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Inés Rojas vuelve al culebrón

No pasará a la historia la actual consejera de Asuntos Sociales de Canarias, Inés Rojas, como la de mejor imagen pública y credibilidad política, ni ante los ciudadanos ni ante los medios informativos. Le ha tocado lidiar con unos cuantos asuntos en los que no ha podido o sabido dar la talla. Uno de ellos es, cómo no, la vergonzosa aplicación de la Ley de Dependencia, que ha condenado a la marginalidad y a la discriminación a miles de canarios por el simple hecho de haber tenido un Gobierno así. Conocedora de sus limitaciones o consciente de la falta de respuestas convincentes, la señora Rojas se esconde ante los medios informativos, lo que acrecienta mucho más su mala imagen. El último bochorno colectivo lo hemos pasado todos los canarios con el programa de Mercedes Milá en Cuatro, especialmente cuando todos comprobamos que la consejera del ramo se esconde y que, paradójicamente, actúa cuando se entera de que la prensa ha descubierto una residencia de ancianos clandestina. Las imágenes de cuatro funcionarios acudiendo a inspeccionar la residencia La Trinidad en el mismo momento en que entraba, cámara al hombro, el equipo de Cuatro, es uno de los momentos más patéticos, a la par que elocuentes, de la legislatura. Porque esa ha sido la postura de Inés Rojas: negar la evidencia, negar la negligencia, negar las soluciones y esconderse.

No pasará a la historia la actual consejera de Asuntos Sociales de Canarias, Inés Rojas, como la de mejor imagen pública y credibilidad política, ni ante los ciudadanos ni ante los medios informativos. Le ha tocado lidiar con unos cuantos asuntos en los que no ha podido o sabido dar la talla. Uno de ellos es, cómo no, la vergonzosa aplicación de la Ley de Dependencia, que ha condenado a la marginalidad y a la discriminación a miles de canarios por el simple hecho de haber tenido un Gobierno así. Conocedora de sus limitaciones o consciente de la falta de respuestas convincentes, la señora Rojas se esconde ante los medios informativos, lo que acrecienta mucho más su mala imagen. El último bochorno colectivo lo hemos pasado todos los canarios con el programa de Mercedes Milá en Cuatro, especialmente cuando todos comprobamos que la consejera del ramo se esconde y que, paradójicamente, actúa cuando se entera de que la prensa ha descubierto una residencia de ancianos clandestina. Las imágenes de cuatro funcionarios acudiendo a inspeccionar la residencia La Trinidad en el mismo momento en que entraba, cámara al hombro, el equipo de Cuatro, es uno de los momentos más patéticos, a la par que elocuentes, de la legislatura. Porque esa ha sido la postura de Inés Rojas: negar la evidencia, negar la negligencia, negar las soluciones y esconderse.