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Jorge Rodríguez, ¿a Política Territorial?

Vamos a ver si nos ponemos un poco serios. No está el Partido Popular para muchos trotes alrededor del urbanismo y su necesaria e inevitable vinculación al mundo de la política y las instituciones. No está Canarias en momentos tan placenteros como para experimentar con nombres viejos en gobiernos nuevos. Y mucho menos para pensar en poner de consejero de Política Territorial a un político que, voluntariamente, tuvo que abandonar el cargo de concejal de Urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria tras reconocer que metió la pata, sin que se sepa si utilizó otro miembro con capacidad para asir. Si a este escenario unimos que hay unos cuantos papelones urbanísticos sin resolver en municipios clave como San Bartolomé, La Oliva... y planes insulares eternos y decisivos como el de Gran Canaria, con un Cabildo también en manos del PP, quizá sea necesario pensarse dos veces qué persona puede asumir la responsabilidad sobre el territorio de modo que sea eficiente y no despierte ningún tipo de suspicacia ni de tentación en el administrado. Es un ruego. De momento.

Vamos a ver si nos ponemos un poco serios. No está el Partido Popular para muchos trotes alrededor del urbanismo y su necesaria e inevitable vinculación al mundo de la política y las instituciones. No está Canarias en momentos tan placenteros como para experimentar con nombres viejos en gobiernos nuevos. Y mucho menos para pensar en poner de consejero de Política Territorial a un político que, voluntariamente, tuvo que abandonar el cargo de concejal de Urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria tras reconocer que metió la pata, sin que se sepa si utilizó otro miembro con capacidad para asir. Si a este escenario unimos que hay unos cuantos papelones urbanísticos sin resolver en municipios clave como San Bartolomé, La Oliva... y planes insulares eternos y decisivos como el de Gran Canaria, con un Cabildo también en manos del PP, quizá sea necesario pensarse dos veces qué persona puede asumir la responsabilidad sobre el territorio de modo que sea eficiente y no despierte ningún tipo de suspicacia ni de tentación en el administrado. Es un ruego. De momento.