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Tras Esquivel, Arnáiz

Y si Parramón ya llega a los hermanos Esquivel, poco falta para que entre en escena José Manuel Arnáiz, que durante su presidencia portuaria hizo todo lo posible (y lo imposible también) por favorecer el chiringuito montado por los influyentes empresarios para dar una descomunal mordida al negocio de los vientos en Arinaga. Paco Cabrera, el otro denunciante de la trama, se desternilla por las esquinas: dicen de él que se ha echado atrás, que ha retirado sus denuncias (¿qué denuncias?), cuando lo único que ha hecho es dejar colocada la bomba de relojería y, a continuación, darse media vuelta y quedar a la espera de que lo llamen como testigo. Y ahí no habrá tratos con Arnáiz que valgan. Y si entra en escena Arnáiz, ¿qué pasará con los que le daban las órdenes de modo claro y taxativo? Porque al igual que Tejero entró en el Congreso al grito de ?todo el mundo al suelo? y ?se sienten, coño?, Arnáiz dijo ser un ingeniero sin carné que obedecía a la autoridad. Civil, por supuesto. Un elefante blanco.

Y si Parramón ya llega a los hermanos Esquivel, poco falta para que entre en escena José Manuel Arnáiz, que durante su presidencia portuaria hizo todo lo posible (y lo imposible también) por favorecer el chiringuito montado por los influyentes empresarios para dar una descomunal mordida al negocio de los vientos en Arinaga. Paco Cabrera, el otro denunciante de la trama, se desternilla por las esquinas: dicen de él que se ha echado atrás, que ha retirado sus denuncias (¿qué denuncias?), cuando lo único que ha hecho es dejar colocada la bomba de relojería y, a continuación, darse media vuelta y quedar a la espera de que lo llamen como testigo. Y ahí no habrá tratos con Arnáiz que valgan. Y si entra en escena Arnáiz, ¿qué pasará con los que le daban las órdenes de modo claro y taxativo? Porque al igual que Tejero entró en el Congreso al grito de ?todo el mundo al suelo? y ?se sienten, coño?, Arnáiz dijo ser un ingeniero sin carné que obedecía a la autoridad. Civil, por supuesto. Un elefante blanco.