Cristina Tavío, víctima propiciatoria

En vísperas del congreso triunfal del PP de Sevilla, en el que previsiblemente será reelegido presidente del partido Mariano Rajoy (lo de “previsiblemente” es por guardar las formas democráticas no vaya a presentarse un espontáneo), ninguna fuente del Partido Popular de Canarias da medio euro por Cristina Tavío. Entiéndasenos, por la continuidad de Cristina Tavío en el máximo órgano directivo del PP español, el Comité Ejecutivo Nacional. Su cotización política está en franca devaluación en beneficio de Antonio Alarcó, al que todo el mundo pone una vela para que se acuerde de sus deudos cuando ocupe un puesto de privilegio a la derecha del padre. De confirmarse estas predicciones, la presidenta del PP tinerfeño abandonará por la puerta de atrás el paraíso al que accedió por indicación directa de José María Aznar, a quien siempre agradeció públicamente su inclusión en los órganos nacionales. Han sido unos cuantos años que se saldan ahora con una humillación injusta que no se corresponde con los magníficos resultados electorales cosechados, pero sí con la poca capacidad política para mantener las plazas del Cabildo y los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, perdidos todos por los pactos entre CC y el PSOE. Tras el congreso nacional comenzarán los regionales e insulares, y ahí volverá a haber movimientos traumáticos.

En vísperas del congreso triunfal del PP de Sevilla, en el que previsiblemente será reelegido presidente del partido Mariano Rajoy (lo de “previsiblemente” es por guardar las formas democráticas no vaya a presentarse un espontáneo), ninguna fuente del Partido Popular de Canarias da medio euro por Cristina Tavío. Entiéndasenos, por la continuidad de Cristina Tavío en el máximo órgano directivo del PP español, el Comité Ejecutivo Nacional. Su cotización política está en franca devaluación en beneficio de Antonio Alarcó, al que todo el mundo pone una vela para que se acuerde de sus deudos cuando ocupe un puesto de privilegio a la derecha del padre. De confirmarse estas predicciones, la presidenta del PP tinerfeño abandonará por la puerta de atrás el paraíso al que accedió por indicación directa de José María Aznar, a quien siempre agradeció públicamente su inclusión en los órganos nacionales. Han sido unos cuantos años que se saldan ahora con una humillación injusta que no se corresponde con los magníficos resultados electorales cosechados, pero sí con la poca capacidad política para mantener las plazas del Cabildo y los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, perdidos todos por los pactos entre CC y el PSOE. Tras el congreso nacional comenzarán los regionales e insulares, y ahí volverá a haber movimientos traumáticos.