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El Gobierno de Canarias ya ha sacado a concurso el casino. Y decimos “el casino” y no “el primero de los cinco casinos” porque de todo el mundo es sabido que el decreto por el que se creaban estas cinco potenciales licencias tenía como objetivo principal ése. Un casino, y los demás, a razón de las fluctuaciones de la oferta y la demanda de los dantes y de los tomantes. El casino que el dúo de oriente se comprometió alguna vez a colocar en Meloneras vivió este viernes el primero de los episodios más descarados, el de la publicación del concurso de fotomatón en el Boletín Oficial de Canarias, cuya lectura mañanera empieza a convertirse en una actividad de alto riesgo para los temerosos de Dios y de la decencia. El concurso, como se imaginarán, es el vivo retrato del Gran Hotel Costa Meloneras, cuyo propietario -vaya por delante- no tiene culpa alguna de que el mentado dúo le quiera tanto. Hay amores que matan, como es sabido.

El Gobierno de Canarias ya ha sacado a concurso el casino. Y decimos “el casino” y no “el primero de los cinco casinos” porque de todo el mundo es sabido que el decreto por el que se creaban estas cinco potenciales licencias tenía como objetivo principal ése. Un casino, y los demás, a razón de las fluctuaciones de la oferta y la demanda de los dantes y de los tomantes. El casino que el dúo de oriente se comprometió alguna vez a colocar en Meloneras vivió este viernes el primero de los episodios más descarados, el de la publicación del concurso de fotomatón en el Boletín Oficial de Canarias, cuya lectura mañanera empieza a convertirse en una actividad de alto riesgo para los temerosos de Dios y de la decencia. El concurso, como se imaginarán, es el vivo retrato del Gran Hotel Costa Meloneras, cuyo propietario -vaya por delante- no tiene culpa alguna de que el mentado dúo le quiera tanto. Hay amores que matan, como es sabido.