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OPINIÓN | 'A paladas', por Antón Losada

El juguetito

Nos contó Chavanel que él jamás ha intentado que le den un programa de televisión en Las Arenas y que nunca se le pasaría por la cabeza hacerle eso a un compañero de profesión, por muy patatín o patatán (evitamos herir sensibilidades) que sea el compañero en cuestión. Además se quejó de que insistiéramos en que no había sido él el peticionario, sino Juan Francisco García. Eso no lo llegó a desmentir, pero alegó que García no es su representante para andar pidiendo esas cosas. García, Juan Francisco, es hombre de mucha iniciativa, y es posible que lo haya hecho de buena fe, sin contar con el interesado, o mejor, sin contar con ninguno de los dos interesados. Siempre ha sido así García, un hombre de empuje, de impulso irrefrenable, que ha sabido rodearse de colaboradores eficaces al servicio de la causa que en cada momento ocupe sus afanes. En sus almuerzos con José Manuel Soria en la Obra Social de La Caja, en el Monte, cuando García era director general de la entidad, fueron siempre muy celebrados sus ofrecimientos al alcalde. Cuando éste se mostraba quejoso de alguna situación incómoda o de algún personaje con inclinación a tocarle las narices, Juan Francisco García respondía con la misma expresión: “No te preocupes, que le echamos al perro”. Uno de esos animalitos de Dios, incluido en el catálogo de razas potencialmente peligrosas, fue el que comentó en varios ambientes que “vamos a por ese periódico y a por su director”. En concreto, el tal perro sentenció: “Vamos a quitarle el juguetito a Carlos Sosa”. El perro es periodista, así que imagínense ustedes cómo está el patio de la prensa por estos andurriales.

Nos contó Chavanel que él jamás ha intentado que le den un programa de televisión en Las Arenas y que nunca se le pasaría por la cabeza hacerle eso a un compañero de profesión, por muy patatín o patatán (evitamos herir sensibilidades) que sea el compañero en cuestión. Además se quejó de que insistiéramos en que no había sido él el peticionario, sino Juan Francisco García. Eso no lo llegó a desmentir, pero alegó que García no es su representante para andar pidiendo esas cosas. García, Juan Francisco, es hombre de mucha iniciativa, y es posible que lo haya hecho de buena fe, sin contar con el interesado, o mejor, sin contar con ninguno de los dos interesados. Siempre ha sido así García, un hombre de empuje, de impulso irrefrenable, que ha sabido rodearse de colaboradores eficaces al servicio de la causa que en cada momento ocupe sus afanes. En sus almuerzos con José Manuel Soria en la Obra Social de La Caja, en el Monte, cuando García era director general de la entidad, fueron siempre muy celebrados sus ofrecimientos al alcalde. Cuando éste se mostraba quejoso de alguna situación incómoda o de algún personaje con inclinación a tocarle las narices, Juan Francisco García respondía con la misma expresión: “No te preocupes, que le echamos al perro”. Uno de esos animalitos de Dios, incluido en el catálogo de razas potencialmente peligrosas, fue el que comentó en varios ambientes que “vamos a por ese periódico y a por su director”. En concreto, el tal perro sentenció: “Vamos a quitarle el juguetito a Carlos Sosa”. El perro es periodista, así que imagínense ustedes cómo está el patio de la prensa por estos andurriales.