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Opinión - 'Sobre la mismidad de Sánchez', por Esther Palomera

Defender a un imputado no es ser cómplice

Cuando alguien quiere ver una mano negra en el origen de sus males, siempre la termina encontrando. Astrid Pérez se desparramó este miércoles disparando hacia varios socialistas conejeros con el fin de intentar enturbiar el proceso administrativo en el que ella solita se ha metido. Y además hace once años, como ella misma confiesa, cuando aún no estaba en política. Difícilmente puede tendérsele una trampa desde otro partido político a alguien que ni siquiera era adversaria en aquellos momentos. Así, Pérez ha disparado atolondradamente contra Manuela de Armas por haber firmado algún documento referido a su urbanización, obviando el dato nada despreciable que quien le visaba esos papeles a la alcaldesa era nada menos que el secretario municipal, Felipe Fernández Camero, en estos momentos encausado precisamete en las diligencias penales de La Bufona. Además, la presidenta conejera del PP ha acusado a Manuel Fajardo, portavoz socialista en el Parlamento, de haber defendido como abogado a alguno de los promotores que presuntamente estafaron a la señora Pérez y a sus vecinos. Un golpe bajo que descalifica a cualquier abogado que lo propine, porque siendo cierto que Fajardo defendió en alguna causa a esos promotores, es igualmente cierto que Astrid Pérez asistió a varios de los detenidos de la Operación Unión, lo que no la convierte en absoluto en cómplice de los delitos de corrupción que se imputaban a sus clientes.

Cuando alguien quiere ver una mano negra en el origen de sus males, siempre la termina encontrando. Astrid Pérez se desparramó este miércoles disparando hacia varios socialistas conejeros con el fin de intentar enturbiar el proceso administrativo en el que ella solita se ha metido. Y además hace once años, como ella misma confiesa, cuando aún no estaba en política. Difícilmente puede tendérsele una trampa desde otro partido político a alguien que ni siquiera era adversaria en aquellos momentos. Así, Pérez ha disparado atolondradamente contra Manuela de Armas por haber firmado algún documento referido a su urbanización, obviando el dato nada despreciable que quien le visaba esos papeles a la alcaldesa era nada menos que el secretario municipal, Felipe Fernández Camero, en estos momentos encausado precisamete en las diligencias penales de La Bufona. Además, la presidenta conejera del PP ha acusado a Manuel Fajardo, portavoz socialista en el Parlamento, de haber defendido como abogado a alguno de los promotores que presuntamente estafaron a la señora Pérez y a sus vecinos. Un golpe bajo que descalifica a cualquier abogado que lo propine, porque siendo cierto que Fajardo defendió en alguna causa a esos promotores, es igualmente cierto que Astrid Pérez asistió a varios de los detenidos de la Operación Unión, lo que no la convierte en absoluto en cómplice de los delitos de corrupción que se imputaban a sus clientes.