Artenara y Valleseco, al borde del precipicio

No hemos exagerado un ápice cada vez que les hemos contado cómo se pone Soria de perretoso cuando no lo colocan a cortar la cinta o a presidir aquellos actos a los que acude, sea o no sea el Cabildo el paganini. Ocurrió hace semanas en Meloneras con la inauguración de la avenida de Colón, y a punto estuvo el hombre de ofuscarse el miércoles en el auditorio Alfredo Kraus cuando le sentaron en una butaca de la primera fila durante el acto de presentación del plan de reactivación del Norte de Gran Canaria. Para evitar temblores de tierra, y aunque el Cabildo no pone un duro, hubo que rodar todas las sillas de la mesa presidencial para sentarlo junto a su enemigo íntimo, José Carlos Mauricio. Los alcaldes de Artenara y Valleseco quedaron tan colgados a los extremos que parecía que fueran a caerse de la mesa.

No hemos exagerado un ápice cada vez que les hemos contado cómo se pone Soria de perretoso cuando no lo colocan a cortar la cinta o a presidir aquellos actos a los que acude, sea o no sea el Cabildo el paganini. Ocurrió hace semanas en Meloneras con la inauguración de la avenida de Colón, y a punto estuvo el hombre de ofuscarse el miércoles en el auditorio Alfredo Kraus cuando le sentaron en una butaca de la primera fila durante el acto de presentación del plan de reactivación del Norte de Gran Canaria. Para evitar temblores de tierra, y aunque el Cabildo no pone un duro, hubo que rodar todas las sillas de la mesa presidencial para sentarlo junto a su enemigo íntimo, José Carlos Mauricio. Los alcaldes de Artenara y Valleseco quedaron tan colgados a los extremos que parecía que fueran a caerse de la mesa.