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Bonos con caducidad

Una doña muy cabreada nos escribe para que demos un tirón de orejas a Guaguas Municipales a cuenta de su actitud para con ella y un bono de diez viajes que compró. Lo hace más que nada para ver si el alcalde y Rosa Rodríguez, la concejala de Transportes, se dejan de tanto pisto con la Q de calidad y las amenazas de denuncia a la Autoridad Única del Transporte y arreglan lo primario. La señora en cuestión compró el bono en su día, y cuando su hija lo fue a usar se encontró con que no servía porque habían entrado en vigor las nuevas tarifas. La madre acudió al lugar donde compró el título de descuento y allí le informaron de que, además de sentirlo, no la podían ayudar. Pidió entonces que le indicaran cuál era la diferencia de precio para abonarla, devolver el bono viejo y obtener uno con la nueva tarifa, y le contestaron que no había nada que hacer, que el bono de marras ya no valía, que si lo quería guardar como reliquia, allá ella, y que pase el siguiente. No vamos a incluir la retahíla de epítetos que contiene el emilio de la dama en cuestión, pero les garantizamos que las guaguas amarillas se quedarían verdes si los oyeran.

Una doña muy cabreada nos escribe para que demos un tirón de orejas a Guaguas Municipales a cuenta de su actitud para con ella y un bono de diez viajes que compró. Lo hace más que nada para ver si el alcalde y Rosa Rodríguez, la concejala de Transportes, se dejan de tanto pisto con la Q de calidad y las amenazas de denuncia a la Autoridad Única del Transporte y arreglan lo primario. La señora en cuestión compró el bono en su día, y cuando su hija lo fue a usar se encontró con que no servía porque habían entrado en vigor las nuevas tarifas. La madre acudió al lugar donde compró el título de descuento y allí le informaron de que, además de sentirlo, no la podían ayudar. Pidió entonces que le indicaran cuál era la diferencia de precio para abonarla, devolver el bono viejo y obtener uno con la nueva tarifa, y le contestaron que no había nada que hacer, que el bono de marras ya no valía, que si lo quería guardar como reliquia, allá ella, y que pase el siguiente. No vamos a incluir la retahíla de epítetos que contiene el emilio de la dama en cuestión, pero les garantizamos que las guaguas amarillas se quedarían verdes si los oyeran.