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Amenazas sin testigos

El culebrón de la nueva UD Las Palmas empieza a situarse en territorios realmente calamitosos, con un consejo de administración que se reúne con clandestinidad y alevosía en el Centro Insular de Deportes, ahí, para que se note que su principal vocación es “abrirse a la sociedad”, como dijeron el primer día. Con un acuerdo del que se supone máximo órgano de la sociedad pidiendo formalmente una reunión con un empleado, el inspector Towers, que dicen ha agotado ocho o nueve carretes de fotos picantes que comprometen a los que le atacan. Con un Gonzalo Angulo divulgando a La Provincia una reunión con Tadeo que éste creía privada. Con un Tadeo cabreado tratando de evitar que se vincule su bucólica reconversión con otras acciones... Y de fondo, siempre de fondo, la figura de Gonzalo Angulo acusando a todos de estar detrás de la campaña de acoso, derribo, corte de rabo y orejas que tiene al consejero insular y al inspector Towers en el ojo del huracán (no va con segundas lo del huracán). Siempre sin testigos, incluso cuando lo que se pone sobre la mesa no son discusiones acaloradas sino amenazas puras y duras. Seis o siete amenazas sin testigos se convierten, cuando los amenazados lo cuentan con los ojos como chopas, en seis o siete campañas. Fastuoso. Y de repente descubrimos que Bush y Ben Laden son capaces de reunirse y pactar.

El culebrón de la nueva UD Las Palmas empieza a situarse en territorios realmente calamitosos, con un consejo de administración que se reúne con clandestinidad y alevosía en el Centro Insular de Deportes, ahí, para que se note que su principal vocación es “abrirse a la sociedad”, como dijeron el primer día. Con un acuerdo del que se supone máximo órgano de la sociedad pidiendo formalmente una reunión con un empleado, el inspector Towers, que dicen ha agotado ocho o nueve carretes de fotos picantes que comprometen a los que le atacan. Con un Gonzalo Angulo divulgando a La Provincia una reunión con Tadeo que éste creía privada. Con un Tadeo cabreado tratando de evitar que se vincule su bucólica reconversión con otras acciones... Y de fondo, siempre de fondo, la figura de Gonzalo Angulo acusando a todos de estar detrás de la campaña de acoso, derribo, corte de rabo y orejas que tiene al consejero insular y al inspector Towers en el ojo del huracán (no va con segundas lo del huracán). Siempre sin testigos, incluso cuando lo que se pone sobre la mesa no son discusiones acaloradas sino amenazas puras y duras. Seis o siete amenazas sin testigos se convierten, cuando los amenazados lo cuentan con los ojos como chopas, en seis o siete campañas. Fastuoso. Y de repente descubrimos que Bush y Ben Laden son capaces de reunirse y pactar.