sacó sólo seis diputados, es decir, con bastante experiencia político-electoral desde aquellas calendas. De ahí que Izquierda Unida, Podemos, Equo, Compromis, y largo etcétera incluido en tierras canarias Sí se puede en Tenerife, deben aprender de la izquierda griega y arrejuntarse, porque vuelvo a repetir, y estoy cansado de hacerlo, que si se presentan todos los chiringuitos por separados van a tener que esperar algunos años como ha hecho Syriza desde 2004 para ganar unas elecciones. Advierto.

Syriza, la coalición de izquierda de Grecia, de repente ha pasado de la utopía, de la ilusión, a la realidad, y con una gran alegría en la noche del domingo. Cada cuatro años me llenaba de ilusiones, a veces me engañaba a mí mismo, con la llegada de unas nuevas elecciones. Siempre me decía, nos decíamos los amigos de izquierda, “esta vez ya verás el avance que vamos a tener, esta vez se podrá hacer una política económica para el pueblo”, y pasaban los comicios y volvíamos a lo mismo de siempre. Y vuelta a esperar de nuevo a los siguientes cuatro años, y a veces cambiaba de partido de izquierda o centro-izquierda, y mí última votación con el PSOE fue en las autonómicas de 2007, cita electoral en el que hice pleno socialista al votarle a Juan Fernando López Aguilar, José Miguel Pérez y Jerónimo Saavedra. Me convencieron unos amigos que ahora tampoco quieren saber nada del PSOE, y el objetivo en aquella ocasión era derrotar a Pepa Luzardo en el Ayuntamiento, a José Manuel Soria en el Cabildo Insular, y a la cuasi eterna coalición de derechas en el Gobierno de Canarias. Se cumplieron dos deseos, el del Cabildo y el del Ayuntamiento, y Juan Fernando aunque ganó las elecciones fue desplazado por otra coalición entre Rivero y Soria y por el Sanedrín político empresarial, y tras el doblete exitoso incluso los amigos izquierdosos lo celebramos con una comida y tal y cual. Unos días antes de la cita electoral habíamos pagado una página en “La Provincia” y en “Canarias7” a prorrateo, y me costó creo recordar 30 euros que en definitiva fue una buena inversión para colaborar a derrotar a nivel de Gran Canaria y de Las Palmas de Gran Canaria al Partido Popular. Que no se preocupen Jerónimo, Juan Fernando y José Miguel, que no les voy a pedir que me devuélvanlos 30 euros. Siendo político, nunca he sido profesional de la política, y tanto el PCE cómo el PSOE me han costado algún dinero.

Cuento todo esto, y no me extiendo con el pasado para no ser pesado, por evocar un poco todas las ilusiones que uno ha vivido, y si me refiero a la de 2007 es porque al menos en esa cita electoral me llevé una satisfacción, porque en otras fueron muchas decepciones, y no cuento nada cuando le he votado al PCC, y también a IUC. Pero más tarde el PSOE, entre Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, a nivel nacional, y los Spínola, Julio Cruz, Julio Pérez, Rodríguez Fraga, que organizaron un golpe de estado en Tenerife contra Santiago Pérez, Viciana, Corrales, y otros dirigentes, fue la gota que colmó el vaso de mis muchas dudas sobre el PSOE en España y en Canarias. Pero llegamos ahora a la gran victoria de Syriza en Grecia, y el domingo por la noche me sorprendí a mi mismo corriendo entre la tele para ver a la Unión Deportiva, la tablet conectando incluso con periódicos griegos utilizando el traductor para ver cómo iban las votaciones, y luego viendo la Sexta, escuchando la radio, utilizando la tablet, tirando para el despacho para utilizar el ordenador fijo, el portátil, y mi mujer muerta de risa diciéndome como podía hacer tantas cosas a la vez. Iba a ir a la Plaza de España, en donde Enrique Hernández Reina, Isabel Saavedra, Sergio Millares, y otros amigos se me habían citado para celebrar la victoria de Alexis Tsipras, pero me quedé tecnológicamente incrustado en el sillón viviendo primero el empate de la UD, y después minuto a minuto la posibilidad de que Syriza alcanzara la mayoría absoluta, pero la cosa se quedó en 149 diputados, a dos de la gran victoria definitiva. Por cierto que en una de las cafeterías de la Plaza de España, a los amigos que fueron a celebrar la victoria de la izquierda en Grecia los echaron por exclamar ¡Siryza, Siryza!, y un camarero les conminó a dejar las mesas diciéndoles que estaban molestado a otros clientes. Claro, estaban en plena zona nacional.