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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

Le atiende Norberto

La llamada al 806 cuesta entre 1,05 y 1,36 euros el minuto, según indica un operador cibernético al conectar con este servicio, que se identifica tras el nombre de Flash Media Europa, una compañía de “entretenimiento telefónico” con sede en Zaragoza. Tras pasar la llamada a un operador, éste se identifica con un nombre aparentemente ficticio, Norberto, de acento suramericano. Tras explicarle que pretendíamos el teléfono móvil con funda, empieza el trasiego de espere un momentito que lo comprobamos en el sistema; un momento, por favor, que lo estamos verificando; perdón, ¿qué número de cliente me dijo? Y así diez minutos de reloj que terminan cuando le pedimos al tal Norberto que nos aclare lo del servicio de información telefónica. Ahí es cuando se pone bravo el operador e invierte la carga de la acusación al que está llamando: identifíquese usted, que yo me identifiqué al principio. Y nada de contestar a nuestras preguntas. En Telefónica la respuesta fue más breve y lacónica: vaya usted a la Policía.

La llamada al 806 cuesta entre 1,05 y 1,36 euros el minuto, según indica un operador cibernético al conectar con este servicio, que se identifica tras el nombre de Flash Media Europa, una compañía de “entretenimiento telefónico” con sede en Zaragoza. Tras pasar la llamada a un operador, éste se identifica con un nombre aparentemente ficticio, Norberto, de acento suramericano. Tras explicarle que pretendíamos el teléfono móvil con funda, empieza el trasiego de espere un momentito que lo comprobamos en el sistema; un momento, por favor, que lo estamos verificando; perdón, ¿qué número de cliente me dijo? Y así diez minutos de reloj que terminan cuando le pedimos al tal Norberto que nos aclare lo del servicio de información telefónica. Ahí es cuando se pone bravo el operador e invierte la carga de la acusación al que está llamando: identifíquese usted, que yo me identifiqué al principio. Y nada de contestar a nuestras preguntas. En Telefónica la respuesta fue más breve y lacónica: vaya usted a la Policía.