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Canódromo y Favorita, la misma cosa

Nada de lo que escriban Francisco Suárez Álamo, Mederos o Mujica sale a la luz sin el níhil óbstat de Juan Francisco García. Eso es conveniente saberlo para entender todo lo demás. Y lo demás es que, por motivos puramente económicos, García y Soria mantienen desde hace unos pocos meses un enfrentamiento que ha traspasado todas las fronteras de los desencuentros protagonizados por ambos hasta el momento. García ha dado órdenes de aplicar a Soria la normativa A (al enemigo, ni agua, ni fotos ni entrevistas), y leña al mono hasta que aprenda francés. Soria ha contraatacado mentando el paso del editor por La Caja y ordenando a Rita Martín, consejera de Turismo, a retirar de Canarias7 cualquier inversión publicitaria. Lo contaba este domingo crudamente Suárez Álamo, que describía al vicepresidente como hemos hecho nosotros -más o menos- desde hace una década: “alguien en pecado, agobiado por su conciencia y por la certeza de que al final todo se sabrá sabiendo (...) responde con una ofensiva en toda regla contra la práctica misma del periodismo”. Y le endosa, atención, que Soria está acojonado por la operación del canódromo, “un clon perfecto de La Favorita o de lo que los suyos hicieron en Telde con la finca de San Rafael”. Ay, madre, que esto se anima.

Nada de lo que escriban Francisco Suárez Álamo, Mederos o Mujica sale a la luz sin el níhil óbstat de Juan Francisco García. Eso es conveniente saberlo para entender todo lo demás. Y lo demás es que, por motivos puramente económicos, García y Soria mantienen desde hace unos pocos meses un enfrentamiento que ha traspasado todas las fronteras de los desencuentros protagonizados por ambos hasta el momento. García ha dado órdenes de aplicar a Soria la normativa A (al enemigo, ni agua, ni fotos ni entrevistas), y leña al mono hasta que aprenda francés. Soria ha contraatacado mentando el paso del editor por La Caja y ordenando a Rita Martín, consejera de Turismo, a retirar de Canarias7 cualquier inversión publicitaria. Lo contaba este domingo crudamente Suárez Álamo, que describía al vicepresidente como hemos hecho nosotros -más o menos- desde hace una década: “alguien en pecado, agobiado por su conciencia y por la certeza de que al final todo se sabrá sabiendo (...) responde con una ofensiva en toda regla contra la práctica misma del periodismo”. Y le endosa, atención, que Soria está acojonado por la operación del canódromo, “un clon perfecto de La Favorita o de lo que los suyos hicieron en Telde con la finca de San Rafael”. Ay, madre, que esto se anima.