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Cosas irresponsables del señor Mayor

De alguien que ha sido ministro del Interior en un país como España cabe esperar siempre temple, prudencia y sabiduría. No es sencillo el cargo, lidiar con pesadas cargas del pasado, aprender y enseñar democracia a tanto gatillo fácil, jugarte tu vida y la de los tuyos por años, combatir a esa banda asesina de ETA... No, no puede ser fácil y por eso todos los ministros que del Interior han sido merecen un reconocimiento y un respeto perpetuo. Salvo que alguno de ellos se precipite por la decepcionante cuesta abajo de la demagogia y el fanatismo, como es el caso de Jaime Mayor Oreja. El ex ministro de Interior con Aznar lleva una larga temporada aferrado a un discurso que si solamente fuera antipatriótico solo tendría como defecto parecerse a lo mismo que hace su partido cada vez que algunos de sus dirigentes rebuzna para regocijar a las masas (dales caña, Mariano, dales caña), como si la carrera hacia La Moncloa fuera cuestión de decir la burrada más gorda. El caso de Mayor Oreja no se limita a una total y absoluta falta de patriotismo, es que con su discurso no hace otra cosa que echar gasolina al fuego del terrorismo y alimentar los mismos fanatismos que han dado lugar a la reciente tragedia noruega.

De alguien que ha sido ministro del Interior en un país como España cabe esperar siempre temple, prudencia y sabiduría. No es sencillo el cargo, lidiar con pesadas cargas del pasado, aprender y enseñar democracia a tanto gatillo fácil, jugarte tu vida y la de los tuyos por años, combatir a esa banda asesina de ETA... No, no puede ser fácil y por eso todos los ministros que del Interior han sido merecen un reconocimiento y un respeto perpetuo. Salvo que alguno de ellos se precipite por la decepcionante cuesta abajo de la demagogia y el fanatismo, como es el caso de Jaime Mayor Oreja. El ex ministro de Interior con Aznar lleva una larga temporada aferrado a un discurso que si solamente fuera antipatriótico solo tendría como defecto parecerse a lo mismo que hace su partido cada vez que algunos de sus dirigentes rebuzna para regocijar a las masas (dales caña, Mariano, dales caña), como si la carrera hacia La Moncloa fuera cuestión de decir la burrada más gorda. El caso de Mayor Oreja no se limita a una total y absoluta falta de patriotismo, es que con su discurso no hace otra cosa que echar gasolina al fuego del terrorismo y alimentar los mismos fanatismos que han dado lugar a la reciente tragedia noruega.